Las emociones son tremendamente importantes en la vida de todo el mundo, pero en los niños más aún, pues cuando empiezan a experimentarlas no saben cómo lidiar con ellas, ni mucho menos cómo manejarlas. Pero entre todas las emociones que existen, la tristeza juega un papel fundamental en el desarrollo de los más pequeños, pudiendo acaparar más protagonismo del recomendable. Algo que se debe muchas veces a la mala costumbre de relacionar esta emoción con la idea de un “sentimiento trágico”, cuando esto no siempre es así.
En este sentido, debemos saber que las emociones, incluidas las negativas, no son en sí malas. De hecho, un sentimiento como la tristeza puede servir para que los niños aprendan más sobre el equilibrio emocional y sobre cómo manejarlo, lo que sin duda puede permitirles superar muchos problemas a lo largo de sus vidas.
Lo realmente preocupante, sin embargo, es cuando la tristeza de un niño se extiende y alarga en el tiempo. Porque, cuando un niño se nota constantemente triste, entonces sí tenemos delante una señal de que algo no anda bien y que es necesario que actuemos cuanto antes. Por eso, en este artículo, queremos ofreceros algunas pautas para ayudar a los niños a combatir la tristeza y no reprimirla.
Cuando la tristeza se da en los niños
Nadie en este mundo está exento de sentir tristeza, ni siquiera los más pequeños. Por eso es fundamental estar ahí para ellos y preparados para ayudarles a manejarla. Como mencionábamos anteriormente, las emociones están presentes en la vida de todo el mundo, aunque a veces pensemos que los niños están a salvo de estas cosas, pues aún no conocen los problemas al nivel de los adultos. Pero lo cierto, sin embargo, es que los niños muchas veces también tienen que experimentarla.
En cualquier caso, debemos ser conscientes de que esto es algo natural, y de que lo importante es poder ayudar a los niños a reconocer dicha emoción, a manifestarla y a combatirla. Pero antes de enseñarles a canalizar la tristeza, lo primordial es que como padres y madres aprendamos a identificar cuándo nuestros niños están tristes y si debemos o no preocuparnos. Al hilo de esto, algunas de las señales que pueden confirmarnos que un niño está triste o que posiblemente necesite ayuda son:
- Sensación de decaimiento constante.
- Aparición de un bajo rendimiento escolar.
- Llantos frecuentes o producidos con mucha facilidad.
- Pérdida de interés por hobbies o actividades cotidianas.
- Sensación de aburrimiento permanente o desánimo.
- Falta de energía y motivación por las cosas.
- Alteraciones del ritmo del sueño y el descanso diario.
- Falta de apetito o compulsión por la comida.
- Aislamiento o negación a relacionarse o compartir con los demás.
Ante este tipo de señales debemos poner mucha atención y analizar el comportamiento de los niños, pues estas y otras más pueden ser la confirmación de que estén pasando por un momento de tristeza que, no manejada convenientemente, puede convertirse en crónica o en depresión, una etapa que ya sería mucho más difícil de manejar y que requeriría de la ayuda profesional.
Por todo esto, dedicarle tiempo a los más pequeños es siempre algo primordial, pues necesitan ayuda para poder aprender a lidiar con todas las emociones, especialmente las negativas, consiguiendo así un equilibrio sano y duradero.
Pautas para ayudar a los niños a combatir la tristeza
- Enseñarles a no esconder las emociones. No solo hay que enseñarles a no esconder la tristeza, ya que cualquiera que sea la emoción que sientan deben expresarla. Por eso como padres somos el ejemplo de los más pequeños y, si no ocultamos nuestra tristeza, los niños harán lo mismo.
- Ayudarles a identificar la tristeza. La confusión de los niños es normal, lo que ocasiona que no sepan reaccionar ni expresar adecuadamente a este sentimiento. Los padres deben hablar la tristeza con naturalidad y, a su vez, enseñarles a desahogarse de la manera más correcta posible.
- No tener miedo de sentirse tristes. Deja claro a tus peques que la tristeza es una emoción igual que las otras. A pesar de que no nos guste sentirnos de esa manera, es algo normal que a todos nos pasa en determinadas situaciones. No hay que tenerle temor a este sentimiento, pues la idea es expresarlo y dejarlo fluir como un globo.
- Escucha con atención lo que quieren decir. Escuchar a tus hijos te ayudará a conocerlos y a saber mejor cómo se sienten. Por eso nunca ignores, ni mucho menos minimices su tristeza. Por el contrario, recuérdales que hablar sobre lo que les pasa es una buena forma de combatir la tristeza y que tú estás ahí para escucharles siempre.
- Abrázalos mucho. Un cálido y amoroso abrazo siempre reconforta, así que ofréceles los abrazos que sean necesarios a tus peques. Hacerles sentir queridos y comprendidos les ayudará a reducir la tensión, la angustia y el estrés que genera la tristeza.
- Resáltales las cosas buenas que tienen. No te olvides de resaltar las cosas buenas que tengan y motívales a realizar una pequeña lista sobre lo bueno que les brinda cada día la vida. Si los niños tienen claro que hay muchas cosas buenas en su vida, lograrán combatir de una forma un poco más optimista la tristeza cuando tengan que transitar por ella.