Cuando no se educa a los niños para que aprendan a perder llegan a ser adultos que no saben lidiar con su frustración, y como consecuencia o no participan en actividades que les importan y les resultan interesantes (como jugar a algo con amigos para evitar perder) o abandonan sus metas en la primera derrota con enfados y rabietas fuera de lugar. Este tipo de actitudes generan estrés y limitan la forma en que los niños deberían acercarse al juego, a sus amigos y familiares en un rato entretenido…etc.
Por eso enseñar a los peques a tener una actitud positiva frente a la derrota les ayudará a mejorar su autoestima, y les facilitará también el hecho de participar en las actividades que surjan tan solo por el hecho de divertirse y pasarlo bien, enfocando la mejora continua en aquellas metas que de verdad quieran alcanzar. Todo esto les conducirá a una mejor relación consigo mismos y con sus compañeros, y mejorará su nivel de socialización general así como su forma de enfrentarse a la vida y al estrés tanto en el presente como en el futuro.
En definitiva, son muchos los beneficios que los niños pueden adquirir con una educación que se base en guiarles en la lucha contra la frustración y hacia las bondades y el aprendizaje que saber perder también nos aporta como seres humanos. Pero, ¿qué pautas debemos seguir para educar a los niños en ese saber perder y en la tolerancia al “fracaso” y la impotencia?
Estrategias para educar a los niños a afrontar sus derrotas
Aunque a veces no lo parezca, lo cierto es que es muy importante la actitud que tengamos en la vida los adultos para la forma en la que ellos toleren o no la frustración y puedan perder sin necesidad de enfadarse o disgustarse. A veces los adultos también nos enfadamos si no conseguimos algo, si pierde nuestro equipo de fútbol…son muchas las casuísticas que seguro podríamos citar, y todas ellas influyen en los niños, pues siempre están pendientes de cómo se comportan sus familiares y seres queridos. Corregir nuestras propias actitudes será fundamental y primordial para conseguir el éxito personal de los niños, y a continuación podremos centrarnos también en otras cuestiones y sugerencias, como las siguientes:
- Cuando juegues con los niños no evites que pierdan, es necesario que ellos sientan el sentimiento de la derrota para identificar su grado de frustración y la gerencia del mismo. Es importante que los niños pierdan con sus padres para poder educar sus comportamientos antes de que lo experimenten con sus amigos.
- También es importante que ganen, porque si siempre pierden reconocerán la frustración como el sentimiento normal o habitual, y esto puede quitarles el interés de alcanzar metas, lo que tampoco queremos. En los juegos en familia es fácil controlar los resultados, así que dale a los peques también la oportunidad de ganar de vez en cuando, sobre todo cuando se hayan esforzado y su comportamiento haya merecido la pena.
- Educa el comportamiento de los niños una vez que hayan ganado o perdido. Es decir, no les permitas que ridiculicen a los perdedores ni que los ridiculicen a ellos cuando hayan perdido. Tu ejemplo será muy importante en este punto, y si te frustras con facilidad y no controlas adecuadamente tu propio comportamiento habrá más posibilidades de que aprendan por imitación tus gestos y tus ofuscaciones antes que tus palabras.
- Debes permitirles enfadarse cuando pierdan, pero pon límites a dichos comportamientos de enojo. No debe haber rabietas, ni gritos, ni golpes. Al finalizar el juego, haz énfasis en lo bien que todos lo habéis pasado y no te enfoques en las rabietas aunque finalmente las haya habido, o quedará un mal recuerdo del día.
- Reírse de las equivocaciones es la mejor manera de canalizar el enfado y la frustración. Cuando te equivoques resáltalo con humor y manifiesta una actitud positiva frente a lo ocurrido. ¡Seguro que tomarán ejemplo!
- Por último, enseña a tus niños a no asociar la derrota con el fracaso rotundo. Perder o no alcanzar una meta también es sinónimo de aprendizaje, y seguro que esto hará que estén mejor preparados para ganar la próxima vez.