Aunque se tiende a pensar que el estrés solo afecta a los adultos, eso no es así, y a medida que los niños van creciendo también se ven afectados por las presiones que tienen, como el estudio o las actividades que realizan, puesto que todo ello les reduce el tiempo de juego y de entretenimiento que utilizan normalmente para poder relajarse.
Una forma de averiguar si nuestros hijos se están estresando está en su propio comportamiento. Por ejemplo, si vemos que los niños empiezan a sentirse incómodos con las actividades que tienen, quejándose y tratando de evadir dichas actividades para no asistir, es probable que nos encontremos ante una situación de fatiga y ansiedad. Si notamos como padres y madres que nuestros hijos tienen esos síntomas, debemos hablar con ellos y explicarles cuáles son los beneficios de las tareas que realizan y si de verdad desean continuar realizándolas o no, en la medida de lo posible. Deberemos en estos casos plantearnos también si es preciso sobrecargar o no a los niños, y que tal vez hacer muchas cosas no sea más importante que estar tranquilo y feliz. Este será el momento en el que los padres deberán conversar con sus hijos sobre la conveniencia de las actividades extraescolares y dejar en claro los pros y contras de las mismas.
Otros factores que pueden generar estrés infantil
Otro aspecto que puede afectar a los niños es el de los problemas familiares. Aunque a veces creamos que estamos siendo discretos y que los niños no se enteran de este tipo de cosas, lo cierto es que sí lo hacen, pues están siempre atentos a nuestro comportamiento, conversaciones y actitudes. Los niños son conscientes de que los padres discuten, de los problemas que puede haber con el trabajo, de posibles enfermedades… Por este motivo no debe nunca discutirse delante de los niños, ni hablar de problemas que ellos no puedan enfrentar de manera consciente, salvo que les expliquemos en qué consisten de forma que lo puedan entender.
Para que nuestros pequeños no tengan estrés, debemos saber también qué tipo de programas ven en televisión, porque a veces determinadas imágenes o contenidos también pueden contribuir al estrés infantil, así como los conflictos que se crean en las series o las películas. Todas esas imágenes y escenas pueden hacer que los niños se preocupen más de lo debido, o que crean que les puede pasar lo mismo que aquello que vieron en alguna película. En este sentido, es muy importante cumplir siempre con la calificación por edades recomendada.
El problema más común de estrés infantil, sin embargo, es la separación de los padres, aunque sean divorcios cordiales o amistosos. Y es que, si para un adulto separarse es difícil, para un niño lo es muchísimo más, pues no puede ser nunca sencillo pasar de ver tranquilos y felices a unos padres, a que todo eso cambie y ya no pueda compartirse la vida junto a los dos a un mismo tiempo. Cualquier cosa que afecte a lo que unos niños consideren su núcleo familiar, destruirá su mundo.
Es cierto que muchos problemas son inevitables, pero no es menos cierto que en cualquier cosa que hagamos en la vida, cuando se tienen hijos, debe tenerse en cuenta en qué medida les afectará, sobre todo cuando dichas situaciones o acontecimientos puedan generar angustias, miedos o estrés.
Tengámoslo en cuenta.