Compartir es una parte vital del aprendizaje, y como tal debería formar parte de cada jornada escolar. Realizar actividades en las cuales entre en juego el hecho de compartir puede ser una excelente y beneficiosa rutina diaria, una práctica clave en la búsqueda de un aula receptiva en la que todos los miembros se reúnan durante unos veinte o treinta minutos para saludarse, compartir noticias e ideas, hacer algo entretenido juntos, leer…etc. Este tipo de ejercicios ayudan a los estudiantes a comenzar cada día de forma atenta y respetuosa, conociéndose entre todos y practicando habilidades académicas y sociales.
Compartir juega un papel importante en la construcción de una comunidad positiva en el aula, así como amplias oportunidades de practicar y reforzar las habilidades del habla, de la escucha y del pensamiento, totalmente cruciales para el éxito escolar. Como seres sociales, las personas aprendemos mediante la comunicación con los demás, y esto es aplicable a casi cualquier tema que tratemos. Saber observar y reflexionar, hablar y escuchar, son habilidades fundamentales para nuestra capacidad de aprender. Y dichas habilidades nos permiten intercambiar perspectivas e ideas, explicar nuestro pensamiento o criticar el de los demás, tareas que los niños necesitan en todas las áreas de la escuela y de la vida.
Al reconocer el valor de estas habilidades de comunicación, cobra mucho más sentido la idea de que es necesario establecer una serie de rutinas que sirvan para que los niños puedan prepararse y participar eficazmente en una variedad de conversaciones y actividades entre compañeros. Cuanto antes comiencen a participar en una variedad de conversaciones ricas y estructuradas, más facilidades tendrán para enfrentarse a grados superiores académicos y a una vida profesional. Además, adquirir unas buenas habilidades de relación, abre el camino hacia ese lugar en el que se entiendan las cosas con claridad y se debatan con respeto y empatía.
Formar de aprender a compartir en clase
El hecho de aprender a compartir y de adquirir habilidades de relación y de comunicación es algo que puede practicarse de forma muy sencilla en el aula cada día. A través de una serie de actividades sencillas, en el aula los estudiantes pueden encontrar un espacio diario para esa práctica de comunicación crucial, practicar e integrarlas en el contenido académico, social y emocional de sus vidas. Los temas elegidos pueden ser noticias importantes de la semana, sucesos, o cuestiones relativas a la vida cotidiana y a las propias rutinas de los niños, como “qué tal les ha ido en la escuela el día anterior” o “qué tipo de películas les gustan”.
Además, la idea de compartir es fácilmente aplicable a casi cualquier tema académico o social, así como fácil de estructurar, y a continuación expondremos tres formas básicas de hacerlo:
- Compartir alrededor de un círculo. Este formato proporciona una forma segura de introducir habilidades básicas para compartir, como decidir sobre una idea, hablar con claridad, escuchar con atención o recordar lo que se compartió. El profesor debe anunciar un tema al círculo antes de comenzar, y todos los miembros del círculo deberán decir algo breve sobre el tema elegido. Los estudiantes deberán tomarse al menos un minuto para pensar y luego comenzar el debate. El círculo mostrará la capacidad de cada alumno de ponerse de acuerdo con otros, de debatir y rebatir o de dejarse llevar, al mismo tiempo que aprenden sobre temas importantes y comienzan la jornada relajados e informados.
- Compartir entre parejas. En este otro formato los estudiantes se juntan de dos en dos para hablar entre ellos sobre un tema elegido por el maestro. Esta es una buena manera de introducir la actividad de forma más íntima, adecuada sobre todo si hay estudiantes tímidos que puedan tener más problemas para hablar frente a todo un grupo o que tiendan a inquietarse mientras otros hablan. Puede ser también interesante que se empareje a los estudiantes con compañeros de clase con los que generalmente no trabajen o jueguen, ya que suele ser frecuente que los niños elijan a los mismos compañeros una y otra vez para todo tipo de actividades, lo que suele traer muy pocos beneficios a la hora de ganar unas buenas habilidades comunicativas y de relación. La actividad puede ampliarse si el objetivo es que anoten aquellas cosas que encuentren en común o que las conclusiones se compartan después con el resto de la clase.
- Compartir ideas. Este formato implica manifestar el día anterior el tema a trabajar para comenzar al día siguiente con la exposición de las ideas y de las conclusiones de cada alumno. Un formato que permite trabajar en casa de manera íntima y personal, para fomentar el debate después sobre unas ideas más trabajadas y reflexivas. También puede organizarse a través de trabajos más elaborados y dedicar la semana a la exposición de los mismos, lo que puede ser ideal si se trabaja el aprendizaje por proyectos.
Los formatos pueden elegirse atendiendo a cuestiones como las competencias de la clase, las necesidades de los estudiantes, las limitaciones de tiempo o los eventos y calendarios del aula. Muchos profes prefieren el círculo al considerar que proporciona una práctica mucho más profunda de las habilidades de hablar, escuchar y pensar, pero todos los métodos son igual de válidos y tienen sus propias ventajas. Lo importante es el fin, que no es otro que conseguir construir una comunidad respetuosa y afectiva mientras se atienden y debaten las ideas, conclusiones y preocupaciones de cada uno. De esta forma los niños refuerzan también su competencia en unas buenas habilidades de comunicación, fundamentales para todo su camino por el aprendizaje.