La experiencia nos permite aprender y enmendar errores, y nos da continuas oportunidades para volvernos a levantar tras la caída, pues poco tiene que ver caerse con fracasar, sino más bien con una nueva oportunidad de acción y de cambio. Y durante ese camino muchas serán las emociones que experimentemos, pues el ser humano es un ser emocional por naturaleza, ya sean negativas o positivas. Las positivas son esas que deseamos y por las que luchamos cada día, como la alegría, la esperanza o la generosidad, pero es en las negativas donde en realidad deberíamos poner toda nuestra atención, pues son las que en realidad hacen que siga moviéndose el mundo.
¿Por qué? Porque las emociones negativas son esas que nos hacen caer y reflexionar para después seguir adelante, y aquellas que nos mantienen en equilibrio con la vida y con nuestro bienestar emocional. Sin embargo, nuestro interés natural por las emociones positivas y por potenciarlas para una vida feliz, hace que muchas veces perdamos la perspectiva y lleguemos a bloquear o a sentirnos culpables por las emociones negativas, permitiendo que nos controlen o impidiendo que salgan para disimular e intentar encajar en un mundo que se pinta a veces “demasiado feliz y artificial”. ¡La vida no es Instagram, no lo olvides!
Las emociones negativas son necesarias para nuestro bienestar
Aunque a veces el marketing nos haga creer que es posible estar “happy” todo el tiempo, o que estar feliz y tener una vida perfecta depende solo de nosotros, la realidad es que no, y es importante que hagamos entender esto a los niños para que también logren luchar contra su frustración de una manera sana. Y es que, aunque tratemos de estar siempre felices, la vida siempre estará marcada por acontecimientos que tal vez no lo sean tanto, y es necesario también amoldarse a este tipo de situaciones para avanzar y superarlas después mejor.
Al final, la experiencia nos hace aprender que la vida es una montaña rusa, con sus altos y sus bajos, y que dichos sobresaltos podremos llevarlos mejor o peor en función del control que tengamos de nuestras propias emociones, entre las cuales también se encuentran las negativas. Porque… ¿cómo podríamos saber que estamos felices, si nunca hemos experimentamos la sensación de la tristeza?
Por eso, la manifestación y el reconocimiento de las emociones negativas nos sirve para comunicarnos e integrarnos mejor en el mundo, así como para entender al prójimo y ponernos en su lugar trabajando la empatía y fomentando un mundo generoso y en paz. En definitiva, son tan importantes para nuestra vida, que es bueno aprender a aprovecharlas, a manejarlas, a predecirlas y a encaminarlas en función de las circunstancias, lo que nos servirá también para valorar aún más las emociones positivas cuando tengan que llegar.
La poderosa filosofía china del ying y el yang
Es cierto que cada vez las personas somos más conscientes de lo importante que es una buena salud mental, o respetar los tiempos de los demás y saber estar en sociedad en lo bueno y en lo malo, pero no es menos cierto que la filosofía, desde hace milenios, ya nos viene avisando de esa dualidad de los seres humanos y de la importancia de esas fuerzas opuestas para el buen funcionamiento del universo. ¡Por eso los altibajos son parte esencial de nuestra existencia!
Y es que al final las emociones negativas son parte de la evolución humana, y por ello no podemos dejarlas de lado aunque sea lo que nos enseñasen en el pasado, donde parecía que sentirse mal o pasar por un mal momento tenía que ver con la debilidad o con algo vergonzante. No podemos quedarnos en una burbuja cuando nos sentimos felices, o de lo contrario podríamos llegar a perder la conexión con la realidad. Además, la auto exigencia que conlleva el ansia de la felicidad puede crear a la larga mucha insatisfacción personal y mucho desánimo, con consecuencias aún más negativas.
Valorar lo que tenemos en cada momento nos hará marcarnos objetivos más reales y educar a los niños en consecuencia, siendo conscientes de que las emociones negativas nos ayudan a superarnos, a esforzarnos, a crecer, a sentirnos más fuertes y más unidos los unos con los otros. Tener esto en mente nos facilitará también el camino a la hora de encaminar el proceso educativo de los más pequeños, permitiéndoles ser conscientes de sí mismos y aprender a expresarse en todo momento conforme lo necesiten.
20 octubre, 2017
Buenos días.
Soy psicologo clínico de profesión, trabajo en un Ministerio del área social con niñas y niños que se encuentran en condición de acogimiento institucional y considero muy intersantes sus artículos para replicar a los técnicos de las unidades y mejorar la calidad de atención mietras los niñas y niños se encuentren en las instituciones.
28 noviembre, 2017
Yo tengo una niña de casi dos años llora de todo especialmente si no la dejas hacer algo o comer, siento q no me escucha cuando le digo q no, y tampoco cuando la llamo solo cuando levanto la voz. Como manejar esto y sobre todo q aprenda a esperar.
10 mayo, 2020
Que efecto tiene en los niños observar constantemente a sus padres descalificarse, cuál sería la emoción a trabajar para mitigar el impacto de esta situación? mil gracias.