La importancia de desarrollar la sensibilidad para amar la vida

La sensibilidad es ese sentimiento que nos permite percibir el mundo con muchos más detalles y matices, atendiendo a nuestras propias emociones y a los problemas de los demás. Ser sensibles es, por tanto, una capacidad que nos permite ser más humanos y proclives a las necesidades de otros, así como a las nuestras propias, algo absolutamente clave para poder apreciar todo lo bonito e importante que nos da la vida, o para ser muy conscientes de aquello que queremos cambiar o que no es justo ni para nosotros ni para los demás.

Por eso es fundamental educar a los niños en la sensibilidad, porque es uno de los factores más importantes a la hora de desarrollar otras habilidades sociales, así como para tener emociones más saludables y equilibradas en su día a día. ¡Ser sensibles ayuda a rodearse de personas positivas y a vivir experiencias que nos marquen para siempre en un mundo mucho más justo!

 

enseñar niños sensibilidad

 

La sensibilidad afecta siempre más a los niños

Que un niño crezca en un entorno familiar sensible, puede hacer que sea más capaz que otros niños de ponerse en el lugar de otros, o de entender incluso cuando sus seres queridos o compañeros se encuentran mal o están pasando algún bache, mostrándose empáticos y compasivos y comunicándose con ellos para animar y motivar en lo posible. Piensa si alguna vez has estado preocupado por algún motivo, y se ha acercado tu hijo o algún sobrino a mirarte y a ponerte su mano sobre la cara. Si te ha pasado alguna vez algo así, es que los niños que te rodean han crecido en un entorno sensible y por ello saben ponerse en el lugar de otras personas y de preocuparse por ellas.

Y es que ser sensibles nos facilita también a los seres humanos la comunicación efectiva, permitiéndonos ser más respetuosos y educados, algo fundamental también en el entorno escolar, donde sigue estando muy presente cada día el bullying o determinadas situaciones de acoso que se podrían evitar educando a todos los niños en esa sensibilidad tan necesaria.

Pero ser sensibles no solo nos ayuda con los demás, sino también con nosotros mismos, tomando conciencia de quiénes somos y qué queremos, y conociendo mejor nuestras propias emociones. Y es que, estar pendientes de las emociones de los demás, también es útil para ir reconociendo las emociones personales, aprendiendo a gestionarlas de manera mucho más efectiva. Pero, ¿Cómo podemos enseñar a los niños a ser sensibles? Pues en primer lugar siéndolo nosotros mismos, porque nada hay mejor que el ejemplo en casa, pero también podemos hacerlo educando en habilidades como la empatía, la resolución de conflictos, la generosidad o la sociabilización. ¡Habilidades imprescindibles para el resto de sus vidas!

 

Educar en sensibilidad es clave para amar la vida

Ser personas sensibles es ese paso más allá que podemos dar para adaptarnos mejor al mundo que nos rodea y valorar mucho más aquello que tenemos, aprendiendo a amar la vida y a conectar nuestras emociones con el planeta y con los demás seres humanos de una forma mucho más profunda. Y es que, ser sensibles es ser capaces de apreciar los detalles más pequeñitos e insignificantes, pudiendo apreciar belleza en aquellos lugares donde otros apenas ven nada, y siendo agradecidos con nuestra existencia y compasivos y generosos con la de los demás.

Ser personas sensibles nos permite también ser mucho más conscientes de nuestras emociones positivas, con esa magia de apreciar lo bonito de la vida a cada paso, pero también ser más conscientes de cuáles son las emociones negativas que podemos llegar a sentir y de cómo enfrentarse a ellas. Y, aunque hacer esto último pueda ser un camino muy difícil (pues una persona sensible conoce mejor que nadie los pros y los contras) dichas emociones negativas también nos permitirán comprender mejor la vida y valorar después todas las cosas positivas. ¡Podemos conseguir ser más razonables, más comprensivos y más tolerantes en la sociedad!

 

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Cómo podemos hacer que los niños sean más sensibles

Y para poder favorecer que nuestros peques crezcan con esa sensibilidad tan necesaria para la vida, podemos centrar su educación en una serie de puntos prioritarios, como los que te señalamos a continuación:

 

  • Aprender a ser seres sociales y emocionales. Los niños necesitan aprender habilidades como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos para ser más sensibles. Estas habilidades se pueden enseñar a través de actividades y juegos que fomenten la cooperación y la comprensión.

 

  • Predicar con comportamientos sensibles. El comportamiento de los niños e puede modelar para que aprendan a ser personas más sensibles y, además, los niños pueden aprender mucho observando a los adultos de su alrededor. Así, si los adultos en su vida son sensibles y compasivos, será más probable que los niños adopten ese tipo de comportamientos también.

 

  • Aprender a agradecer cosas y momentos en la vida. Ser agradecidos puede servirnos también para ser seres humanos más sensibles y para poder aprender a ver las cosas de la vida con mayor positividad. ¡Por eso la gratitud siempre debe practicarse en casa!

 

  • Aprender a comprender la diversidad que nos rodea. Enseñar la importancia de la diversidad es algo fundamental para poder llegar a ser personas sensibles, y para ello es importante ser conscientes de las diferencias y de lo enriquecedoras que son, así como del valor que tienen todas las culturas del mundo.

 

  • Aprender a escuchar y a expresarse. Los niños necesitan sentirse cómodos expresando sus propias emociones, pues esto les servirá para ser personas más sensibles con los demás, para lo cual será necesario que los padres siempre sepan escuchar.

 

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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