Los niños, durante sus primeros años de vida, necesitan recibir afecto principalmente de sus padres, así como de otros miembros de la familia, como puedan ser los abuelos o los tíos. Normalmente, cuando un niño/a crece en un ambiente familiar en el que no falta ningún miembro, se entiende que ese niño tiene todas sus necesidades afectivas cubiertas, sin embargo, esto no es del todo cierto.
Crecer en un ambiente sano y seguro es fundamental para cubrir dichas carencias, pero ese tipo de ambiente no se consigue solo porque un niño tenga a sus dos padres y a toda su familia completa, ya que depende de muchas más cosas, como la vivencia de determinadas situaciones traumáticas o vivir en un hogar en el que apenas existan las demostraciones de cariño, como las palabras tiernas, los abrazos y los besos. Cuando los niños reciben amor incondicional, reciben el mensaje de que son aceptados y queridos tal y como son. Esto aumenta la confianza que tienen en sí mismos y es uno de los regalos más importantes que pueden recibir.
Con demasiada frecuencia los adultos nos enfocamos en el desarrollo intelectual y físico de los más pequeños, pero es casi igual de importante o más el tener en cuenta el desarrollo emocional.
Cómo identificar posibles carencias afectivas
Cuando un niño no ha crecido en un ambiente sano o con demostración afectiva, es fácil reconocerlo por las siguientes señales:
- Desconfianza generalizada
Los niños que no han recibido seguridad en su infancia, o que incluso han podido recibir algún tipo de maltrato, pueden llegar a crecer con cierto grado de desconfianza hacia el prójimo, lo que puede mostrarse, por ejemplo, en la reticencia o el miedo a la hora de recibir el cariño de los demás.
- Rechazo al cariño
Al no almacenar suficientes escenarios de amor y de cariño durante los primeros años de su vida, un niño puede desconocer los actos normales de afecto, lo que hará que pueda incomodarse ante determinados actos de cariño habituales, no pudiendo corresponder a estos como se espera en una persona “normal”.
- Deficiencia en habilidades sociales
Por lo general los niños que tienen carencias afectivas tienen bastante timidez, lo que hace que se escondan o se incomoden ante la presencia de terceras personas. Suelen aislarse y no disfrutan de las reuniones sociales, especialmente cuando se suceden en presencia de mucha gente.
- Trastornos de ansiedad
Los niños que no han sido atendidos de manera acorde cuando son bebés tienden a pasar por episodios habituales de llanto o momentos de ansiedad, angustia y miedo que pueden quedar grabados en su memoria. Esto, si no es atendido adecuadamente, puede derivar con el tiempo en adultos con frecuentes trastornos de ansiedad. Esto es posible que lo sufran también niños que sufren determinados traumas o episodios complejos, como hospitalizaciones, tratamientos, episodio de bullying…por lo que es fundamental permanecer atentos.
- Deficiencia en el desarrollo del lenguaje
Durante los primeros años de vida es muy importante que los niños graben ritmos, escuchen voces que les sean familiares, como la de su madre, para memorizar así poco a poco los sonidos. Este es un proceso de aprendizaje previo al lenguaje y, si un niño no ha pasado por este proceso previo, puede que se vea retrasada su etapa de inicio del lenguaje.
- Dificultad para expresar los propios sentimientos
Los niños que han recibido poco o ningún afecto en su primera infancia suelen tener dificultades para expresar sus sentimientos. Y las emociones de ira o miedo pueden ser más constantes y frecuentes que las positivas, como es el caso de la alegría. Esto nos indica que los niños necesitan estabilidad emocional para sentirse felices y seguros, y esto, afortunadamente, es algo que se puede aprender. No olvides que la seguridad y el aprendizaje y manejo de las emociones, es un requisito casi imprescindible para el desarrollo y para cualquier aprendizaje de la vida.
¡Recuerda también que no es suficiente con alimentar a los más pequeños o llevarlos al cole, y que es necesario transmitirles amor y brindarles un ambiente acogedor para un crecimiento y una maduración sana!