Como seres humanos, alojamos en nuestro interior un sinfín de sentimientos y emociones. En este sentido, la mayoría de los adultos son capaces de expresar con palabras lo que sienten y comprender el porqué de su estado de ánimo, pero en el caso de los más pequeños esto es más complicado.
Y es que los niños necesitan de la ayuda de los adultos para gestionar y comprender sus emociones, pues no tienen esa capacidad de entender, controlar y expresar lo que están sintiendo. Por eso, cuando los niños tienen malos comportamientos, la mayoría de las veces están simplemente necesitando atención.
Cuando peor se comporte más te necesitará
Muchos padres suelen decir: “lo hace para llamar la atención, no es nada importante”, y en esta frase incluyen todo tipo de mal comportamiento por parte de los niños, encontrando así la mejor explicación. Con esta expresión dichos padres suelen referirse a que el niño es caprichoso, empleándola casi como si fuese una justificación socialmente válida que les excuse de poner atención realmente en lo que esté sucediendo y, sobre todo, que les dé permiso para ignorar el comportamiento.
Incluso, al mencionar estas palabras, es como si el asunto ya estuviera resuelto y la solución fuese castigar directamente o restarle importancia a la conducta del pequeño en cuestión. Sin embargo, es cierto que “ignorar” no suele ser lo más habitual y la mayoría de las veces sucede lo primero tras el mal comportamiento de un niño, pues casi siempre se piensa como padre o madre en la idea del castigo. Pero, ¿sabías que ese no es el mejor camino para corregir el comportamiento de los hijos? De hecho, cuando los niños se sienten mal o están enfadados, tienden a comportarse mal y a tener conductas inapropiadas, aunque lo más seguro es que solo necesiten de la atención y del cariño de sus padres.
Por ello todos deberíamos reflexionar sobre este tema y regalar el mayor tiempo posible a nuestros hijos, sentarnos con ellos y satisfacer sus necesidades de sentirse atendidos e importantes para sus padres. Una vez que esto ocurra y que se sientan atendidos y valorados, las probabilidades de que las cosas vayan de una manera más positiva son altísimas.
Ignorar y castigar provoca efectos negativos en los niños
Frecuentemente, muchas veces los padres aplican castigos sin tener en cuenta las consecuencias que estos pueden ocasionar en el comportamiento futuro de sus hijos.
Los castigos han sido utilizados desde hace muchos años como herramienta principal en la educación de los niños, y debido a ello su uso se ha normalizado y se tiene la creencia errónea de que sirve para corregir o eliminar el mal comportamiento de los más pequeños. Pero debemos tener cuidado con esta idea, pues lo cierto es que muchos castigos pueden provocar efectos negativos en el desarrollo de los niños.
Del mismo modo, “castigar” respondiendo con el más absoluto silencio puede ser igual de perjudicial, pues no sirve para hacer entender nada ni para comprender que es una conducta errónea, sino para confundir o angustiar aún más. La indiferencia puede ser fatal para los niños, pues en esta etapa tan crucial que es la infancia, es cuando los niños más necesitan el amor y el cariño de sus padres.
Pero, ¿qué más consecuencias pueden tener los castigos impuestos por el enfado y el fragor del momento?
- Limitan la capacidad para resolver conflictos.
- Bajan la autoestima y hacen crecer la inseguridad.
- Interfieren en el aprendizaje sano de los niños.
- Hacen que los peques se sientan solos, tristes y abandonados.
- Impiden una buena comunicación de los padres con sus hijos.
- Crean sensación de confusión y de ansiedad.
Crianza positiva: no ignores y evita castigar
La crianza positiva y la buena educación de los niños es fundamental para formar adultos capaces, saludables y sanos, tanto física como psicológicamente. Desde luego, tampoco podemos obviar el hecho de que puede resultar muy difícil y complicado lidiar con niños cuando tienen malos comportamientos, pero lo que también está claro es que los gritos y los castigos porque sí no ayudarán.
Por fortuna, hay formas más adecuadas para controlar estos comportamientos, como por ejemplo a través de la llamada “crianza positiva”, gracias a la cual los padres pueden conseguir consolidar relaciones positivas con sus hijos y enseñarles habilidades de autocontrol cuando se enfaden o se encaprichen por algo.
La crianza positiva se enfoca en descartar el castigo haciendo énfasis en la idea de generar lazos y relaciones sanas entre padres e hijos, y es importante resaltar en este punto que las reacciones y las respuestas de los padres serán clave para ayudar a los peques a lidiar con estas conductas negativas.
Sin importar la edad que tenga el niño o niña en cuestión, existen cosas muy simples que se pueden llevar a cabo para hacer saber a los más pequeños que son especiales y que nos preocupa enormemente todo aquello que les suceda. Por tanto, cuando tus peques tengan un mal día y se comporten mal, cambia los castigos por las siguientes pautas:
- Respira profundo y cálmate.
- Busca tener una conversación calmada con los niños para entender qué les sucede.
- Escucha atentamente lo que tengan que decirte (incluso procura ir más allá de las palabras, pues no siempre somos capaces de decir todo lo que nos ocurre).
- Tras esa conversación calmada y habiendo conseguido que los niños se calmen y relajen, abrázales siempre muy fuerte, pues servirá para que comprendan que pueden confiar en ti y que ganan más tranquilos que enfadándose con el mundo.