El juego infantil tiene un papel importante en el desarrollo de la infancia y es que, cuando los niños juegan, crean la base de sus habilidades intelectuales, sociales, físicas y emocionales, lo que sin duda es muy útil para el resto de sus vidas. Además, cuando los niños juegan con otros niños, aprenden a combinar ideas, impresiones y sentimientos con las experiencias y las opiniones de los demás, lo que les permite mejorar en la socialización y en la paciencia y la tolerancia.
Los juegos para niños libres y no estructurados siempre son los más recomendables, pues mejoran la creatividad, ayudan a descubrir gustos personales y deseos y a desarrollar habilidades para resolver los problemas. A la hora de jugar los niños deben ser libres de decidir y de elegir, sin que el juego sea impuesto por los mayores de su alrededor, ya que es así como pueden ser verdaderamente ellos mismos y sentirse seguros.
Tipos de juegos recomendables y sus beneficios
- Mezclar agua y arena o apilar bloques. Estas actividades desarrollan el pensamiento matemático, el razonamiento científico y la resolución de problemas cognitivos. A través de los bloques, por ejemplo, un niño aprende cosas como la profundidad, la anchura, la altura, la longitud, la medida, el volumen, el área, la clasificación, la forma, la simetría, los tamaños…Y no solo eso, pues construir con bloques también enseña conceptos relacionados con el arte, como los patrones, la simetría o el equilibrio. Cuando los niños juegan con unos sencillos bloques aprenden también sobre la representación simbólica, los mapas, las cuadrículas o las habilidades necesarias para la vida. Pensemos que, el solo hecho de guardar algo en un cajón, hace que los niños estén utilizando conceptos como la relación espacial, la estabilidad o el equilibrio, y eso es algo que también debe ponerse en práctica con los bloques de construcción.
- El juego imaginativo. El juego imaginativo desarrolla creatividad y flexibilidad, y hace posible casi mejor que ninguno que el cerebro de los niños se desarrolle y se moldee. El juego imaginativo ayuda a los más pequeños a concentrarse, a estar atentos, a desarrollar la empatía y a usar el autocontrol. Una muy buena idea es “jugar al supermercado”, ya que en todo ese proceso imaginativo los niños deberán configurar el mostrador, sacar y vender comida, invitar a otros a comprar o usar la caja registradora… Todas estas acciones ayudan a los niños a aprender sobre actos secuenciales, lo cual es muy importante para el día a día. Si a dichos juegos se les añade, además, una historia o un guión, los peques aprenderán fácilmente a realizar cada uno de los pasos necesarios de una manera lógica y ordenada, lo que les será de utilidad para próximas veces.
- Los juegos de simulación. Especialmente en grupos, los juegos de simulación fomentan las habilidades de conversación, comunicación y resolución de problemas sociales en los más pequeños. Este tipo de juegos permiten a los niños simplificar y comprender un poco mejor el mundo de los adultos y sentirse mucho más partícipes de él. Esta forma de jugar les permite aproximarse al mundo que les rodea, por ejemplo a través de las profesiones, favoreciéndose la alegría, el aprender a turnarse o a compartir, así como a trabajar y a cooperar en grupo o mejorar el vocabulario.
Cosas que podemos hacer para fomentar el juego en la infancia
- Dar a los más pequeños el tiempo que necesiten para explorar, descubrir y manipular el medio ambiente. Debemos tener en cuenta que se necesitan períodos largos e ininterrumpidos para lograr que el juego sea libre y verdaderamente espontáneo. Dichos períodos deberán ser de al menos 45 minutos, y a poder ser de más de una hora.
- Brindarles materiales que les animen a crear su propio mundo, como por ejemplo una pila de cajas de cartón, un baúl con ropa de vestir, mantas, ollas y sartenes, o billetes y monedas de juguete para practicar de manera útil mientras se divierten.
- Estar atentos y mostrarse partícipes cuando se requiera, especialmente si los niños están haciendo algo nuevo y se sienten frustrados por no poder dominar una habilidad. Permanece a su lado en el tobogán hasta que se sientan seguros y no haya peligro o muéstrales cómo una caja de cartón puede llegar a ser algo increíble, pero siempre procurando no evitar que vivan y experimenten por sí mismos una serie de riesgos propios (siempre lógicos y faltos de un verdadero peligro) para su edad, como pueda ser tropezarse o caerse en el parque o de la bicicleta mientras estén aprendiendo.
- Tener claro que, a veces, el desorden, el ruido o las tonterías forman parte del juego, por lo que no tiene sentido regañar a un niño por ensuciarse jugando en la calle con sus amigos o por llenar el suelo de juguetes en su tiempo de ocio.
- Propiciar siempre que los niños puedan jugar al aire libre, porque la naturaleza proporciona un ambiente rico para la estimulación sensorial, así como el juego bullicioso, vigoroso y físicamente activo ideal para desarrollar la fuerza, el equilibrio o la coordinación de los más pequeños.