El mundo se ha ido transformando tan aceleradamente, que cada día la tecnología e internet se van adueñando más de la vida de todos los individuos que habitamos en este mundo. Como todo en la vida, la tecnología tiene sus pros y contras. Sus ventajas son múltiples, desde permitirnos obtener la información de forma inmediata o mantenernos en contacto con nuestros seres queridos que se encuentran a kilómetros de distancia, hasta garantizarnos la realización de estudios y trabajos desde casa. Sin duda, muchos son los beneficios que nos proporciona el uso de estos medios tecnológicos, y eso es algo que no se puede negar.
No obstante, el uso incorrecto e inadecuado de estas tecnologías puede ocasionar una serie de consecuencias negativas en muchas personas y relaciones sociales y, en este sentido, son los niños los más vulnerables y susceptibles de salir perjudicados por su uso excesivo, pues aún no cuentan con las herramientas adecuadas de control.
Ese uso descontrolado puede provocar el aislamiento social y con ello el llamado “síndrome del caracol” o “niños hikikomori”. Pero, ¿qué quiere decir exactamente este término? Descubramos juntos qué son los niños hikikomori, como detectar el síndrome y cómo frenar su evolución.
Qué son los niños hikikomori
Actualmente, hay millones de niños hikikomori alrededor del mundo, pequeños que buscan en los dispositivos electrónicos un escape a la realidad del exterior. Pero, ¿a qué nos referimos con hikikomori? Cuando hacemos mención a esta palabra, tenemos que saber que se trata de un término de origen japonés, que significa literalmente “aislamiento social agudo”, por lo que también recibe el término de “caracol” por la tendencia a encerrarse en una especie de caparazón.
Esta clase de personas se comenzaron a estudiar primordialmente en Japón, un país que cuenta con factores que predisponen a los pequeños al agobio de vivir en sitios con gran población, lo que provoca que estos individuos abandonen la vida social por fobia al exterior.
La famosa psicóloga infantil María Luisa Ferrerós, autora de la obra “Dame la mano”, se enfoca en este tema y en el peligro que supone el síndrome del niño caracol. A su vez, también expone que su aparición se da generalmente en niños que oscilan entre los 8 y 10 años de edad, siendo más habitual sobre todo en preadolescentes y adolescentes.
Causas del aislamiento social
Los niños caracol o hikikimori existen en distintas partes del mundo, por lo que muchos niños y jóvenes sufren de este síndrome y las causas son variadas, aunque algunas situaciones habituales que propician este síndrome son:
- La timidez y las inseguridades.
- Trastorno de estrés postraumático.
- Conflictos en el seno familiar.
- Agorafobia: ese miedo y ansiedad a las multitudes, causando pánico y vergüenza.
- Problemas relacionados con la fobia social y la ansiedad.
- Haber sido víctima de bullying en el entorno escolar.
- Sentir rechazo social de manera continuada.
Cómo detectar el síndrome del caracol
Hoy, más que nunca, hay que estar pendientes de nuestros hijos. Recordemos la reciente situación de pandemia que vivimos a nivel global y que nos llevó al confinamiento, causando el uso masivo de la tecnología y de las redes sociales, dejando en un segundo plano ese contacto físico que es tan necesario en las relaciones.
Entendemos que estas medidas fueron necesarias por el bien de la sociedad y reconocemos que la virtualidad de algún modo nos ayudó a seguir en contacto con las demás personas. No obstante, mucha gente, especialmente niños y jóvenes, se acostumbró al refugio en sus habitaciones y a la compañía de sus ordenadores, teléfonos móviles, videoconsolas, tablets, etc., es decir, a todo aquello que servía para evadirse del exterior.
Por eso es importante reconocer a estos niños caracol, con el fin de frenar su tendencia al aislamiento social agudo, y lo podemos hacer a través de las siguientes señales:
- Tienen cambios de humor y comportamiento repentinos. Niños, a priori felices, que suelen comenzar a tener un comportamiento malhumorado.
- Dejan de lado sus actividades cotidianas por mantenerse conectados a este tipo de aparatos tecnológicos.
- Se molestan o enfadan si les apagan o pausan las pantallas.
- Pierden el apetito o comienzan a tener un descontrol alimenticio.
- Empiezan a tener dificultades para dormir, ya que frecuentemente, durante la noche, suelen utilizar sus dispositivos tecnológicos.
Cómo evitar que los niños desarrollen un aislamiento social
Evitar el aislamiento social desde la infancia es fundamental, pues este tipo de síndrome trae una serie de consecuencias que hay que tratar de impedir lo antes posible. Para ello, a continuación, mencionamos algunas ideas establecidas como recursos preventivos:
- Evitar el uso constante de dispositivos electrónicos y educar en las consecuencias.
- Hacer de la hora de la comida el momento perfecto para convivir y compartir en familia.
- Llevar a los niños al parque para que jueguen con otros pequeños y conecten con la naturaleza.
- Enseñarles a usar la tecnología responsablemente y esencialmente para tareas y aprendizaje.
- Controlar el tiempo que los niños disponen de la televisión o de las videoconsolas, y no dar móviles a niños menos de 12 años preferiblemente.
Hacer lo posible porque los niños no se encierren en sí mismos y se aíslen como un caracol, está en manos de los adultos.