La tecnología ha llegado para quedarse y para revolucionar el mundo, pero aunque brinda muchos beneficios, lo cierto es que también ha ocasionado la pérdida de algunas costumbres. Por ejemplo, toda esa tecnología de la que hoy disfrutamos, ha contribuido a cambiar la forma de entretenimiento de los más pequeños.
Ya no suelen darse esas tardes en la calle con los amigos jugando al aire libre, y los propios padres tampoco desean que sea así, pues los tiempos han cambiado también a nivel de seguridad y tranquilidad. Ahora, además de estar un rato en el parque junto a los padres o los compañeros de clase (en el mejor de los casos), los más pequeños prefieren pasar sus ratos libres online, al igual que los adolescentes, y disfrutan viendo YouTube o jugando a algún videojuego, ya sea en el móvil o en una consola más tradicional.
Con este cambio de tendencia, los juegos tradicionales infantiles que en el pasado formaban parte de la vida de todo niño y niña, tanto en su casa como en el colegio, han ido desapareciendo, y lo cierto es que eran muy valiosos y servían para crear fuertes vínculos sociales mientras se disfrutaba al mismo tiempo de un ocio de calidad, generalmente al aire libre.
Por eso, además de ser conscientes de que la tecnología también nos aporta muchas cosas buenas, además de progreso, debemos hacer lo posible porque dichos juegos tradicionales no caigan en el olvido, transmitiendo no solo sus reglas y la forma en que se juega a cada uno de ellos a los más pequeños, sino también transmitiéndoles sus importantes valores sobre el juego sano y saludable. Así que, no os perdáis este artículo que hemos elaborado con la mejor recopilación de juegos tradicionales para niños, con lo mejor de los juegos de siempre para recordar y para volver a jugar.
Juegos infantiles traicionales para no olvidar
Como en el Bosque de Fantasías no queremos que los juegos infantiles tradicionales caigan en el olvido para siempre, os ofrecemos a continuación un listado con aquellos juegos más memorables y más jugados por generaciones y generaciones. Toda una colección de juegos tradicionales de siempre que no conocen los niños de hoy, y que no debemos sepultar en nuestra memoria:
El juego de la comba
Para jugar a la comba solo es necesario tener una cuerda gruesa con dos extremos y muchas ganas de saltar.
Existen varias formas de jugar a la comba: saltando una persona sola, de pie o con varios niños a la vez, con la comba sujetada por dos extremos y dos personas diferentes. A través de este juego tradicional los niños pueden divertirse de lo lindo mientras cantan canciones infantiles, pero también se ejercitarán al tener un contenido altísimo de desarrollo de la motricidad gruesa.
La gallinita ciega
Para jugar a la gallinita ciega necesitamos tener los ojos vendados, como vemos en la fotografía, y dar 3 giros (que nos darán los demás jugadores para cerciorarse de que no vemos nada). Entonces, a continuación, la gallinita debe salir en busca de los demás jugadores, pillarlos y adivinar de quién se trata solo con el tacto. Si la gallinita descubre quién es la persona a la que ha pillado, esta será la nueva gallinita. ¡Un juego mareante y desternillante!
El juego de la rayuela
La rayuela es un juego muy sencillo e ideal para todas las edades, así como uno de los más antiguos. Para poder jugar tan solo necesitaremos unas tizas de colores y una piedra, así como jugar preferiblemente al aire libre, pues es en la propia calle donde deberemos pintar las cuadrículas y los números por los que habrá que saltar para llegar al final del recorrido lo antes posible y ganar. Los números deberán ir del 1 al 10 y las cuadrículas ser de diferentes colores e incluso tamaños, pues pueden ser individuales o dobles. La manera de saltar dependerá también de la forma de dichas cuadrículas, siendo la pata coja para los cuadrados individuales y con los dos pies para las dobles.
El juego del pañuelo
El juego del pañuelo es uno de los juegos tradicionales más dinámicos de toda esta lista, pues requiere de agilidad y de bastante movimiento para su ejecución, por lo que suele ser un gran aliado en las clases de Educación Física. Y es que se trata de un juego de persecución en el que hay dos equipos enfrentándose en un espacio abierto, intentando atrapar un pañuelo que sujetará en el medio una persona imparcial hasta su señal (la persona que sujete el pañuelo no jugará en ese momento) y, una vez conseguido, llegar a la meta evitando ser pillados por el equipo contrario.
Jugamos al escondite
Sin duda, el escondite es uno de los juegos tradicionales más populares y uno de los favoritos también para los niños de menos edad, pues ya desde bebés solemos mostrar interés por este juego de siempre. Y es que, además de divertido, es muy sencillo de jugar: uno de los jugadores deberá ser el elegido para ser el que persigue o pillará a los demás, debiendo contar primero hasta 10 con la cara hacia la pared, dando tiempo así a los demás para poder esconderse.
Al terminar de contar, el que la “ligue” deberá intentar descubrir dónde está cada uno de los demás jugadores para pillarlos, y al mismo tiempo, evitar que alguno llegue a la pared o zona en la que se haya contado hasta diez, pues esa será también la meta o “casa” (el número hasta el que se cuente puede variar para darle emoción o para dar más tiempo a los jugadores si son muy pequeñitos). Si alguno de los otros niños llega sin ser pillado todos estarán a salvo y el perseguidor deberá contar y ligarla de nuevo. Por el contrario, si el que la ligue los descubre a todos, será el ganador.
Otra forma de jugar es haciendo que la persona que tenga el turno de contar y de encontrar a los demás descubra el escondite de los compañeros y, en lugar de tocarles para pillarles, vaya corriendo de nuevo al árbol o zona de salida a decir su nombre y su escondrijo para eliminarles de la partida.
El juego de las sillas
El juego de las sillas es uno de los más divertidos, pues suele realizarse con músicas de moda o canciones infantiles dinámicas que hacen que toda la experiencia del juego sea mucho más activa y genial. Pero primero, para poder jugar, necesitaremos un grupo más o menos grande niños (mínimo cuatro o más) y el mismo número de sillas, las cuales se colocarán en un círculo. A medida que avancen las rondas, se irán eliminando sillas, una por ronda.
Luego se reproduce una canción con la que los jugadores deben ponerse en marcha y moverse alrededor de las sillas. Al detenerse la música, todos los niños deberán procurar sentarse en la silla más cercana lo más rápido posible, y el niño que no lo logre (porque se haya quedado sin silla) quedará eliminado. Y así hasta que solo quede una silla y un jugador ganador.
El balón prisionero
Para jugar a balón prisionero debe delimitarse primero una zona de juego en un rectángulo, suficientemente grande, pues es donde se ubicarán los dos grupos de jugadores que habrá. Entonces se sueltan varios balones (preferiblemente una pelota de gomaespuma) a lo largo de la zona, que los niños deberán utilizar para lanzar y golpear a los del equipo contrario por turnos.
El que sea golpeado quedará eliminado y deberá abandonar el juego. Pero, si se lanza el balón y el rival lo agarra en el aire, el que haya lanzado la pelota quedará eliminado.
El ratón y el gato
El ratón y el gato es un juego de pilla-pilla bastante antiguo, por lo que suele utilizarse como recurso ya desde la primera infancia. Para jugar, primero debe elegirse (de entre todo el grupo de jugadores que haya) a dos niños, que serán el ratón y el gato. Mientras, el resto de jugadores hacen un corro y se cogen de las manos formando un círculo. A continuación, y mientras los demás jugadores van cantando la canción de “Ratón que te pilla el gato”, tanto el que haga de gato como el que haga de ratón, deberán correr entre el círculo y las piernas de los demás niños. Evidentemente, el que haga de ratón tendrá el objetivo de evitar ser pillado por el gato mientras dure la canción. Si por el contrario el gato toca al ratón, este pasará a convertirse en el gato.
Si termina la ronda y el ratón no ha sido pillado, puede pasar a ser el ratón el que haya sido gato, o elegirse a dos nuevos jugadores para la segunda ronda.
Como hemos podido ver, los juegos tradicionales de siempre eran muy dinámicos y divertidos, por lo que servían para pasarlo bien, pero al mismo tiempo para desarrollar la motricidad y mantener el cuerpo ejercitado y saludable, lejos del sedentarismo de nuestros días. Y existían muchísimos más interesantes que poco a poco están cayendo en el olvido, como las canicas, las chapas, la peonza, la zapatilla por detrás…, entre otros muchos.
Por eso nuestro deber como padres y educadores es impedir que queden finalmente atrás solo formando parte de la memoria de unos pocos, y aplicarlos en el aula cuando se tenga la más mínima ocasión, así como recordarlos y ponerlos en práctica en nuestra propia casa. Hacerlo puede ser muy divertido para todos, incluso para los más mayores, y servirá para que los niños de hoy conozcan igual de bien que nosotros los juegos infantiles de siempre y puedan seguir transmitiéndolos el día de mañana.