Tener un profesor sensible te puede cambiar la vida

Los profesores, aunque a veces no lo parezca, tienen mucha más influencia en el comportamiento de los alumnos que la que pueda tener su círculo social más íntimo y cercano. Por eso mismo la elección de los docentes no se deja en absoluto al azar, y son personas que deben enfrentarse a duras pruebas y duros estudios para llegar a enseñar un día no muy lejano a otros. Pero, ¿qué ocurre cuando transmitimos a otros mensajes de los que ni nosotros mismos somos conscientes?

Muchos profesores se esfuerzan por seguir mejorando y aprendiendo cada día, y buscan nuevas formas de aplicar la docencia a los nuevos tiempos y nuevas formas también de atraer la atención y el interés del alumnado hacia el aprendizaje. En este sentido juega un papel muy importante el desarrollo de la inteligencia emocional, pues puede ser muy eficaz para conocernos bien a nosotros mismos y para provocar en los alumnos ese cambio al que se aspira que lleguen, como profesionales y como personas.

 

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Por ejemplo, si somos personas que tendemos a enfadarnos mucho por cualquier cosa o no admitimos nuestros fallos, el mensaje será que equivocarse es un error o una vergüenza que hay que evitar a toda costa. Y tener esto en cuenta es muy importante, porque lo cierto es que muchas veces tiende a idealizarse al profesorado olvidando que los profesores son seres humanos imperfectos igual que el resto. Esto quiere decir que es lógico que los maestros también se equivoquen y, aunque es algo natural deberíamos reflexionar sobre ello, porque lo cierto es que nuestras acciones tienen efectos que pueden influir notablemente en el comportamiento y en los pensamientos y acciones del resto.

Entonces, ¿qué podemos hacer? La buena noticia es que todos podemos trabajar para poder cambiar esos errores que cometemos sin ser conscientes, y en ello juega un papel muy importante el autoconocimiento, la aceptación y la delicadeza. Por eso es necesario que todo profesor aprenda a trabajar la sensibilidad y se inserte en una espiral de mejora continua, así como es necesario que los demás dejen de poner el foco continuamente sobre un colectivo profesional que sabe cómo hacer su trabajo y que lucha por mejorarlo día tras día.

 

Qué puede hacer un profesor para mejorar su sensibilidad

La sensibilidad y la empatía mueven el mundo, y por eso trabajar este aspecto de nosotros mismos puede ser la clave para llegar a los alumnos con más facilidad, entendiéndoles y poniéndonos en su piel.

Algunas de las cosas que un profesor puede intentar trabajar en este sentido son:

 

  • Buscar ayuda psicológica frecuentemente

No es necesario que se tenga un problema específico para acudir a un psicólogo, pues en realidad es algo muy sano que puede ayudarnos a ordenar las ideas, las prioridades, etc. Verificar los comportamientos que se tienen frente a los alumnos puede funcionar como un espejo de nuestra propia realidad, pues a veces dichas realidades permanecen ocultas y no somos conscientes de por qué actuamos como lo hacemos. La conversación con un profesional de la psicología ayudará a fijarse en detalles que se pasaban por alto y no solo mejorará la sensibilidad, sino que también hará que el trato hacia los alumnos, o hacia alguno en particular, sea mucho más consciente y profesional.

 

  • Trabajar la empatía como docente

Las aulas con mayores problemas de disciplina pueden mejorar, en ocasiones, haciendo que la propia capacidad de empatía del maestro sea mayor. La empatía es la capacidad que tiene una persona para ponerse en el papel del otro, y por eso esto muchas veces es necesario para poder entender también el comportamiento del alumnado. Y para que los profesores puedan ponerse en el papel de sus alumnos deben esforzarse en conocer más la realidad de cada uno de sus estudiantes, principalmente los más “indisciplinados” o con mayores problemas de aprendizaje.

 

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  • Practicar la introspección y la reflexión

Nada mejor para conocer a los otros que conocerse uno muy bien a sí mismo. Entender nuestros miedos, nuestras preferencias, gustos y disgustos como docentes ayudará a entender el porqué es fácil llevarse bien con un tipo de alumnos y más difícil hacerlo con otros. Reflexiona si cuando te diriges a los alumnos para corregirlos lo haces en función de ellos mismos o de su comportamiento o participación en el aula. Recuerda que las correcciones siempre deben hacerse sobre los comportamientos.

 

  • Acepta la equivocación como parte de cualquier ser humano

Todas las personas tienen derecho a equivocarse, pero no todas ejercen su deber de disculparse con las personas más afectadas por sus errores, lo que muchas veces ocurre por orgullo o emociones similares. Los errores traen consecuencias que hay que asumir, y una simple declaración del error puede ayudar a mejorar la vida de los otros. Cuando un profesor da el ejemplo de manifestar sus errores públicamente, sin duda otorga a los alumnos una lección de humildad que no olvidarán jamás.

 

A veces los profesores que más marcan no son ni siquiera aquellos que mejor enseñan, sino aquellos que mejor se entendieron con sus alumnos y que más huella dejaron en ellos. Sin duda un buen mensaje para todos aquellos maestros y maestras que buscan cambiar la vida de sus alumnos.

 

Autor: Almudena Orellana

Cofundadora del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, escritora creativa y redactora jefe. Leer más

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