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El valor de las palabras positivas en el aula

La mayoría de las personas pueden recordar algún comentario de un profesor o profesora del pasado que les desanimó o les ayudó a seguir por el camino correcto con ilusión. Esto refleja la forma en que los seres humanos tendemos a enviar mensajes positivos o negativos a los demás, ya sea que estemos hablando de los padres, de los abuelos, de los amigos o de los maestros.

Los mensajes positivos son muy importantes por razones obvias, pero fundamentalmente porque ayudan al crecimiento de los niños de una forma constructiva, al contrario que los negativos, que pueden desanimar a alguien condicionando incluso el ritmo de su vida. Y es que nuestras palabras pueden tener un profundo efecto sobre la actitud y el comportamiento del otro, por lo que es fundamental que reflexionemos y pensemos en ellas, también dentro del aula. Es cierto que a veces los comentarios desalentadores no se hacen con mala intención y responden en muchas ocasiones al desánimo que produce la falta de resultados o un comportamiento nervioso o poco adecuado en clase, pero sea cual sea el caso el lenguaje es muy importante y puede influir en el receptor del mensaje.

 

 

Veamos: un comentario como “A ver si te sale bien ya este examen” puede llegar a mermar la confianza de un niño al recordarle o hacerle pensar que siempre suele hacer las cosas mal. En el lado contrario, decir algo como: “Este es un examen importante, por lo que sé que darás lo mejor de ti”, puede ayudar a los niños inspirándoles y llevándoles a estudiar y a esforzarse más.

¡Pero veamos algunos ejemplos y estrategias más a continuación!

 

 

Ejemplos de comentarios negativos que deberías desterrar

 

Ejemplos de comentarios positivos que deberías practicar

 

Otros ejemplos alentadores ideales para maestros

 

Las frases que hablan de situaciones exitosas para los niños o de valores y grandes capacidades, estimulan el optimismo de los más pequeños sobre un futuro aún incierto y, en consecuencia, propician el buen comportamiento y las actitudes positivas. Por eso, si eres maestro/a y deseas inspirar a tus alumnos, detente siempre y piensa antes de decir algo que pueda minar la confianza o la ilusión de los más pequeños, sobre todo en cuestiones relacionadas con su esfuerzo, trabajo o capacidad, y pon mejor en práctica la idea de dirigirte a ellos de una manera constructiva y alentadora, sea cuales sean los resultados o el ritmo de aprendizaje de cada alumno. Recuerda que siempre hay tiempo para mejorar y que hacerlo está en la mano de todos.

Los maestros, aunque no sean conscientes muchas veces, pueden tener un gran impacto en sus alumnos y en su autoestima, igual que el resto de las personas o incluso más. Por eso debemos tener muy presente que muchos estudiantes pueden llegar a la escuela tristes y desanimados como resultado de problemas personales y mochilas invisibles que no podemos ver. Es por esto que los niños necesitan desesperadamente a alguien que crea en su valía y que sea capaz de alentar y de conseguir que se esfuercen más para dar lo mejor de sí mismos, ¡y nada como un profesor para conseguirlo de esos que dejan huella!

 

 

Estos ejemplos sencillos y cotidianos nos ayudan a ver cómo los estudiantes con un bajo sentido de la confianza y de la autoestima se detienen en sus debilidades y esto les crea un muro que imposibilita el hecho de ver también sus fortalezas. En este sentido, los maestros pueden ser capaces de buscar y descubrir dichas fortalezas y de hacer refuerzos, contribuyendo con ello a la eliminación de cualquier posible muro y al descubrimiento tan bonito que es el creer en uno mismo. Si un profesor menciona y hace visibles las fortalezas de sus alumnos, lo más probable es que ellos comiencen a creer cada vez, de una manera más firme, que tienen habilidades y muchos valores positivos, y esa confianza y ese aprendizaje de vida es el que hará que mantengan a ese profesor en su recuerdo con el paso de los años.

¿Puede haber algo más bonito?