El juego heurístico es quizá la primera experiencia lúdica que tienen nuestros hijos en el colegio o en las primeras etapas de educación infantil. Por eso este tipo de actividad es ideal para niños situados en edades comprendidas entre el primer y los 2 años. Por eso son las mal denominadas “guarderías” o escuelas de educación inicial o infantil las responsables de estimular este tipo de juegos en niños de tan corta edad, basados en la experiencia cotidiana.
Este tipo de actividad se da en prácticamente en todos los lugares del mundo en las edades más tempranas, pero no en todos ellos recibe el mismo nombre. Por ejemplo, aquí se suele conocer como “cajas o experiencias sensoriales“, pero en otros países a esta actividad se le ha tratado de dar un nombre quizá más amigable que es “El cesto de los tesoros”. ¡Sin duda suena a actividad divertida y muy interesante!
Pero, ¿en qué consiste exactamente la idea del juego heurístico y cómo se puede llevar a cabo? Veamos algunos detalles más a continuación.
Cómo llevar a cabo el juego heurístico
El juego consiste en tener una cesta de tamaño adecuado para niños de 1 a 2 años y dentro de ella meter objetos cotidianos. Entre ellos puede haber: un peine, una brocha de afeitar, una brocha de pintar, una cuchara de madera, un cepillo de dientes, unos tapones de corcho, tapas o chapas plásticas, retazos de tela, pelotas, pinzas de tender la ropa, abanicos… En definitiva, la caja o cesto puede llenarse de objetos habituales de la vida cotidiana. Si no queremos que sean nuevos pueden ser usados pero siempre debidamente desinfectados.
La actividad se realiza sin ser dirigida, es decir, que no tiene ningún tipo de instrucción previa ya que se trata de dejar a los niños que actúen libremente. La intención es que el niño pueda explorar de forma libre una gran cantidad de objetos no didácticos para identificar texturas, tamaños, pesos, colores, olores y sonidos. El objetivo final de este tipo de actividad es el de estimular los sentidos de los más pequeños así como su ingenio y su imaginación.
Eso sí, el maestro, padre o instructor debe estar atento a la resolución de conflictos que puedan surgir, sobre todo si se juega en compañía de muchos niños. Por lo tanto, la persona que se encargue de vigilar la actividad no debe favorecer, estimular, elogiar o influir de ninguna manera en lo que deben hacer los niños, pero sí controlar que puedan surgir problemas. Dicho de otra forma, la función principal es la de estar pendiente de lo que los peques hagan con los objetos y observar por cuál se interesarán sin intervenir. Todo esto sirve también para que los niños puedan ir descubriendo libremente sus gustos, sin ideas condicionadas o preconcebidas.
Fases para desarrollar el juego heurístico
- La preparación del material
El maestro prepara todo el material en el cesto. Escoge una gran cantidad de utensilios de carácter real, excluyendo todos aquellos que puedan ser no aptos para la manipulación de los peques. Quedan excluidos todos los objetos que tengan la capacidad de cortar como: tijeras, cuchillos, hojillas u otros que pongan en riesgo la seguridad de los más pequeños, como por ejemplo también objetos de tamaños pequeños que puedan ser ingeridos con facilidad.
- La exploración
En esta fase hay que abrir y cerrar el cesto, tapar y destapar los juguetes, apilar, comparar, llenar y vaciar. Es la etapa en la que el niño explora. Al finalizar esta etapa el niño se ha ejercitado y ha puesto a tono su capacidad física, mental, emocional y muy especialmente la social.
- La recogida
Consiste en clasificar los materiales, parte en la que interviene el maestro directamente. También le corresponde orientar a los niños para ubicar los objetos en su sitio, así como también garantizar el orden dentro del aula.
Esta actividad es de vital importancia para los niños durante la primera infancia porque se desarrolla de manera libre, sin ningún tipo de intervención. Uno de los mayores objetivos es que el niño sea protagonista de su propio aprendizaje. Además, desarrollará capacidades cognitivas, perceptivas, corporales, afectivas y sociales, influyendo de manera considerable su relación en el hogar y la familia.
A su vez, al final de la actividad el maestro podrá conocer más sobre cada niño e identificar las cualidades a fortalecer en cada uno. Es aquí donde la técnica de observación del docente debe ser aguda para comprender y darse cuenta de lo que sucede en el salón de clases, así como la de los padres en casa.