Para un niño dibujar es más que un pasatiempo, es un lenguaje, es un canal de comunicación y una forma sencilla de expresar lo que tiene en su cabecita.
Debería ser obligatorio que todos los niños tuvieran a su disposición papel y lápices de colores. O ceras o rotuladores. O todo si es posible. Para que elijan cómo representar sus ideas y prueben diferentes técnicas.
El trazo fuerte o suave, el color y el dibujo en sí con sus detalles o básico, nos van a dar muchas pistas de lo que les preocupa o lo que les hace felices. Si sabemos observar sabremos cómo perciben su entorno y quienes o qué consideran parte imprescindible de su vida.
Es bueno estar atento a los dibujos de nuestros hijos porque puede ser que algo que no se atrevan a decir lo plasmen en papel con más libertad y seguridad.
Todo esto explica que los dibujos infantiles sean una valiosísima herramienta para los psicólogos infantiles, pues es en ellos donde se encuentra la realidad de lo que siente el niño. Sus miedos y sus obsesiones, lo que le gusta y lo que aborrece.
También es una manera de canalizar los sentimientos, el niño debe dibujar para relajarse y soltar lo que tiene dentro, darle forma a sus pensamientos, a sus personajes y a las historias que le pasan por la mente. En el papel la imaginación no tiene límite y esto le ayuda a diferenciar la realidad de la ficción, así como a hacer tangibles sus sueños. Además es tan terapéutico, que muchos temores desaparecen solo con reflejarlos en un papel.
La actividad de ser libre
Dibujar debe ser una actividad libre, no es conveniente condicionar las formas y los colores de su creación. Decirle a los niños que el sol no es azul y no lo puede pintar así o que tiene que copiar exacto el modelo que quiere imitar, es limitarlo. Lo que vemos no tiene nada que ver con la expresión artística. Ésta es no condicionada y experimental. Solo así podrá transformar su realidad y adquirir madurez.
Por si fuera poco a nivel motriz es fabuloso, pues le ayuda a adquirir precisión, seguridad, habilidad manual, fluidez de movimiento, perspectiva, conocimiento de su entorno, capacidad de observación y mayor coordinación.
Como en todas las actividades que realizan los niños es provechosa nuestra participación ocasional. En el caso del dibujo será bueno que a veces dibujemos con ellos, que les demos ideas e intercambiemos opiniones. Así comparan y tienen otro punto de vista.
Así que ya sabes, crea si es posible un rincón iluminado, una mesita en la que pueda estar tranquilo y con sus útiles a mano para dar rienda suelta a sus fantasías y anímalo a experimentar y a pintar un árbol morado si le apetece. Se divertirá y estimulará al mismo tiempo.