El plan perfecto de un niño para engañar a su maestra

Educar en la igualdad a los niños es un tema de suma importancia para su desarrollo emocional y para el beneficio de la propia sociedad. Y no es un imposible, pues se dan a diario casos excepcionales de empatía y de inteligencia emocional en edades tempranas, como en el caso del niño de EE.UU que un día decidió sorprender a su maestra gastándole una tierna e inocente broma. Un día como otro cualquiera su madre le llevó a cortarse el pelo, y él decidió preguntar si se podía rapar el pelo como uno de sus mejores amigos. Al ver que su madre aceptaba y verse igual a su amigo (de otra raza) al salir de la peluquería, no podía esperar a llegar a la escuela para gastar a su maestra la broma de hacerse pasar por él y de intentar confundirla.

Este caso demuestra que, según la educación recibida desde muy pequeños, los niños crecen o no viendo diferencias con respeto a otras personas o desarrollando prejuicios. Esta maravillosa anécdota conmovió a aquella madre, que no tardó ni un minuto en difundir la noticia por redes sociales llegando a compartirse entre millones y millones de personas y compartiendo un importante mensaje con el mundo: que los niños pequeños nacen con la mente limpia y libre, y depende de los adultos que ello siga siendo así.

Cuando somos niños todos nos sentimos como iguales, y es conforme vamos creciendo cuando se van observando determinadas diferencias o se van insertando prejuicios en la mente motivados por educaciones inadecuadas o discriminatorias. Por eso el derecho a la igualdad y a la no discriminación es un tema fundamental que debemos inculcar en los más pequeños, sin distinción de raza, sexo, nacionalidad o religión. Debemos explicar a nuestros hijos que las diferencias nos enriquecen, que no nos separan, y que en ningún caso nos hacen ser superiores o inferiores al resto. Por ejemplo, podemos explicarles que igual que muchos pájaros tienen diferente color en su plumaje, muchas personas tienen diferente color de piel o estatura, lo que en realidad las hace únicas y especiales.

 

niños en navidad

 

Esto en muchas ocasiones no es una tarea fácil, ya que los niños pueden estar rodeados de gente con prejuicios y sin la mínima tolerancia hacia los demás. Si los niños ven en su entorno reacciones racistas por parte de sus padres, familiares o amigos, sin duda esto puede influir negativamente en su desarrollo social y en cómo tratar a los demás.

 

 

La empatía es el fundamento de la inteligencia emocional

La empatía se define a menudo como la forma en que se ven las cosas desde el punto de vista de la otra persona. Pero la empatía es en realidad un evento físico, controlado por el hemisferio derecho de nuestro cerebro. La estructura del llamado cerebro derecho se forma durante los primeros dos años de vida, incluso antes de que el bebé adquiera la capacidad del habla. Ese hemisferio derecho conecta con el corazón, con los órganos digestivos, con la piel…y en consecuencia, cuando nuestro corazón salta, o nuestro estómago gira, o nuestra piel se irrita…, nos envía un mensaje. Del mismo modo, cuando sentimos una profunda empatía, la sentimos también de forma directa en nuestro propio cuerpo, y eso significa que la empatía es también la capacidad de “sentir” o ponerse en la piel de los demás.

Cuando los niños tienen unos 6 meses pueden reconocer ciertos tipos de diferencias raciales entre las personas; con solo 2 años pueden ir adquiriendo hábitos y prejuicios que vean en su entorno; con unos 12 pueden llegar a desarrollar por completo su personalidad y creencias, relacionadas muy probablemente con todo aquello que hayan visto y aprendido hasta entonces…Y esto da un periodo de nada más y nada menos que 10 años, tiempo suficiente para que los adultos (y fundamentalmente padres y madres) eviten prejuicios morales y culturales. Tiempo de sobra para aprender a vivir en armonía, a respetar, a comprender…y a adaptarse a una sociedad rica e intercultural en la que la educación es responsabilidad de todos.

La empatía, por tanto, fortalece el vínculo de las relaciones y ayuda a los niños a sentirse comprendidos, menos solos con sus posibles sufrimientos, deseos y anhelos. La empatía cura, y la experiencia de la empatía enseña a los más pequeños sobre las formas más profundas en que los humanos pueden llegar a conectarse, proporcionándoles una sólida base para sus relaciones sociales y su desarrollo en el mundo.

 

 

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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