Para muchos adultos la palabra disciplina tiene connotaciones muy negativas, y esto se debe a que en el pasado dicha disciplina se entendía de otra manera en muchas familias, y desgraciadamente podía llegar a implicar castigos demasiado severos, azotes, heridas emocionales graves…A pesar de que se ha avanzado mucho y la violencia ya no se contempla de ninguna forma, lo cierto es que provoca que muchos padres que sufrieron ese tipo de disciplina autoritaria y severa sigan pesando que ese tipo de medios pueden servir para un fin, en este caso, la educación de los más pequeños. Pero ojo, que también puede darse el extremo contrario, y que haya padres que han sufrido infancias duras que ahora renuncien por completo a los límites.
Pero entonces, ¿cuál es el punto medio? ¿En qué consiste exactamente la disciplina?
Qué es exactamente la disciplina positiva
Las respuestas suelen encontrarse siempre en el punto medio, y lo mismo ocurre con la disciplina y la crianza, pero veámoslo todo con algo más de detenimiento.
Practicar una disciplina positiva con los niños es enseñarles formas de crecer que les permitan sentirse seguros, respetarse a sí mismos o trabajar el autocontrol y la empatía por los demás. Todos los niños necesitan tener ciertos límites, eso es seguro, pero no necesitan estar relacionados con los castigos o con el autoritarismo en absoluto. Consiste en ser firmes, claros y consistentes como padres, en ser concretos, amables y respetuosos, en mostrar, enseñar y capacitar a los más pequeños…etc. Es decir, que la base de una buena disciplina o “disciplina positiva” es la existencia de límites claros, firmes y consistentes, pero con explicaciones, conversaciones, enseñanzas y consecuencias y no castigos y gritos.
Claves para enseñar disciplina positiva
- En primer lugar, enseña la importancia del respeto a los peques. Desde una edad temprana los niños quieren y necesitan nuestra aprobación, saber que son amados, apreciados y queridos. A los niños no les gusta estar mal con sus padres, porque necesitan sentirse siempre muy unidos, y en esto tiene un papel muy importante el respeto, pues es el que suele faltar cuando las cosas se complican en casa o los niños sobrepasan los límites. No olvides que en realidad los niños siempre quieren hacer lo correcto para obtener nuestra aprobación, lo que ocurre es que muchas veces no saben cómo. ¡Enséñales cómo hacerlo!
- Enseña a los niños a comprender. Los niños pueden aprender a hacer lo correcto, pero para esto es necesario que exista una buena comunicación y que se entienda también todo aquello que se dice. Dedica siempre tiempo en casa a charlar, elige siempre una zona tranquila cada vez que tengas que explicarle algo a un niño, y procura que siempre pueda mantenerse un buen contacto visual. Y recuerda que las conversaciones deben estar siempre ajustadas a la edad que tenga el niño, pues de nada servirá que escuchen algo que no comprenden y luego reprocharles que no lo hayan entendido. Si se mantiene cada día un nivel de conversación y de explicaciones consistente, los niños aprenderán sin mayores problemas cómo pensar y reflexionar sobre su comportamiento, sobre las consecuencias, sobre los efectos que puede tener en los demás o sobre cómo hacer cambios o tomar mejores decisiones.
- Establece reglas claras y límites sencillos. Los niños aprenden mejor cuando las reglas se establecen de manera simple y clara. A medida que crecen y se desarrollan, puedes permitir que tus peques establezcan sus propios límites y decidan cuáles son los buenos al dejar que vayan tomando poco a poco sus propias decisiones. A medida que veas que crece el sentido de la responsabilidad de los niños, podrás comprobar también que las reglas y los límites han sido claros y efectivos. Y no te asustes por la idea de establecer reglas, ya que esto es algo que los niños entienden perfectamente y que incluso ellos aplican en sus juegos en el patio del colegio o en el parque. Establecer límites simples y definirlos de manera positiva ayudará a los niños a convertirse en buenos tomadores de decisiones, así que no lo dudes, y recuerda que establecer límites no se trata de vigilar constantemente a tus hijos, sino de enseñarles a respetar los derechos y necesidades de los demás, así como las de ellos mismos, lo que sin duda les resultará muy útil también para aprender autoestima, autocontrol y empatía.
- Crea consecuencias, no castigos. Los niños aprenden rápidamente cuando experimentan las consecuencias de sus comportamientos, sobre todo cuando son negativos, pero no a base de castigos que muchas veces solo responden a la ira y no a la reflexión. Los peques pueden entender rápidamente qué es causa y qué es efecto y aprender a tener un sentido de responsabilidad cada vez mayor. Experimentar las consecuencias también ayuda a los niños a ser más empáticos y conscientes de su entorno, y es que todas nuestras acciones tienen un impacto de una manera u otra en el mundo, y los niños que crecen sabiendo esto se vuelven más considerados, amables y compasivos. En este sentido, experimentar las consecuencias de las propias decisiones negativas, puede enseñar a los niños todavía más rápidamente, aunque esto siempre requiere tiempo, atención y energía… ¡y sobre todo mucha calma!
En definitiva, los niños a quienes se les enseña cómo pensar, cómo considerar a los demás y cómo asumir la responsabilidad de sus propias acciones, son los que se convierten con más frecuencia en seres humanos motivados, intuitivos, espontáneos y creativos, es decir, aquellos que han crecido bajo una disciplina positiva. Pueden llegar también a desarrollar un fuerte sentido de responsabilidad personal y social y aprender a ser individuos tolerantes, comprensivos y afectuosos.
¿Acaso no merece la pena? ¡Practica la disciplina positiva!
12 enero, 2021
Interesantes temas en yuda a la crianza de nuestros pequeños gracias