Todos conocemos la famosísima obra de Antoine de Saint-Exupéry, “El Principito”, y sin embargo, no todos la hemos leído. Sabemos que el hecho de que algo sea excesivamente popular puede producir también rechazo en algunas personas, o la idea de que se trate de algo demasiado infantil, pero nada de eso tiene que ver en realidad con la historia de El Principito. Por eso, sin duda, todo aquel que aún no haya leído este libro debería hacerlo ya, pues se trata de una historia considerada una auténtica obra maestra de la literatura capaz de atrapar en un segundo el corazón de todos sus lectores, millones y millones en todo el mundo.
Y una de las mejores cosas que tiene el cuento de El Principito, es que nos ayuda a reflexionar sobre temas cruciales de la vida a los que todos nos deberemos enfrentar en algún momento, como la amistad, el amor, el sentirnos solos o el sentimiento de pérdida. Situaciones que tienden a marcarnos profundamente y a determinar el rumbo de nuestro camino sin remedio, para bien o para mal, y todo a través de los ojos de un niño capaz de hacernos recuperar en un segundo nuestra capacidad de asombrarnos con los pequeños detalles o nuestro sentido de la inocencia.
Pero, ¿qué más secretos y cosas buenas son las que nos puede dejar la lectura de este famoso libro?
El Principito: el libro para aprender a ser mejores personas
Leer el cuento del Principito es un viaje a otro mundo, en el que el protagonista, un pequeño príncipe, surca otros planetas en los que se encuentra con personajes extraños y asombrosos. Con ellos el pequeño comparte reflexiones sobre muchos problemas cotidianos, y también sobre el significado de la vida, la duda existencial de los humanos por excelencia. Por eso no se trata de un libro solo para niños o solo para mayores, sino ideal para todas las personas, pues sus mensajes profundos son capaces de llegar a todas ellas de diversas formas y al margen de la generación a la que pertenezcan o de la cultura que sean.
El pequeño Principito aprende en su viaje lo importante que es la responsabilidad, tener prioridades, o crecer con valores capaces de guiar nuestras acciones. Aprendizajes valiosísimos que, más tarde, será capaz de transmitir al personaje del piloto (inspirado claramente en su autor) con el que se encontrará ya en la Tierra, o más concretamente en el desierto del Sáhara. Un personaje vital con el que el Principito comparte muchas de las cosas que ha descubierto en su periplo por el universo, mostrándonos también que los niños siempre tienen mucho que enseñarnos y que su visión del mundo puede ser a veces mucho más certera que la de los mayores, pues tienen menos barreras a la hora de apreciar las cosas más sencillas y verdaderamente importantes de la vida. Recuerda… “¡Lo esencial es invisible a los ojos!”.
La importancia de la obra para el propio autor
Antoine de Saint-Exupéry fue un escritor cuya carrera profesional empezó primero como piloto de aviación, en torno al año 1920, motivo por el que realizó varias e importantes expediciones aéreas que le permitieron conocer distintas culturas y partes del mundo que marcarían su perspectiva de la vida y su experiencia como escritor. De hecho, la historia de El Principito refleja muy bien, y como ninguna otra obra, toda esa experiencia personal y esa filosofía de vida que abogaba por dejar a un lado las apariencias y rascar más en las cosas para hallar la verdadera belleza.
Exupéry había aprendido cosas muy valiosas que necesitaba compartir con el mundo, y todo eso fue lo que canalizó en su popular libro a través de palabras llenas de poesía y de dibujos propios capaces de estimular la imaginación y los sueños de niños y grandes. Por eso es un libro que todos deberíamos leer, porque es una experiencia única de la literatura capaz de cambiar nuestra forma de ver las cosas y nuestra propia experiencia vital haciéndonos mejores personas. ¡Incluso para aquellos que aún no se sientan del todo atraídos por la lectura!
Pero no todo fueron cosas positivas, ya que Exupéry también volcó en el libro esos terribles momentos de soledad por los que había pasado como aviador, así como la sensación constante de peligro, sus dudas sobre la vida y la muerte o su fuerte crítica a la sociedad del momento, a la que consideraba materialista, obsesionada con el poder y con unos adultos a menudo faltos de corazón.
¿Y para los niños? ¿Qué puede enseñar El Principito a los más pequeños?
Como hemos ido viendo, la obra literaria de El Principito es una historia llena de grandes y valiosas enseñanzas vitales, por lo que puede ser también una lectura perfecta para los más pequeños. De hecho, es a ellos a los que el autor quiso dar el don de la grandeza de la vida, pues es el protagonista, el príncipe en forma de niño, el único capaz de hallar toda la belleza de la misma y de transmitírsela al adulto de la historia.
Además, a través del Principito los niños pueden comprender muy bien lo importante que es ser amables, hacer amigos y compartir cosas con los demás o desahogarnos con ellos para sentirnos menos solos en el mundo, a pesar de que siempre nos acompañen las flores o las estrellas. O la importancia de sacar una sonrisa para que la alegría prime a la tristeza y podamos teñir de color el mundo, de un color tan vivo como el de la rosa que se encuentra el Principito.
A su vez, los niños pueden aprender a valorar la naturaleza y el amor por nuestro planeta, o desarrollar el espíritu científico y la curiosidad por el resto del universo, o el interés por cuidar y preservar el medio ambiente para que las flores puedan seguir creciendo y viviendo en él. O lo más importante, el no tener miedo de ser auténticos ni sentir rechazo a lo diferente, pues todas las cosas son hermosas y tienen algo que enseñarnos.
En definitiva, la obra de El Principito es un imprescindible tengamos la edad que tengamos, pues es como ese camino de las baldosas amarillas de Oz para ser buenas personas y para conectar con nuestra esencia más pura y profunda…como ese recuerdo de la infancia que, pase el tiempo que pase, siempre habitará en nuestro corazón.
