Cuando los docentes también sufren bullying

La palabra bullying se ha venido relacionando con el acoso escolar que pueden sufrir niños y adolescentes, de forma más común, en cualquier sociedad. Este concepto en parte es verdad, sin embargo, no son solo los niños y adolescentes los únicos seres que pueden ser víctimas de acoso, ya que los adultos también pueden serlo en su casa, en la calle o en su lugar de trabajo, aunque suela recibir diferentes nombres. Con referencia a esto último, son muchos los docentes que cada día denuncian nuevas situaciones de acoso en diferentes partes del mundo, pero, ¿por qué y qué soluciones se están buscando al respecto?

 

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Qué es en realidad el bullying

Para entender el bullying o el acoso en cualquier contexto, primero es necesario comprender su definición. El bullying, en concreto, es un patrón de abuso que se da durante un período prolongado de tiempo con el deseo de humillar o de degradar a otra persona logrando que esta se aísle socialmente.

Las herramientas que puede usar el intimidador son variadas, como por ejemplo la agresión física, el insulto, la agresión verbal, la exclusión, la humillación o la destrucción de la reputación, una práctica que está siendo cada vez más común en los medios digitales.

 

Cómo sufren los docentes bullying

Son muchas las formas en las que un docente puede sufrir bullying, y las más comunes son, aquella violencia que se soporta desde los altos cargos directivos hacia los docentes de menor rango (aunque esto suele definirse como acoso laboral o mobbing), o la que se recibe por parte de algún miembro del alumnado. Sin embargo, estas no son las únicas formas.

Otra forma habitual de bullying entre los docentes es cuando se crean grupos (a veces grupos de Whatsapp) que apoyan rumores no contrastados, que buscan desmerecer al profesor o intimidar a algún grupo de docentes distintos a los del propio grupo, chats de padres…etc. Este tipo de grupos, auspiciados en buena medida por las redes sociales, funcionan como una fábrica de comentarios que perjudican la imagen de los profesores y que pueden llegar a causar el despido o la renuncia por parte del profesor intimidado en los casos más extremos.

Por eso deberíamos reflexionar sobre este tipo de prácticas, puesto que las consecuencias pueden ser muy graves y negativas, además de crear un ambiente absolutamente inadecuado con respecto a la educación del alumnado. Un profesor que sufre bullying puede experimentar un pobre rendimiento laboral, además de problemas de salud como dolor de cabeza, de estómago, depresión, ansiedad o tensión, y dichas consecuencias pueden agravarse en el tiempo perjudicando también la calidad de la enseñanza y el ritmo adecuado del aula.

 

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Qué debe hacer un maestro que sufre bullying

Un maestro que sufre bullying tiene varias alternativas, como por ejemplo:

  • Puede documentar cada incidencia para su propio registro, escribiendo fecha, hora, personas que participaron, lugar y los sentimientos que se despertaron a partir del acoso. Todo esto con la finalidad de buscar ayuda psicológica y no caer en un debilitamiento mental ni en el aislamiento.
  • Buscar orientación a través de un sindicato o un abogado que pueda ayudar y aconsejar sobre acciones legales al respecto.
  • Otra posibilidad es confrontar al intimidador. Como este necesita la energía de una persona débil para sentirse más fuerte, la confrontación puede debilitarle. Sin embargo, hay que tener cuidado de no crear episodios violentos, ya que la persona intimidada puede guardar rencor y frustración a la larga.
  • Aunque, sin duda, la mejor opción es comunicar siempre todo a los superiores y establecer medios de comunicación fluidos con el alumnado y con los padres, evitando medios externos de comunicación fuera de la escuela o censurando aquellas actitudes que no sean propias de un entorno de respeto adecuado.

 

Cada vez son más los maestros que se sienten perjudicados o minusvalorados con respecto a su profesionalidad, en gran parte debido a nuevas situaciones como las creadas por los nuevos entornos digitales, y es deber de todos evitar que estas situaciones se den, pues no pueden tener cabida en una sociedad y en unos entornos educativos en los cuales se busca que los más jóvenes se entiendan, se comuniquen y se lleven bien entre todos sus compañeros sin ningún tipo de roce ni problemas. Los adultos debemos ser el ejemplo y garantizar un entorno de convivencia y de ayuda al profesorado, y nunca de confrontación, ya que solo así podremos evitar nuevos y tradicionales casos de acoso en el entorno académico.

 

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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