Se habla de que los niños no respetan a sus padres hoy en día, que no tienen respeto por los adultos en general o que se burlan de sus maestros y otras figuras de autoridad cada vez que se les presenta la ocasión. Tal vez una de las razones de esas faltas de respeto esté en una ausencia de reglas de convivencia y en una errónea interpretación y asociación entre el amor y una continua falta de límites, como si establecer normas fuese un impedimento a la hora de educar a los niños con amor y cariño.
El respeto es la base, o debería serlo, de cualquier sociedad, pero también son importantes otros aspectos como las reglas de casa que establezcamos como adultos, una base sólida de educación y de ejemplo que permita que los hijos sepan decir cosas como perdón, por favor o gracias, que los niños aprendan a respetar a sus padres y profesores…etc. Es cierto que esto parece fácil y que no siempre lo es tanto a la hora de llevarlo a cabo, por eso en este artículo queremos referenciar algunos de los mejores consejos que existen en el panorama educativo para poder lograrlo.
Consejos para que los niños respeten a sus padres
- Crear entornos tolerantes en casa
El trato entre los propios padres es el principal ejemplo de conducta que pueden tener los hijos: cómo ven el comportamiento en casa, cómo actúan en la calle… Por eso los padres deben buscar la forma de ser tolerantes y evitar escenarios agresivos que solo fomentan el miedo y que no infunden respeto en lo más mínimo. El respeto es el mejor valor que podemos transmitirle a los niños y, como cualquier otro, no debe ser enseñado sino transmitido de generación en generación.
- Escuchar sin interrumpir sus opiniones
Debemos ser conscientes de que los niños tienen problemas al igual que los adultos y que no son menos importantes. La discusión con un amigo, la realización de un examen, las primeras salidas o los primeros amores…son sus propios problemas y para ellos pueden ser auténticos quebraderos de cabeza, por lo que no te rías o los menosprecies. Mejor procura recordar las sensaciones que se tenían en aquellos años y aprende a escuchar y a ayudar para que puedan resolver dichos problemas sin que tengan que ser juzgados. De lo contario, puede que terminen sufriendo el mismo estrés que sufren los adultos, lo que les predispondrá a seguir teniéndolo en el futuro y a terminar cultivando un carácter solo de tipo defensivo.
- Respetarnos mutuamente y no mentir
No hay nada más destructivo para un niño y favorecedor de esa posible falta de respeto que el descubrir que sus propios padres le mienten. Así que, evita el hacer promesas falsas o el asegurar cosas que no podrás cumplir, y cuando esto se produzca por causas de fuerza mayor no te olvides de pedir perdón por no poder llevar a cabo una promesa o porque las cosas finalmente no vayan a salir como estaban planeadas. Pedir perdón también debe ser cosa de mayores y son ese tipo de cosas que sirven para que los hijos aprendan a respetar y a comportarse en la vida.
- Incorporar un lenguaje de respeto cotidiano
Las palabras son poderosas y nos hacen libres y fuertes, por eso los padres deben enseñar a los niños las mejores con el fin de que las repitan de forma constante y las apliquen con normalidad a sus vidas. Palabras como “gracias”, “por favor”, “lo siento” o “perdón” son esas palabras tan necesarias de utilizar en nuestro lenguaje cotidiano; palabras que debemos usar junto a los más jóvenes cada vez que sea necesario.
- No tener miedo a decir que “NO”
No confundas dar amor a los hijos con el hecho de darles todo lo que pidan. Es importante que los niños conozcan los límites o que, cuando no se merecen algo o cuando no se pueda dar por cualquier razón, puedas explicarlo de una manera pausada y sin conflictos. No tengas miedo a reacciones agresivas ni a frustraciones, pues estas situaciones son absolutamente normales también entre padres e hijos.
- Ejercer autoridad con mucho respeto
Es importante también distinguir entre la necesidad de poner límites y normas y cosas como los gritos, que están muy lejos de ser un sinónimo del respeto. Los gritos, las amenazas o el autoritarismo son más bien indicios de descontrol emocional, por lo que en lugar de hacer que los niños sean más respetuosos con sus padres pueden lograr el efecto contrario. La autoridad se ejerce con firmeza dejando reglas claras, así como las consecuencias de que éstas no se cumplan. Estando claras estas premisas…no será necesario para nada el gritar y crear un ambiente de crispación, pues solo nos alejará de nuestro objetivo fundamental.
3 enero, 2022
Me gusta mucho esta información.