La alfombra mágica es una actividad lúdica y de cooperación para realizar en la fase de educación temprana, es decir, en los primeros niveles escolares. El carácter grupal de esta técnica convierte esta actividad en una de las favoritas, tanto de niños como de especialistas de educación inicial. Pero, el interés particular que tiene esta técnica es que ayuda a los niños a disminuir el estrés, fortaleciendo también la participación y construyendo lazos sociales. La mecánica de este divertido ejercicio permite que se trabaje en grupo, que se tejan lazos solidarios y de respeto y confianza mutua, así como que los niños se vuelvan más tolerantes y empáticos.
El juego hace que se favorezca la ejecución de esta actividad relajante, y esto es algo muy importante, ya que los niños y niñas de corta edad permanecen jugando la mayor parte del día, por lo que tendrán mucho más interés en participar de algo que promueva el juego y el ejercicio. Entonces, aprovechando esta fortaleza, los especialistas a través de la observación pueden identificar los rasgos conductuales de los niños que más les interesen simplemente con la participación en la actividad.
Pero esto no es todo lo que nos puede ofrecer la conocida como “técnica de la alfombra mágica”, y a continuación señalaremos algunos puntos y algunas pautas más para poder llevarla a cabo.
Conociendo la técnica de la alfombra mágica
El juego de la alfombra mágica se desarrolla bajo un ambiente imaginario, siempre bajo la dirección de una persona mayor que en este caso sería un maestro. El juego lo conforman 8 niños, de los cuales uno de ellos simulará ser la alfombra mágica. A partir de ese momento se desarrolla la técnica cumpliendo cuidadosamente los siguientes pasos:
- Escoge un lugar del aula que sea del agrado de los niños y que cumpla requisitos básicos, como por ejemplo: que sea acogedor y que esté limpio y/o que sea amplio y no tenga otros muebles u objetos entorpeciendo el paso.
- Es muy importante que las instrucciones se detallen de manera clara y sencilla, advirtiendo de la necesaria colaboración y ayuda por parte de todos. En ocasiones alguno de los niños puede adoptar la opción de no participar, así que, si esto llegase a ocurrir, procura no presionar y buscar alguna alternativa adicional para que participe de otra forma, como por ejemplo apuntando las normas en la pizarra o marcando los ritmos de la actividad bajo las indicaciones del profesor.
- Elige a un niño para ser la alfombra o deja mejor que se ofrezcan de manera voluntaria. Es importante tener cuidado, especialmente si la constitución del niño o niña no es demasiado fuerte, ya que el niño que simule ser la alfombra deberá acostarse boca arriba y, a su alrededor, se colocarán los otros participantes de la siguiente manera:
- – Dos se colocan a cada lado de las piernas (lado derecho e izquierdo).
- – Dos más se colocan a nivel de la cintura, en esta ocasión uno por cada lado (izquierda y derecha).
- – Los otros dos a nivel de los brazos en la misma ubicación que la anterior.
- – Y el último participante se coloca detrás de la cabeza.
- Cada niño, desde su ubicación, deberá arrodillarse para proceder a levantar al niño que esté acostado (la alfombra mágica) de manera muy pausada y suave, ya que esta será una de las claves de la recreación de la alfombra (hacer como si volara). La altura recomendada para el levantamiento es de unos 10 a 20 centímetros del suelo, ya que se trata de fomentar la relajación de una manera segura. A esta altura del juego es necesario haber reforzado los valores de responsabilidad y de respeto para los demás, de tal manera que ningún niño salga lastimado.
- En el momento de la elevación cada niño deberá permanecer en silencio al menos 30 segundos. Si los niños no aguantasen el tiempo estimado, con 10 segundos sería suficiente, eso sí, siempre en silencio. Si ves que no serán capaces de hacer esta actividad de forma segura, busca alguna alfombra bonita o tela que pueda ser útil para hacer el mismo ejercicio pero sin que ningún niño haga la representación.
- Una vez cumplido el objetivo la idea es la integración del equipo. Todos los niños participantes deberán ser la alfombra, al menos una vez, para experimentar la sensación de volar.
Una vez cumplida la primera ronda, si ha habido algún niño que haya mostrado reticencias a participar, puede planteárselo de nuevo. Esta técnica de relajación y trabajo en equipo, especial para los niños, permite que se diviertan y sueñen (por lo que es fundamental que todos se sientan cómodos e integrados), y que los maestros hagan anotaciones que desvelen aptitudes importantes de los niños. Algunos de los rasgos que se pueden anotar son el cumplimiento de las instrucciones, la relación entre ellos o el estado de ánimo.
Se trata de una actividad, en definitiva, ideal para desconectar o para realizar entre clase y clase o al final del día. Los niños que hacen volar la alfombra se divierten y desconectan de sus preocupaciones, y el niño/a que hace de alfombra puede dejar su mente en blanco y reducir el estrés de forma muy entretenida. La alfombra puede representar también ese peso que muchas veces llevamos, y la forma en que debemos hacerlo volar para que no nos dificulte nuestro ritmo en la vida. Para cuando el juego termine, el maestro deberá procurar animar a todos los participantes y darles palabras de aliento, ya que así se sentirán orgullosos y con ganas de hacer volar la alfombra mágica cada día.