En los últimos tiempos, hemos asistido a un deterioro del respeto hacia la figura del profesor por parte de los estudiantes, lo que se traduce en consecuencias como bajo rendimiento escolar, problemas de conducta, un ambiente escolar negativo e incluso un desgaste emocional en los profesores. Sin embargo, podemos afirmar que esto no es casual, ya que no solo los estudiantes faltan el respeto a los profesionales de la educación, pues los padres son los primeros en incurrir en este comportamiento. Veamos de qué forma ocurre.
Los valores se deben aprender en casa
En principio, es importante dejar claro que los padres son los primeros modelos de conducta que tienen los niños. De manera que muchos de los valores más importantes, como el respeto, la responsabilidad o la empatía, deben ser aprendidos en el hogar. Más importante aún, son aprendidos mediante el ejemplo.
De manera que, si un niño ve que sus padres son respetuosos con otros profesionales, que tienen sentido de responsabilidad o que son empáticos, entonces ellos imitarán estos valores positivos. En cambio, si los niños ven a sus padres faltando el respeto a los profesores, los niños no harán más que repetir ese tipo de conducta, mermando así la autoridad de los educadores.
El desgaste de la figura del educador
Desde hace años, tanto en España como en el resto del mundo, la figura del educador ha sufrido un gran desgaste. Esta situación se ha intentado revertir, pero no se ha tenido mucho éxito. Por ejemplo, en 2009 se decidió poner tarimas en algunas aulas, de manera que el profesor pudiera tener una mejor visión, no tuviera que mandar callar tantas veces, o pudiera tener en todo momento un mayor control del aula. Pero esto no tuvo los resultados deseados, y lo cierto es que las redes sociales tampoco están ayudando mucho en este sentido, pues provocan que muchos niños vayan perdiendo cada vez más el interés volviéndose más desafiantes.
Hasta hace no mucho tiempo, se solía tratar a los profesores de usted, sin tutearles, y cuando estos hablaban se les escuchaba con el respeto que merecía alguien de su posición, que está proporcionando conocimiento a los alumnos. El valor del respeto hacia estos profesionales se ha perdido, y esto termina por tener consecuencias negativas en los mismos estudiantes. Porque si un profesor no puede hacerse oír, por ejemplo, no podrá dar su clase, lo que se traducirá en calificaciones mediocres, como sucedió el año pasado en 2023 cuando España obtuvo su peor resultado en el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes).
La importancia de un ambiente sano y respetuoso
En conclusión, muchos padres esperan que los docentes asuman el rol principal en la crianza de sus hijos, sin embargo, es fundamental que ellos mismos se responsabilicen de inculcar valores positivos y pertinentes a sus hijos, como es el del respeto. Por otro lado, un docente no debe ser objeto de malos tratos, ni por parte de los padres ni de los estudiantes, y su posición hace que merezca admiración y respeto máximos. De hecho, nadie debería soportar faltas de respeto hacia su persona.
Por eso, es importante no olvidar que hacer valer la autoridad no es lo mismo que ser autoritarios; por el contrario, es una práctica esencial para mantener un ambiente sano y respetuoso en las aulas. Pero esto difícilmente se logrará si los padres no toman conciencia de la importancia de su rol como primeros modelos de conducta para los niños.