Conoce a los padres cortacésped

La frase de “padres cortacésped” es una expresión que acuña a un tipo de padres o madres sobreprotectores que no dejan que sus hijos vivan sus propias experiencias. Los niños deben aprender a vivir la vida y esto significa experimentar tanto emociones positivas como adversas. Los fracasos o las adversidades traen frustraciones, lo que es normal, y cada cuál debe prepararse para controlar dichas emociones de frustración que a menudo se experimentan en esos casos. Cuando los niños han recibido por parte de sus progenitores sobreprotección se crea un niño frágil, emocionalmente hablando, incapaz de controlar sus sentimientos de rabia o tristeza.

Por eso en este artículo queremos compartir algunos consejos que ayudarán a los adultos a despejar la incógnita de si son padres corta césped o no, o si han conocido a alguien que lo sea o lo fueron sus propios padres. Unas características que, aprendiendo a reconocerlas, pueden dar mucha información sobre el estilo de crianza y sobre qué sería lo más adecuado modificar para no perjudicar el desarrollo de los más pequeños ni coartar sus libertades individuales que tienen como personas de pleno derecho.

 

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Cosas que debería cambiar un padre o madre “cortacésped”

 

  • No evitar las emociones negativas a sus hijos

Los niños deben aprender desde pequeños a reconocer y a enfrentarse a emociones diversas como alegrías, rabias o tristezas, y la única forma de que las reconozcan es estando frente a ellas, sintiéndolas. Por eso es tan negativa la sobreprotección, porque aleja a los niños de la realidad a la que, tarde o temprano, deberán enfrentarse por sí mismos. Si crees que eres un padre o una madre que ejerce demasiada protección, procura evitarlo y hablar sobre el sentimiento que los niños experimenten en cada caso, sin tratar nunca de evitarles dicha circunstancia. Que intentemos tapar la luz del sol con un dedo, no significa que haya dejado de brillar.

 

  • Aprender a orientar hacia las emociones negativas

Las emociones negativas suelen generar actitudes complejas como gritos, golpes o pataletas, lo que verdaderamente puede sacar de quicio en ocasiones a cualquier familia. Pero las actitudes pueden ser diferentes de un niño a otro, por ejemplo, los más impulsivos pueden llegar a ser más agresivos, pero no existe un patrón concreto, por lo que hay que permanecer atentos.

Siempre es importante aprender a canalizar estas emociones y el deporte de impacto, como el boxeo o el karate, suelen ser alternativas muy buenas para niños con exceso de energía o ansiedad. La música y la lectura también son excelentes herramientas para canalizar la ira de una manera más didáctica y sosegada, por lo que es bueno que se fomenten dichos hábitos en cualquier familia.

 

  • Demostrar cercanía con los hijos con respecto a sus emociones

No se trata de que ignores a tus hijos cuando experimenten sentimientos como la rabia o la ira, sino de que simplemente puedas ayudarles a canalizarla. Es importante que los niños sepan que te alegras con sus alegrías, te entristeces con sus tristezas y te enojas con sus pataletas, pero que, al margen de sus emociones concretas, les amas y les ayudarás por siempre.

 

  • Dejar que los niños experimenten sus propios errores

Hay un dicho que dice “nadie aprende en cabeza ajena”, y este dicho es perfecto para este tema de la sobreprotección y de los padres “cortacésped”. Muchas veces sabemos las consecuencias que vendrán tras un acto determinado, por lo que como adultos podemos dar algún que otro consejo en este sentido, pero nunca se deben tomar las decisiones por un hijo.

Deja que sean ellos los que las vayan tomando (y siempre y cuando no corran peligros) poco a poco, aunque hacerlo signifique equivocarse. De hecho, suelen ser los caminos errados los que más nos ayudan a prepararnos mejor para ir encontrando en la vida los verdaderos aciertos.

 

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En definitiva, ser denominado como padre o madre “cortacésped” no es nada malo, puesto que la actitud sobreprotectora responde a un exceso de celo y de cuidados por parte de los adultos hacia los más pequeños. Lo importante es aprender a reconocer y rectificar dichos excesos, haciendo lo posible porque dicha sobreprotección no haga que los niños, el día de mañana, se sientan inútiles con respecto a su mundo exterior e interior.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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