En los últimos tiempos se han puesto muy de moda los grupos de Whatsapp de padres asociados al colegio y al rendimiento escolar de sus hijos. Aunque ciertamente para los padres esta puede ser una herramienta práctica que les permita permanecer siempre al día de las novedades con respecto a las tareas escolares, las reuniones, los planes educativos, etc., lo cierto es que pueden llegar a convertirse en una cruz, no solo para los niños de dichos padres, sino también para los profesores e incluso para los propios progenitores.
El excesivo uso que prácticamente todos hacemos de estas nuevas redes sociales, ha ido haciendo que estos grupos, originados en un primer momento para estar al día y para resolver problemas puntuales, se hayan convertido en foros de debate sobre cómo hay que enseñar o educar, posicionándose muchas veces en torno a la forma en que los niños reciban esa educación por parte de los profesores.
Tampoco tiene sentido que los padres se recuerden a través de dichos grupos aquellas responsabilidades que deberían atañer tan solo a sus hijos, como el hecho de que haya deberes para el día siguiente y cuáles. Es como si las redes sociales permitiesen un control mayor sobre los hijos, impidiendo que estos resuelvan sus propios problemas y se enfrenten a ellos de manera personal, lo que sin duda les desarrollará como miembros de la sociedad del mañana a través de un proceso de maduración en cuyos aspectos no deberían intervenir terceros, ni siquiera los padres. Pensar, como padres modernos, que permanecer en guardia las 24 horas del día ayudará a salvaguardar las espaldas de los hijos, es situarse muy lejos de la realidad.
Espacios de lucha abierta: Whatsapp
Las redes sociales, y en este caso Whatsapp, son reflejo de una nueva sociedad que puede permanecer en continuo contacto y en cualquier situación. Esto, además de las ventajas evidentes que tiene, también puede conducir a un exceso de límites con respecto al papel que cada uno debería o debe cumplir en la sociedad.
El simple hecho de una mala nota, puede llevar hoy en día a un padre a hablar mal de un profesor en dichos grupos de mensajería instantánea, colaborando a crear falsos rumores y a extenderlos sobre profesionales de la docencia, y llegando a sobrepasar incluso la barrera de lo personal. Un asunto que, desde luego, no debería formar parte del “patio del colegio” y mucho menos del patio de los propios padres.
Las controversias que este tipo de grupos están suscitando en nuestra sociedad, junto a las numerosas denuncias que muchos profesores han realizado al teléfono de atención y ayuda del sindicato ANPE, dan plena muestra de cómo se ha llegado a un punto preocupante en este tema, fracturándose aún más la armonía entre padres y profesores, familias y escuelas.
Es preciso, por tanto, que reflexionemos sobre esto y sobre la necesidad de qué comentar y qué no en una red social, sea cual sea. Recordemos que ante la existencia de un determinado problema con la escuela o con el docente, es necesario hablar de manera directa y personal y que, con respecto a las tareas y deberes de los hijos, es necesaria también una cierta confianza en ellos en forma de autonomía y de responsabilidad.
Comienza el nuevo curso escolar, y en nuestra mano está acabar con las faltas de respeto y con la falta de seriedad.
Y tú, ¿qué opinas de los grupos de Whatsapp para padres?