Cómo actuar ante el enfado incontrolado de los niños

Los enfados en los niños son un proceso totalmente lógico y normal. Dependiendo del carácter del niño o niña del que hablemos, dichos enfados podrán ser más controlables o absolutamente desproporcionados, llegando a las conocidas y temibles rabietas. Temibles, sobre todo, cuando suceden en lugares públicos y resultan difíciles de controlar.

Como bien sabemos, los niños aprenden por imitación, lo que también se produce con respecto al control de los sentimientos. Que un niño tenga tendencia a enfadarse más o menos es parte de sí mismo, pero que el proceso sea más o menos agresivo puede cambiarse y reeducarse. Eso sí, para ello es muy importante que los padres también aprendan a controlar sus propios enfados porque, al fin y al cabo, es lo que le estamos pidiendo a esos peques que tenemos enfrente y que tienen muchos años menos que nosotros.

 

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Educar en el ejemplo, clave en el enfado de los niños

Para poder educar a los niños en una mejor canalización de los enfados es preciso incorporar como padres unas recomendaciones y pautas propias, como las que describimos a continuación:

 

  • Nunca pegues a tus hijos por muy enfadado o enfadada que estés. No olvides que, de esta forma, les estás enseñando que la violencia es válida para arreglar problemas. Pegar a un niño es un abuso de autoridad y da mucho miedo. Si gritas, les enseñas también a gritar.
  • Explícales cómo expresar sus sentimientos, enséñales a decir “no me gusta eso, por favor no, o no lo quiero”.
  • Si te controlas y les dices “ahora estoy enfadado y no puedo hablar sobre esto hasta que me calme”, les enseñas con el ejemplo lo que les estás pidiendo.
  • Los mayores también nos equivocamos, así que cuando te ocurra, pide disculpas por haberles juzgado mal o haberles asustado.
  • Tú sabes que estar enfado es, además de normal, también conveniente en muchas ocasiones. Pues eso es algo que también debe valer para tus hijos, ¡deja que lo sepan!
  • Así mismo, diles que no es bueno para ellos ni para los demás expresar el enfado de forma que haga daño a otros.
  • Habla con tus hijos sobre qué pueden hacer cuando estén enfadados para calmarse.
  • Ayúdales a expresar sus enfados físicamente de forma pacífica, como tirando una pelota contra la pared o corriendo.
  • Pacta con ellos, cuando no estén enfadados, un lugar para calmarse. Procura que en ese lugar haya cosas que les ayuden a distraerse y a encontrar esa calma que necesitan: pinturas, plastilina, muñecas…y cuanto más didáctico mejor.

 

Guía breve para actuar ante las rabietas

La pérdida absoluta de control se puede deber a muchas causas, así que, cuando ocurra,  piensa si el niño/a estaba muy cansado. No es buena idea que te acompañen los peques  al supermercado o a una juguetería si llevan un día en el que no han parado. Demasiados acontecimientos “extras” en un solo día pueden crear mucha tensión a un niño pequeño, así que intenta que lleven un horario razonable y ordenado porque las excepciones son eso, solo excepciones. Pero, si ves que se va a desencadenar la hecatombe…

 

  • Haz que una respuesta negativa suene positiva: “Ahora no podemos comprar ese juguete pero lo puedes pedir en tu cumpleaños”.
  • Intenta desviar la atención hacia otra cosa y piensa en positivo: ¿qué puedes hacer para satisfacer tanto tus necesidades como las de tus hijos?
  • Hazles entender que comprendes su frustración pero que no puede ser lo que ellos pretenden. Se comprensivo y di cosas como, “estás cansado/a pero pronto llegaremos a casa”. Si sabes que una situación estresa a los niños, evítala.
  • Si ya están en plena rabieta no te pongas a su altura. Respira hondo, ponte a los mandos de la situación y llévate al niño o niña a una zona más apartada.
  • Dile al peque que haya tenido la rabieta, si estáis en casa, que estarás ahí cuando esté preparado para salir. Cierra la puerta suavemente y tranquilízate tú mismo. Con serenidad, no le dejes salir hasta que haya dejado de gritar.
  • Después, piensa en qué ha ocurrido y qué ha podido ser lo bastante importante como para que tu hijo/a se haya puesto en ese estado.

 

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Y cuando la tormenta haya pasado…

  • No seas rencoroso y piensa en lo absurdo que es serlo con un niño pequeño.
  • No castigues a tu hijo/a por el temperamento demostrado en una rabieta.
  • No le grites, pues no entenderá por qué tú haces lo que le pides que no haga.
  • Ayúdale a que te cuente por qué se ha puesto así y práctica con él la forma de actuar la próxima vez que se sienta de esa manera.

Ya sabemos que todas las pautas que aquí decimos son muy difíciles de cumplir en la mayoría de las ocasiones, pero si lo piensas, es lo mismo que te gustaría que hiciera tu hijo cuando se enfada.

Autor: Almudena Orellana

Cofundadora del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, escritora creativa y redactora jefe. Leer más

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