Dicen que los niños no traen un manual debajo del brazo cuando nacen para saber cómo criarlos y educarlos, pero sí existen métodos desarrollados para facilitar su crianza, como la pedagogía Pikler, que son muchas veces de fácil acceso a través de libros, tutoriales y/o blogs.
Pero para aquellos que anden algo más perdidos, o para quienes quieran ampliar información, en este artículo haremos un resumen del llamado Método Pikler, exponiendo sus principios principales y para qué sirve.
Qué es la metodología Pikler
La metodología Pikler fue propuesta por la pediatra Emmi Pikler, quien construyó la teoría mientras estaba a cargo de un orfanato para ayudar a que los niños de ese lugar pudieran preservar su desarrollo normal y evitar las carencias dramáticas que puede ocasionar el hecho de no tener padres.
La teoría se fundamenta en un niño que puede ser independiente con los cuidados básicos necesarios y el entorno adecuado para impulsar esa independencia. Sus aportes fueron muy importantes para relacionar la necesidad de apego y de autonomía que tiene los niños en su primera etapa de vida, es decir, desde los 0 hasta los 3 años. Básicamente se busca que el niño durante su primera infancia cuente con lo siguiente:
- Vínculo cálido entre el niño y su cuidador.
- Impulso de la confianza en sí mismo para crecer armoniosamente.
- Tener un buen estado de salud físico.
Principios del método Pikler
- Respeto a las capacidades del niño
El niño desde que nace tiene la capacidad de vivir su propia evolución, por lo que los padres y sus cuidadores deben tener confianza en su capacidad de desarrollo, sin compararlo, sin apurarlo y sin hacer por él algo que pueda hacer solo.
No se busca que el niño sea perfecto en sus actos, sino que los padres respeten su imperfección, sus errores y su propia evolución. Esto supone una forma distinta de mirar al niño, ya que no se trata de verlo como un ser indefenso e incapaz, sino de un ser completo y capaz de su autonomía.
- Libertad de movimientos
El poder tener la libertad de movimiento es algo que todo padre debe cuidar proporcionando espacios seguros y una vestimenta adecuada. De hecho, se recomienda acondicionar la casa con cojines, alfombras, colchones y sistemas de seguridad para proteger a los más pequeños en este camino. En cuanto a su ropa, nunca debería ser demasiado ajustada para no impedir la libertad de movimiento, pues de lo que se trata es de permitirles que puedan ensuciarse la ropa jugando y explorando.
De esta forma, permitiríamos a los niños el conocer poco a poco su cuerpo, desarrollando movimientos cada vez más seguros, adoptando movimientos fluidos y desarrollando mejor su inteligencia espacial.
- Comunicación constante
Aunque un niño muy pequeñito no hable, sí que oye y siente en condiciones normales, por lo que es muy importante que tanto los padres como otros cuidadores, le hablen constantemente con una voz suave. Puedes explicar al niño/a lo que haces mientras le bañas, le vistes, le alimentas o juegas con él.
Y es que debemos tener en cuenta que la comunicación de los niños con sus padres o cuidadores es muy importante para su salud física y mental.
- Vínculo estable
Los niños necesitan crear un vínculo estable con sus cuidadores (padres, maestros, abuelos, padrinos…) para poder sentirse seguros y tener un desarrollo emocional equilibrado. El papel de los padres, en este caso, es ser observadores en su desarrollo para adelantarse a las necesidades que tendrán y brindarles así un espacio seguro, pero sin intervenir ni sugerir a lo que deben jugar o qué hacer en todo momento.