Decía Picasso: “Todos los niños nacen artistas, el problema es cómo seguir siendo artistas al crecer”…Y, en efecto, la rutina, las normas y los límites impuestos por la sociedad y las costumbres, matan el espíritu creativo más inocente.
“No te salgas de la raya”, “El sol es amarillo, ¿por qué lo pintas de azul?”, “No dibujes ahí, hazlo en tu cuaderno que para eso es”… Y así, poco a poco, vamos minando las ideas que nos traen las mentes más pequeñas; esa savia nueva que podría cambiar el mundo, con su perspectiva intacta y diferente, no condicionada como la nuestra.
Si nos diéramos cuenta de que solo desde la libertad se puede crear, y que un adulto creativo es un niño feliz que no creció, y que la creatividad es lo que se necesita para inventar cosas y avanzar en el mundo…todo sería muy diferente para cambiar lo que no sirve, para impulsar nuevos caminos y otras formas de entender las cosas, seguro mejores y más acordes con los nuevos tiempos… Si nos diéramos cuenta de todo eso, seguramente dejaríamos que nuestros hijos desbocaran su imaginación, es más, nos preocuparíamos de que tuvieran a mano lo que precisaran para dar rienda suelta a su espíritu artístico: arcilla, pinturas, lienzos, paredes o cualquier papel, instrumentos musicales reales o improvisados, un escenario entre los dos sillones del salón, música de todo tipo, y lo que nos reclamasen.
Si todo esto no basta para convencerte de que hay que impulsar al niño en su desarrollo artístico, aquí damos algunas razones comprobadas por las que según los expertos es muy sano hacerlo:
Por medio del arte se aumentan las capacidades intelectuales del niño
Al reconocer el entorno sin limitaciones, pueden disfrutarlo más conscientemente y darse cuenta de su diversidad, lo que amplía su horizonte mental. Es importante también que entienda que puede transformar lo que le rodea, eso le abre un mundo infinito de posibilidades. Ahí es fundamental el papel de los padres como acompañantes, no como delimitadores.
Aumenta y mejora la comunicación entre padres e hijos
Compartir plastilina, pinceles, bailes, disfraces o cualquier tipo de expresión artística, une más de lo que podamos imaginar. Es como viajar juntos a lo desconocido, al mundo de nuestra imaginación, y eso hace que el vínculo afectivo se incremente de manera notoria. Siempre recordarán quien jugaba con ellos dejándolos ser ellos mismos.
Comienzan a saber quiénes son
A través de sus creaciones empiezan a conocerse, a saber sus gustos y preferencias, a definirse como personas. Eso les proporciona seguridad y eleva su autoestima. También ver las diferencias con los demás es enriquecedor, porque aprenden a respetar y a conocer otras formas de ver el mundo, igual de importantes que las suyas, lo que les hará adultos tolerantes y abiertos a nuevas iniciativas.
28 abril, 2017
Me gustan las ideas que aparecen en su blog!
29 junio, 2017
Desearía información sobre los artículos y talleres que imparten, muchas gracias….