Peligros de inculcar el éxito en la infancia

Peligros de inculcar la necesidad de éxito en los más pequeños

Está muy bien enseñar al niño a superarse y a perseguir lo que desea. El problema  llega cuando se les hace creer que solo el éxito da la felicidad, siendo el éxito un término tan relativo: ¿Qué es el éxito? Dicen que triunfar en una faceta de tu vida, puede ser la faceta personal teniendo la familia que buscabas, o profesional, económica o espiritual. Por desgracia, casi siempre el mensaje de la sociedad es que triunfar es solamente tener dinero y bienes materiales. No se mide el éxito porque tengas gente que te quiere o porque te despiertes con ilusión cada mañana.

Y este es el mensaje que reciben constantemente nuestros hijos: exitoso es el que tiene dinero y además es guap@, delgad@, tiene coches, ropa, casas, pareja igual de exitosa…Así que, si además de lo que les están bombardeando continuamente desde la publicidad y los medios, nosotros también insistimos en que compitan desde bien pequeños porque si no serán unos mediocres, apaga la luz y vámonos.

Deberíamos contrarrestar ese horrible y superficial mensaje que hace la sociedad, lógicamente con el objetivo de vender más camisetas, zapatillas de marca y, sobre todo, para tener a la población idiotizada con intentar parecerse a los modelos que admiran: chicas modelos o futbolistas, muy ricos y muy guapos todos. Y también muy de mentira… Nadie es tan feliz como parece en las redes sociales y nadie está libre de inseguridades. Ni siquiera los más famosos.

Eso sí, tendríamos que enseñarles a nuestros hijos desde la infancia lo que es la vida real, la que a veces sube y a veces baja. Esa en la que hay que aprender a mantenerse cuando las cosas no salen como queremos y en la que es mejor cooperar que competir. Porque competir es luchar, y luchar es el principio de cualquier enfrentamiento.

Enseñemos a nuestros hijos a ser ellos mismos, a quererse tal y como son porque son únicos, a que persigan sus sueños pero admirando al de al lado y aprendiendo de todos. Eso sí es felicidad, y es que la felicidad real, la de verdad, no necesita de comparaciones y está en el espejo por las mañanas, justo ahí, cuando te ves y das gracias por todo lo que tienes.

 

Peligros de inculcar éxito desde pequeños:

  • Crear falsas expectativas

El niño crece con una idea errónea de cómo ser feliz. Se esfuerza hasta el límite y, aunque consiga sus metas, se da cuenta de que no le llena. Muchas veces no siente bienestar porque ni siquiera es lo que desea, sino lo que cree que debe hacer.

  • Animar una competitividad insana

No es malo que el niño compita pero especialmente si su carácter es competitivo de por sí, hay que balancear la agresividad que se crea por ser mejor que nadie con toques de atención. Podemos fomentarle el trabajo en equipo resaltando la grandeza de que cada uno colabore haciendo lo que mejor sabe por todo el grupo, y enseñándole a valorar el trabajo ajeno. Es bueno participar y también ganar, pero no es el único objetivo. Cuando se consigue se disfruta y cuando no, también, y además se aprende ( Hacer un cartel para su habitación con esta frase puede ser buena idea). 

  • Acabar ansiosos y frustrados

Si un niño está todo el día pendiente de sobresalir y crece con esa exigencia, es imposible que se sienta a gusto con nada. Se convertirá poco a poco en una personita envidiosa y frustrada cuando no le sale algo como quiere y no descansará hasta conseguirlo viviendo en una rutina de ansiedad y nerviosismo que puede desembocar en depresión o en violencia, ya sea verbal o física.

Mejor hagamos niños felices que luego serán adultos realizados. La vida es demasiado corta para no reírse todos los días, hasta de uno mismo. Y quizás el verdadero éxito sea ese: reírse mucho e intentar hacer lo que a uno le gusta. Yo sería feliz si mis hijos vivieran su vida con pasión porque se dedican a lo que les gusta y aunque no fueran ricos en dinero y lo fueran en ilusión y cariño. ¿Y tú?

Autor: Carolina Cuello

Escribo desde siempre, por trabajo y por placer. Creo que la palabra escrita puede cambiar el interior de las personas y es en lo que pienso cuando redacto un nuevo artículo. Más información

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