Los peligros de prescindir de la hora del recreo

¿Quién no recuerda la sensación que daba en la infancia el poder salir al recreo después de largas horas de clase, para respirar, descansar y jugar al aire libre?

El recreo es una de esas parcelas de tiempo que nunca se olvidan, sobre todo conforme vamos creciendo y observando lo verdaderamente dura que puede ser la vida. Pero no es menos importante para los niños, pues necesitan poder desconectar, jugar, socializar… y una jornada escolar puede ser tan dura para ellos como para los adultos el ir a trabajar. Sin embargo, con todo lo importante que el recreo puede ser, lo cierto es que en nuestros días muchas veces tiende a menospreciarse o a acortarse con el fin de dar cabida a las planeaciones escolares, a menudo extenuantes, demasiado ambiciosas y poco realistas.

¿Son acaso los niños culpables de que los temarios excedan siempre el horario escolar? ¿Tiene sentido perder minutos de un ya de por sí breve recreo, en pos de ganar tiempo para decir un par de frases o dictados más? La respuesta es casi tan evidente como pudor puede dar el reconocerla, sobre todo para determinados centros escolares.

Pero la realidad es que no es un problema del todo actual, pues antaño ya existían profesores y centros que recurrían a la supresión del recreo para castigar o reprobar el que no se hubieran entregado los deberes, el que se hablara de más en clase…Pero, ¿es esto realmente efectivo para los niños?

 

El juego, fuente fundamental del aprendizaje

Puede parecer que restar minutos a un recreo con el fin de poder dedicar más tiempo a una asignatura es tiempo bien invertido, pues está enfocado a aprender, pero lo cierto es que el juego puede ser tan buen maestro del aprendizaje como las asignaturas tradicionales, y ninguna parcela puede ser sustituida por la otra.

Jugar al aire libre puede proporcionar múltiples habilidades en los más pequeños, como el fomento y el desarrollo del ejercicio físico, la mejora de la concentración y de los niveles de socialización, el aumento de la creatividad y de la cooperación en grupo, el alivio del estrés y de la ansiedad, la potenciación del espíritu positivo…Los elementos naturales, como puedan ser el aire o el sol, no solo mejoran la salud y son fuente de vitaminas, sino que mejoran el estado de ánimo e invitan a la reflexión y a la diversión, lo que sin duda repercute en la capacidad posterior de concentrarse y de trabajar eficazmente. En definitiva, el recreo permite a los niños seguir siendo niños y desconectar, así como estar más relajados y calmados a la hora de enfrentarse a largas horas de estar sentados y a temarios y ejercicios complejos.

Por eso sería bueno reflexionar acerca de la importancia que actualmente como padres y profesionales otorgamos a la hora del recreo, para que nunca más sirva como excusa o como remedio a la falta de tiempo. Es primordial que los niños puedan seguir siendo niños y disfrutando del juego como se hacía hace décadas; que los recreos sigan siendo espacios de transmisión de la cultura oral y de los juegos más tradicionales, como el corro o la comba; o que se estudie la forma de enseñar sin castigar ni renunciar a la importante necesidad de movimiento de nuestra mente y de nuestros cuerpos.

¿Nos ponemos a ello?

Autor: Almudena Orellana

Cofundadora del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, escritora creativa y redactora jefe. Leer más

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