Compartir es un acto social imprescindible para poder tener relaciones sanas con los otros. No es fácil de aprender y mucho menos de enseñar, principalmente si somos adultos algo egoístas. Pero es importante entender que los niños no están preparados para compartir sino hasta que llegan a los 4 años. Antes de esa edad el niño recibe mucha atención y entiende que es el centro del mundo. Debemos saber que este sentimiento no está mal que se sienta, o que incluso puede ser necesario para transmitir amor y seguridad. Recordemos que la atención exclusiva es bastante importante durante este período para los niños más pequeñitos, debido sobre todo a que el núcleo de su mundo es la familia.
Sin embargo, a partir de los 4 años, el niño/a comenzará a darse cuenta de que no es único en el mundo y en su escuela estará con un grupo de niños que tendrán poco a poco el mismo sentimiento que él. Será frustrante enterarse de eso, pero el valor de compartir les ayudará a no sentirse ni más ni menos que sus otros amigos.
Actividades para enseñar a los niños a compartir
- Llevar a un niño a la escuela es vital, pues entre infinitas razones más, allí es donde aprenderá que hay reglas que cumplir en comunidad. No estés preocupado porque ya no vaya a recibir el trato especial y exquisito de sus padres, ya que es importante que aprenda cuanto antes que es igual a los demás.
- Invita a otros niños para que jueguen en tu casa con tu hijo, pueden ser vecinos, compañeros de la escuela o primos. De esta manera tu hijo/a se verá obligado a ser el anfitrión y a atender a sus amigos en casa. Deja que elija qué juguete no quiere compartir y dale la oportunidad también de que sea él o ella quien seleccione los juguetes y espacios que está dispuesto a prestar.
- Cuando tu hijo tenga una actitud positiva hacia el acto de compartir, acuérdate de felicitarle y de motivarle para que lo siga haciendo.
- Enséñale que compartir transmite un valor muy poderoso y que no solo alivia el apego de quien comparte, sino que hace feliz a otros. Utiliza cada oportunidad que se te presente en la vida para demostrárselo.
Una historia que funciona con niños
Ahora te voy a contar una historia que recientemente me funcionó con mi hija y que tiene que ver con el acto de compartir:
Dentro de los materiales que necesitaba para hacer sus actividades en la escuela había hojas, goma blanca y tijeras. Este material debía guardarse en la escuela para ser utilizado todos los días. Un día, mi hija se quedó sin hojas blancas para trabajar y tuvo la suerte de que otro amigo le prestara las hojas que necesitaba. Ella llegó muy contenta ese día y me lo contó.
Inmediatamente le resalté que su amigo había sido muy generoso, compré nuevas hojas para ella y para su amigo y dije:
- Entrégale esto a tu amigo y que no se te olvide darle las gracias-.
Una semana después vi dentro de su bolso una goma blanca y le pregunté:
- ¿Este material no había que dejarlo en la escuela?
Su respuesta fue que le había molestado mucho que todos los niños hubieran gastado su goma blanca y utilizasen la de ella. Entonces, le pregunté…
- ¿Cómo te hubieses sentido aquella vez que te quedaste sin hojas para trabajar si nadie te hubiese prestado alguna?
No tuvo que darme respuesta, pues su rostro lo decía todo, sin embargo me contestó:
- Me hubiese sentido muy triste, mamá.
Lo importante de este momento es que de una vez ella supo qué hacer, sin yo decirle nada, y al día siguiente regresó a su escuela para compartir su goma blanca, no solo porque los otros niños la necesitaban, sino porque ahora ella tenía la oportunidad de hacer feliz a los demás.
Y es que compartir es un acto de amor que te permite hacer feliz a otros y a ti mismo. ¿No es un valor magnífico para enseñar a nuestros niños?