Los valores son principios fundamentales que sirven para guiar el comportamiento humano y la toma decisiones para una vida en sociedad, por lo que son un imprescindible en la educación de los niños. Así, crecer rodeados de valores positivos puede ayudarnos a comprender mejor qué es lo que está bien y lo que está mal, adquiriendo una serie de principios fuertes que darán forma a los adultos del mañana y a su propia forma de pensar y de educar a otros.
Esto quiere decir que, si educamos a los niños con buenos valores, les estaremos ayudando a conocer mucho mejor el mundo que les rodea y a conocerse también cada vez mejor a sí mismos. Hablamos de educar en la justicia, en la empatía, en la honestidad, en la conciencia social…toda una serie de aspectos que sirven para dar forma a la personalidad de los seres humanos, incidiendo en sus propias acciones o en su trato con las demás personas.
Además, los valores influyen también en el desarrollo de las emociones positivas y saludables o en el de las habilidades sociales, pues valores como la tolerancia o el respeto son absolutamente importantes para que los niños puedan establecer conexiones y relaciones positivas con sus iguales, o con sus mayores, que vayan más hacia la amistad, el cariño o la cooperación, que hacia terrenos como el de las burlas, el acoso o la indiferencia.
Cómo aprender a ser personas comprometidas y activas
La educación en valores es eso que sirve para tener niños respetuosos con los demás, que sean capaces de hacer amistades y de relacionarse de manera positiva, sin hacer daño a otras personas y entendiendo las dificultades y todas las posibles diferencias que existan. Es decir, que educar en valores sirve para que los niños vayan desarrollando también su conciencia social y su ética, aprendiendo a ser responsables cuando corresponda y a entender qué significa convertirse en ciudadanos y miembros activos de la sociedad el día de mañana. Esto es muy importante, pues de esos valores adquiridos durante la infancia y el desarrollo dependerá también qué tipo de adultos sean los niños en esa sociedad que les corresponda vivir, es decir, qué concepto de responsabilidad y de participación social tendrán llegado el momento.
Afortunadamente, y además de esa educación en valores tan necesaria, también existen una serie de acciones que se pueden llevar a cabo por parte de los padres para que los niños observen qué es ser un ciudadano comprometido y activo y que deseen serlo el día de mañana. Por ejemplo, podemos hablar en casa de los problemas sociales, de la pobreza y de la necesidad de la solidaridad, de las noticias más destacadas, del medio ambiente y la necesidad de cuidarlo, de que vivimos en un mundo global y multicultural o de cómo el racismo y la desigualdad no pueden tener cabida en una sociedad justa.
Como padres, debemos ayudar siempre a los niños a comprender cómo es el mundo en realidad, no intentando teñir determinados temas como el del acoso o la pobreza con tintes de color rosa, sino adaptando la información a su edad y haciendo que desarrollen unos sólidos principios de compromiso que les permitan ser buenas personas tanto en el presente como en el futuro. Otro tipo de acciones, como la de que los niños nos vean socializar con normalidad, hacer planes, interesarnos por los problemas de los demás, hacer voluntariado o participar en las decisiones de nuestra ciudad, como en unas elecciones, servirán también para que los niños entiendan qué es ser una persona comprometida y lleguen a convertirse en una también.
En busca de una sociedad más justa y feliz
Cuando las personas tienen una educación en valores sólida, son más propensas a tomar decisiones éticas y a actuar de manera justa y compasiva, por eso tener valores es fundamental para alcanzar una sociedad más justa y ser más felices en ella. Y es que los valores nos permiten tener empatía para entender a los demás y sus necesidades, ser tolerantes con la diversidad y personas inclusivas, respetar a los que nos rodean, y en especial a las personas mayores, comprender que no existe una única forma de pensar y que hay más perspectivas que la nuestra…y un larguísimo etcétera.
De este modo, los valores no son solo importantes para la educación de los hijos en el contexto familiar, sino que son imprescindibles para la sociedad en la que vivimos y para que esta sea mejor cada día, así como para motivarnos en esa búsqueda del bien común y del bienestar de todos. De cada uno de nosotros depende, al fin y al cabo, que el mundo sea mucho más bonito y feliz.
