La línea existente entre enseñar a los más pequeños a no hablar ni relacionarse con desconocidos y la de conseguir que sean personas sociables capaces de tratar con los demás, en realidad es bastante fina en nuestros días. ¿Qué quiere decir esto? Que si no somos cuidadosos a la hora de delimitar bien lo que es un desconocido y una posible situación de peligro, de otra que no lo sea, puede que terminemos confundiendo a los niños y haciendo que no sepan cuándo hablar ni cómo con los demás.
Si a esto le sumamos que muchas personas adultas consideran que, el hecho de que un niño participe o interfiera en conversaciones llevadas a cabo entre adultos es una falta de educación o de respeto, pronto parecen quedar en entredicho los sistemas habituales enfocados a conseguir desarrollar niños verdaderamente sociables.
La importancia de desarrollarse libremente
Dejar que los niños interactúen libremente con su alrededor es el mejor de los mecanismos posibles para que aprendan a relacionarse con el resto de las personas y para que vayan aprendiendo también las normas y los protocolos de cortesía que rigen nuestro mundo, o lo que es lo mismo, nuestros códigos de comportamiento social. En consecuencia, si regañamos a un niño por que haya decidido involucrarse en una conversación de familiares o amistades adultas, recibirá el mensaje de que ha hecho algo malo y solo habrá servido para que se confunda y para que se vea mermada su capacidad de ser natural e imprevisible, una magnífica cualidad que poseen los más pequeños y que desgraciadamente vamos perdiendo con el paso del tiempo.
Por supuesto es preciso que los niños crezcan siendo conscientes de que los adultos deben ser respetados, pero que un niño interrumpa una conversación para dar su punto de vista solo quiere decir que se siente parte integrante del grupo o de la reunión, o que quiere ser amable y hacerse notar, por lo que deberíamos analizar bien esto y no caer en errores que puedan interferir en el desarrollo de las habilidades sociales.
Aprender todos los códigos de comportamiento y lo que se considera de buena o de mala educación no es una tarea fácil, y al fin y al cabo los niños merecen que sus pensamientos y sus opiniones también sean tenidas en cuenta como las de los demás, sobre todo mientras aprenden.
Formas de alentar a un niño para que sea sociable
Animar a tus hijos para que se involucren con su propia presencia en el mundo puede hacerse de muchas formas, como por ejemplo, haciéndoles responsables de lo que desean comprar en la panadería, permitiendo que paguen al comerciante de una tienda, o dejando que decidan qué desean tomar a la hora de comer o de cenar fuera de casa. Se trata de dejarles tomar pequeñas y progresivas decisiones sobre sus propios intereses, siempre acompañados de adultos, claro está.
Este tipo de decisiones harán que vayan adquiriendo seguridad en sí mismos y que aprendan a relacionarse y a participar en el mundo con éxito, sin la idea de que puedan ser un “incordio” o “demasiado atrevidos” para los mayores. Dichas “licencias” pueden y deben aplicarse también a la forma en que se dirijan a las demás personas, y a continuación os proponemos un par de pautas para conseguirlo y ayudar a los peques a socializar con conocidos y con extraños en situaciones cotidianas:
- Anima a los niños a cuidar y a preocuparse por los demás. Gran parte de la interacción social educada requiere pensar en las otras personas, y lo hacemos a través de códigos como el ¡hola!, ¿cómo estás?, ¿qué tal día has tenido?, ¿cómo te llamas? Si coartamos la naturalidad de los más pequeños y no les enseñamos a normalizar y a utilizar este tipo de códigos desde el comienzo, pronto irán adquiriendo vergüenzas y barreras que les impedirán relacionarse con los demás de forma plena, adentrándose en sí mismos y preocupándose siempre por si han hecho las cosas bien o mal.
- No interrumpas ni te disculpes mientras hablan. No te avergüences cuando los niños interrumpan alguna conversación, ni por su forma de relacionarse con los demás, recuerda que están en una edad de aprendizaje. Si consideras que debes corregir alguna actitud o conversación, no olvides hacerlo en privado o en bajito al oído cuando haya más personas delante. Corregir o regañar a un niño frente a extraños o frente a conocidos, puede ser muy embarazoso para él y una dura piedra en el camino de la socialización y de las relaciones personales.
1 noviembre, 2018
Cada uno de estos artículos, son una gota de tranquilidad, de seguridad y de oportunidad para aprender sobre como se puede enriquecer la vida y el desarrollo de esos tesoros que aún tienen que ser pulidos para lograr un mejor crecimiento y madurez, autosuficiencia y demás valores. Gracias a todas las personas que brindan estos excelentes recomendaciones y/o consejos que comparto con amigas que se dedican al trato con pequeños de diferentes edades y que cada artículo es una valiosa herramienta.GRACIAS.