Al igual que los adultos, los niños tienen sus propias preocupaciones, frustraciones, cosas que planean y no les salen bien….y los adultos debemos ser conscientes de que esto es así, y no reírnos o burlarnos de sus problemas ironizando con que “ya podrían parecerse los nuestros a los suyos”. Esto es un error, porque los problemas de los niños pueden ser igual de importantes que los de los adultos, y por eso necesitan tener todo nuestro apoyo y toda nuestra comprensión.
Es natural que todos los niños se preocupen a veces, y debido a las diferencias de personalidad y de temperamento, unos tenderán a preocuparse más que otros. En cualquier caso, es importante saber que los adultos, fundamentalmente los padres, pueden ayudar a los niños a aprender a manejar el estrés y a abordar los problemas cotidianos con facilidad. Los niños que aprenden a hacerlo desarrollan un sentido de confianza y de optimismo que les ayudará a dominar muchos otros desafíos en sus vidas.
Lo que les preocupa a los niños a menudo está relacionado con la edad y con la etapa en la que se encuentren. Los niños y los preadolescentes generalmente se preocupan por cosas como las notas, los exámenes, sus cuerpos y su desarrollo, el encajar con amigos, un partido u otra competición deportiva perdida…etc. También pueden sentirse estresados por problemas sociales como la presión de grupo, posibles intimidaciones, burlas o problemas de exclusión, que se encontrarían en un nivel de mayor gravedad.
Conforme van creciendo, los niños comienzan a sentirse cada vez más parte del gran mundo que les rodea, lo que hace que los problemas y las preocupaciones sean también mayores. Cosas como el terrorismo, la violencia de género, la guerra, la contaminación, el calentamiento global, los animales en peligro de extinción o los desastres naturales, al ser cada vez más evidentes para ellos, pueden convertirse progresivamente también en una fuente de preocupación.
Pasos para ayudar a los niños a manejar sus preocupaciones
- Descubre lo que piensan y sienten, permanece siempre disponible, pon interés en lo que suceda en la escuela y con sus amigos, pregunta cómo va todo…
- Anima a los niños a poner en palabras lo que les molesta. Pide o busca detalles clave y escucha con mucha atención. A veces, simplemente el hecho de compartir algo puede ayudar a aligerar la carga.
- Demuestra tu cuidado y comprensión. Estar interesado en las preocupaciones demuestra que son importantes para ti y ayuda a los niños a sentirse apoyados y entendidos. Proporciona comentarios tranquilizadores, pero solo después de escuchar.
- Guía a los niños en la búsqueda de soluciones. Esto puede ayudar a reducir las preocupaciones, ayudando a los niños a lidiar con situaciones difíciles. Si tu hijo está preocupado por una prueba de matemáticas, por ejemplo, ofrecerle ayuda para estudiar disminuirá su preocupación al respecto.
- Resiste el impulso de solucionar tú mismo sus problemas y resuélvelos junto a ellos, dándoles toda la ayuda posible. Es necesario que los niños tomen un papel activo en este tipo de situaciones.
- Ayuda también a comprender que algunas circunstancias NO PUEDEN cambiarse, por lo que deben ser aceptadas, como la muerte, el divorcio o la enfermedad, así como a distinguirlo de aquello que sí se PUEDE cambiar.
- Anima a los niños a tomar decisiones de vida saludables, como comer sano, hacer deporte, caminar, jugar, descansar lo suficiente o aprender relajación a través de una respiración lenta y profunda.
- Bríndales la oportunidad de hablar sobre el futuro de manera positiva, imaginando los años que vendrán, la forma en que alcanzarán sus metas…Será vital en este punto hacer hincapié en lo importante que es ir a la escuela para conseguirlo, pues es el camino hacia muchos sueños.
- Enséñales habilidades, como la sociabilidad, para que puedan desarrollar relaciones de apoyo también entre sus iguales, y nunca te olvides de darles toda la seguridad y la protección posible, aunque nunca limitante.
- Nunca minimices los sentimientos de un niño, pero hazle saber que muchos problemas son temporales y solucionables, y que habrá mejores días y otras oportunidades para volver a intentarlo. Enseñar a los niños a mantener los problemas en perspectiva puede disminuir su preocupación y ayudar a desarrollar su fuerza.
- Ofrece tranquilidad. A veces, cuando los niños están preocupados, lo que más necesitan es la tranquilidad y la comodidad de los suyos, lo que puede venir en forma de abrazos, de palabras sinceras o a base de compartir el tiempo juntos.