Nos encontramos en un momento en el que la tecnología se ha democratizado hasta el punto de formar parte de nuestras vidas a diario, y haciendo que dispositivos como los móviles sean casi indispensables para casi cualquier tarea que podamos imaginar. Algunas de dichas utilidades se están abriendo paso con fuerza dentro de las aulas, lo que permite estar en sintonía con los más jóvenes y ofrecer herramientas nuevas para el aprendizaje.
Twitter, TikTok, Instagram, Canva, Pinterest, Facebook, YouTube, Spotify…Son muchas las posibilidades que la tecnología pone al servicio de la educación de diferentes formas: herramientas para profesores y diseño de clases, música, noticias, museos, aprendizajes a través del baile, cuentas y páginas educativas…etc. La tecnología, en definitiva, se ha hecho un hueco en los centros educativos y ya resulta imposible trabajar dentro del aula sin disponer de ella.
Lo bueno de todo esto es que, bien utilizada, la tecnología verdaderamente aporta cambios que se pueden reflejar en la manera de trabajar dentro del aula, modificando la pedagogía y proponiendo nuevas maneras de entender el ecosistema pedagógico. Pero, ¿cuáles son esos cambios? Veamos a continuación algunos ejemplos.
Formas en las que la tecnología cambia el modelo educativo
- Cambio en el modelo de enseñanza-aprendizaje
Hemos pasado de un cambio de modelo de “uno para todos”, donde el docente actuaba como proveedor de contenidos para un conjunto de alumnos que tenían como función principal asimilarlos y trasladarlos tal cual a una hoja de papel, método que servía luego de evaluación para decidir si el alumno había aprovechado correctamente el tiempo dentro del aula. El nuevo paradigma educativo propiciado por la tecnología, sin embargo, nos ha permitido evolucionar hacia un modelo mucho más rico, conocido como “uno para uno”, en el cual el docente actual ha perdido parte de la trascendencia casi mística de la que disfrutaba dentro del aula, convirtiendo su papel en el de mediador entre: el conocimiento que los alumnos deben aprender para aplicar de manera práctica, y una evaluación conforme a competencias.
- Accesibilidad total a los contenidos necesarios
Internet ha propiciado que desde cualquier lugar del planeta, incluso desde muchas aulas o localidades modestas, se tenga acceso a contenidos de alto valor que incrementen de manera muy positiva la posibilidad de enriquecer el aprendizaje de los alumnos. Los docentes tienen una oportunidad de oro para recibir de primera mano información sobre programas de formación y estrategias pedagógicas que pueden revolucionar el trabajo dentro del aula, y eso es algo que sin duda ha proporcionado la tecnología. Eso sí, de los docentes es también la obligación de permanecer atentos, de compartir conocimientos y de asegurarse de que todo aquello que se haga y pueda ser de utilidad para otros docentes, quede debidamente registrado para poder ser aprovechado por otros.
- Individualización y personalización de la enseñanza
Gracias a la tecnología podemos también atender de manera individualizada a los alumnos. La enseñanza del grupo, entendiendo como grupo a un único ente al que se enseña de la misma manera sin atender las características individuales de cada uno de los integrantes del mismo, muere en el preciso momento en el que disponemos de herramientas modulables que son capaces de responder ante estas diferencias, ofreciendo una experiencia de uso e interacción que es única para cada alumno, a pesar de que a grandes rasgos se mantenga una misma base de contenido para todos ellos. El simple hecho de poder ampliar el tamaño de texto en las pantallas, de poder disponer de una locución cada vez más perfecta de los textos que aparecen en pantalla, de poder interactuar de manera diferente con las aplicaciones, de acceder a traducciones instantáneas de cualquier tipo de contenido que encontremos en la red…, nos permite adaptar los contenidos a las capacidades propias de cada alumno y a sus intereses, y es de esperar que en los próximos años asistamos a nuevas evoluciones de la tecnología que nos permitan mejorar más y mejor estas adaptaciones, hasta puntos que seguramente hoy ni tan siquiera podamos imaginar.
- Aprendizaje dentro y fuera del aula
Gracias a la proliferación de los dispositivos móviles y a la democratización del acceso a la información global, podemos decir sin miedo a equivocarnos que el aprendizaje se inicia en el aula y continúa fuera de ella de manera natural y favoreciendo que los tiempos de aprendizaje se adapten a las necesidades de cada alumno. Así, la tecnología ha producido una disrupción en el mundo educativo, y este cambio se ha vivido de manera natural por unos alumnos que ya disfrutan de estas mismas tecnologías en el resto de ámbitos de su vida para divertirse, comunicarse o, sencillamente, buscar ayuda para multitud de tareas cotidianas o nuevos aprendizajes e intereses.
En definitiva, el paso del tiempo ha servido para comprender que no debemos tener miedo a la tecnología y que está ya en el mundo para quedarse y para seguir mejorando y avanzando, por lo que seguir resistiéndose a que participe también en el aula es bastante inútil. En lugar de eso, podemos sumergirnos de lleno en ella y seguir descubriendo entre todos cómo puede ayudarnos y cómo seguirá siendo la educación del siglo XXI, participando y propiciando ese cambio tanto dentro como fuera de las aulas.