Los seres humanos, por nuestra misma condición, somos portadores de diversas emociones de forma constante que condicionan nuestra vida. Es por ello por lo que Robert Plutchik, reputado psicólogo y profesor fallecido ya en el año 2006, nos invitó a conocerlas desde su origen hasta su evolución a través de la llamada “Rueda de las Emociones”, la cual creó en el año 1980.
Pero, ¿cómo podemos saber cuáles son nuestras emociones más básicas para poder así comprenderlas mejor, tratarlas, y llegar hasta un autoconocimiento efectivo?
Conociendo nuestras propias emociones con la Rueda de Plutchik
Robert Plutchik estableció en su trabajo que existen 8 emociones básicas que debemos conocer, que son: sorpresa, alegría, tristeza, confianza, miedo, enojo, anticipación y asco. Estas emociones suelen relacionarse entre sí, de tal manera que algunas logran convertirse en otras muy fácilmente sin que apenas lo percibamos.
Conocer las emociones es algo muy importante para conocernos a nosotros mismos mejor y para poder afrontar mejor cada cosa que nos pase, ya sea buena o mala, y es algo que también debemos enseñar a los niños. Aprender a saber cómo nos sentimos en cada momento y poder gestionarlo adecuadamente, es algo que nos ahorrará muchos problemas a la larga y nos aportará un mayor equilibrio emocional, fundamental para una buena vida. Por ello es necesario saber en qué consiste realmente cada una de las emociones que solemos sentir, y para ello vamos a analizarlas según el planteamiento de Plutchik:
- Alegría. La alegría es una emoción positiva que suele expresar sensación de bienestar y deleite, es decir, lo que nos suele dar una mayor plenitud. Y es una emoción fundamental que a la vez puede ser capaz de combinarse con otras emociones básicas, tales como la confianza o la anticipación, lo cual dará lugar a otras como el amor o el optimismo. Su emoción contraria u opuesta suele ser la tristeza.
- Confianza. La confianza es una emoción que significa tener la creencia firme de que no existe peligro alguno o daño que pueda afectarnos en determinado momento de nuestra vida. Se puede pensar que esta emoción se encuentra asociada con la seguridad e incluso con la tranquilidad. Para Robert Plutchik, esta emoción puede llegar a transformarse en aceptación o en admiración según se minimice o se maximice. Pero Plutchik también señala que puede unirse con el miedo, dando origen a la sumisión o haciendo que las personas lleguen a perder el deseo o su voluntad. En pocas palabras, la confianza es una emoción básica para la vida que puede promover, si no tenemos el debido cuidado, un desequilibrio complejo o conducir a un estado peligroso de dependencia emocional.
- Miedo. El miedo es una emoción similar a la aprensión que, en un grado superior, puede pasar al terror, especialmente cuando existe una reacción ante una amenaza latente. Del mismo modo, puede desencadenar en tristeza o en desesperación o estados profundos de depresión, por lo que no es una emoción de las más amigables, aunque también sea inherente al ser humano. Además, el miedo puede mezclarse con otras emociones tales como la aversión o la anticipación, dando como resultado otros estados anímicos como la vergüenza o la ansiedad. ¡Debemos tener cuidado!
- Sorpresa. La emoción de sorpresa es una emoción considerada por Robert Plutchik como neutra y transversal, especialmente por el hecho de que suele ser una reacción impredecible que puede ocurrir en nuestro entorno muy fácilmente, haciéndonos sentir alegres, o tal vez tristes o incómodos. También puede llegar a coexistir con la alegría y con la ira, así como con el deleite cuando recibimos una noticia positiva, o con la indignación ante una situación adversa.
- Tristeza. La tristeza suele ser a menudo una respuesta ante una pérdida, lo que conlleva al aislamiento de ciertas actividades sociales, algo que debemos procurar evitar especialmente en los niños, que necesitan socializar y relacionarse para desarrollarse y avanzar. Esta emoción también suele combinarse con la aversión originando remordimientos, o combinarse con la sorpresa para dar paso a la desaprobación o a la ira, y es una de las que más tienden a acompañar al ser humano en determinados y muy diferentes momentos de la vida.
- Aversión. La aversión, anteriormente mencionada, puede expresarse como aburrimiento o aborrecimiento, y a menudo adquiere forma de rechazo mediante el distanciamiento físico. Es considerada una emoción opuesta a la confianza, que además suele relacionarse con la ira y el enfado, o materializarse como una actitud hostil que se conoce como desprecio o el odio cuando llega a sus grados máximos.
- Ira. La ira es una emoción que puede empezar en algunas personas como un simple enfado, sin embargo, termina convirtiéndose en un sentimiento más extremo en algunos casos, derivando por ejemplo en otros como el miedo. Un dato interesante acerca de esta emoción es que suele ser el principal desencadenante de la violencia en algunas personas, y por ello es tan importante aprender a reconocerla para trabajar en el autocontrol cuando se sienta.
- Anticipación. La anticipación tiene que ver específicamente con las expectativas que se tienen acerca del futuro, por lo tanto, tiene que ver a su vez con la atracción que se puede sentir hacia un objeto o estímulo. Así, cuando la anticipación se une a la tristeza, por ejemplo, dará lugar a lo que se conoce como pesimismo, alejándonos peligrosamente de ese equilibrio emocional deseado que todos debemos tener.
La rueda de Plutchik y nuestras emociones más básicas
Casi todas las emociones que sentimos y experimentamos los seres humanos, ya sean más básicas o más complejas, terminan relacionándose con otras en una especie de rueda que nunca deja de girar, yendo desde los colores más claros y positivos a los más fríos y negativos, fruto de esa combinación que nuestras propias experiencias y pensamientos van haciendo.
Por eso es tan valiosa la “Rueda de las emociones” de Robert Plutchik, porque es una herramienta didáctica pensada para permitirnos conocer las emociones que vamos experimentando con el paso de la vida, así como las combinaciones que pueden surgir con el tiempo, dándonos con ello también la oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos, querernos y entendernos.
Los humanos nos vamos adaptando a nuestro entorno como podemos según vamos creciendo, y dicha adaptación se materializa como en una especie de flor de ocho pétalos de diferentes colores, los cuales representan cada una de nuestras emociones en la Rueda de Plutchik. Dicha flor se encuentra estructurada en tres partes o ejes, es decir, tipología, antagonismo e intensidad, y en ellas las emociones se clasifican a su vez en básicas (naturales) y compuestas (derivadas de una combinación).
Toda esta teoría de Robert Plutchik deriva de ciertos postulados que establecieron en el pasado la idea de cómo el sistema límbico del ser humano suele ser similar al de otros mamíferos, motivo por el que se cree que muchos animales son capaces de sentir las mismas emociones que las personas. Y es que, al final, el objetivo primordial de las emociones es el de ayudarnos a sobrevivir durante nuestro proceso adaptativo, otorgándonos experiencia con la práctica y diferentes colores a nuestro existir.