Los conflictos entre los niños son inevitables, y constituyen una parte importante de su desarrollo social y emocional. Sin embargo, a menudo los padres no saben cómo manejar estas situaciones, y en vez de permitir que sean los niños quienes resuelvan esos conflictos, optan por intervenir directamente, castigando o actuando como árbitros. Esta forma de proceder puede ir en detrimento del desarrollo social y emocional de los niños. Por lo tanto, creemos que un enfoque distinto puede dar mejores resultados. En este caso, ahondaremos en el método japonés conocido como “Mimamoru”.
Mimamoru: el método japonés para resolver conflictos
“Mi” significa vigilar y “Mamoru” significa proteger, por lo que Mimamoru significa algo así como “Vigilar y proteger”, lo que lo define bastante bien. Este método japonés se trata de un enfoque para abordar los conflictos de los niños en el cual los adultos no intervienen.
No significa esto que se dejará que los niños hagan lo que quieran o que no se les prestará atención, sino que de lo que se trata en realidad es de dejar que los niños puedan resolver los conflictos entre ellos, en un entorno controlado, vigilándolos siempre e interviniendo solo cuando sea necesario. Es decir, que no se trata de que los padres resuelvan los conflictos, sino de que garanticen mediante la vigilancia y la protección que los niños se encuentran en condiciones seguras para resolver ellos mismos los conflictos.
Esta práctica ha sido transmitida por generaciones y permite que los niños desarrollen de mejor manera su capacidad de resolver conflictos por si mismos, sin intervención de un tercero que pueda o no tener razón.
Cómo poner en práctica el método Mimamoru
Sabiendo en qué se basa este método japonés, veamos ahora algunas claves que te permitirán implementarlo en tu hogar:
- Que tengan un entorno seguro: es necesario proporcionar un entorno seguro en estos casos, para que los niños no se hagan daño entre ellos. En caso de ser necesario, se puede intervenir para separarlos hasta que se calmen.
- Observar sin juzgar: es importante hacer una observación antes de pensar en intervenir. Hay que tomarse el tiempo de escuchar sin juzgar, y solo entonces se podrá evaluar si se hace necesaria una intervención del adulto o si los niños pueden resolver el conflicto por si mismos.
- Fomenta la comunicación directa: animar a los niños a que se comuniquen entre ellos antes de recurrir a ti es bastante importante. De esta forma podrán desarrollar mejor la comunicación efectiva, aprendiendo a explicarse mejor, pero también a entender a los demás.
- Establece límites claros: y casi igual de importante es poner límites claros cuando creas que es necesario, ya que de esta forma se pueden evitar situaciones peligrosas, como por ejemplo si crees que los niños pueden iniciar una pelea. Aunque el Mimamoru valora la autonomía, se considera que los padres pueden intervenir si así lo creen necesario.
- Valoren juntos las soluciones propuestas: una vez que hayan llegado a un acuerdo, elogia su capacidad para haber podido resolver los conflictos por sí mismos y valora sus esfuerzos de forma constructiva. De esta forma se les motiva a que sigan resolviendo los conflictos por ellos mismos, de forma sana y constructiva.
Con estas claves podrás comenzar a implementar el método japonés Mimamoru en el hogar ayudando a que tus hijos mejoren su capacidad de resolución de conflictos. Del mismo modo, conseguirás que aprendan a enfrentarse solos a problemas que inevitablemente surgen en el día a día de todas las personas, lo que les ofrecerá autonomía y motivación para ser cada vez más independientes conforme pase el tiempo, y con herramientas suficientes para superar cada bache que se presente.