Que nuestro hijo de dos años no preste sus cosas es completamente normal. A su edad todo lo que está a su alcance es suyo, así de simple. Y no entiende que de repente un día venga un niño y le tenga que dejar sus juguetes. Tranquilo, esto tiene solución, sólo es una parte de su desarrollo y de nosotros depende que aprenda a ser generoso con los demás.
Hay que armarse de paciencia e ir instruyéndole en la satisfacción que es prestar para que te presten, la base del intercambio. Una experiencia enriquecedora que le permitirá, por ejemplo, jugar con cosas que no tiene. Al principio le costará porque no es muy consciente de que existen otros niños con otros juguetes y no entiende bien que es “prestar”, pero en cuanto comience a socializar y se dé cuenta de los beneficios de compartir no habrá vuelta atrás y lo verá tan natural que no entenderá como hay niños que no actúan así.
¿Por dónde empezamos? Estas 4 pautas te ayudarán en el inicio del proceso:
Explicarle las normas de convivencia
Con mucha tranquilidad hay que repetirle sin descanso, día tras día, que todos tenemos “cosas”, no solo él. Y que a veces hay que compartir o prestar a la gente que está contigo en ese momento, tanto en la escuela como en casa. Si tiene hermanos es conveniente que haya juguetes de uso común y juguetes de cada uno.
Distinguir las posesiones
De forma clara tiene que saber que hay cosas que son de todos: la comida o el tobogán del parque, por ejemplo. Y también que hay cosas que son suyas exclusivamente como su ropa o su cama, las cuales hay que respetar y pedirle siempre su permiso para usarlas. Así entenderá lo que es la posesión y el respeto hacia él y por consiguiente será mucho más sencillo que él lo ponga en práctica con los demás. Un tip para cuando vayan niños a visitarle es preguntarle si hay algo que no quiera compartir y guardarlo. Así evitaremos problemas de antemano.
Ayúdale a comunicarse
A veces no sabe expresarse o no capta muy bien qué pasa y le debemos ayudar. Si se enfada y no quiere dejarle un juguete a su amigo podemos decirle que lo pueden tener por turnos. Es probable que no se la haya ocurrido esta idea. O si es su amigo el que no le quiere prestar a él, hay que hacerle ver que su amigo está en su derecho de jugar un rato más y que quizás luego se lo deje. Se trata de darle voz a los sentimientos, tanto suyos como de otros niños, siempre desde la comprensión y la ternura. Aunque parezca difícil, lo irá asimilando todo, se irán suavizando sus reacciones y entenderá las de los demás. Poco a poco. Y pregúntale siempre cómo se siente y por qué, lo primero es que se sienta escuchado.
Haz que compartir sea divertido
Jugar con otros niños le hace crecer en todos los sentidos. Los juegos de equipo son ideales para motivarles: construir legos, hacer carreras, jugar a las casitas repartiendo los personajes…, las posibilidades son infinitas. Debemos facilitar el encuentro de nuestro hijo con otros niños, ya sean vecinos, amigos o familia. Alimentar su sociabilidad es vital para que sepa resolver conflictos e interactúe con todo tipo de personas, algo realmente útil en la vida. Para potenciar la idea de trabajo en equipo en casa es ideal realizar “proyectos” con él: armar un puzle en familia, plantar un jardín de macetas, colocar la compra en la despensa, etc…
Y para terminar, ser su ejemplo por supuesto. Si el niño ve que somos generosos y que además de compartir ayudamos a quien lo necesita, sin poderlo evitar se hará solidario y le dará más valor a la amistad y al contacto humano que a las posesiones.
24 julio, 2017
Es muy interesante el artículo me gustaría recibir éste tipo de correos