Seguro que alguna vez habrás oído hablar de motricidad, sobre todo si te dedicas a la educación o tienes niños en casa, o puede ser que sea algo que hayas oído pronunciar a algún maestro o médico pediatra. La palabra motricidad alude al desarrollo humano, especialmente durante los primeros años de vida, pero, ¿sabemos realmente qué es la motricidad infantil?
Entender el concepto de motricidad nos ayudará a prestar más atención al desarrollo de nuestros niños, lo que sin duda será de utilidad para acompañar el crecimiento de los mismos y estar mejor informados.
Qué es la motricidad infantil
La motricidad es la capacidad que el cuerpo posee para realizar movimientos. Los movimientos surgen como resultado de las contracciones y desplazamientos musculares, algo en lo que también influye el equilibrio. De esta forma, el desarrollo de la motricidad en los niños es fundamental para su desarrollo integral.
El desarrollo de la motricidad se produce principalmente en los primeros años de vida, desde el nacimiento hasta la escolarización. Sin embargo, durante toda la vida se puede seguir desarrollando. Se trata de un aprendizaje que involucra tanto lo corporal como lo psicológico ya que, mediante el movimiento del cuerpo, se adquieren experiencias, aprendizajes, conocimientos y se fortalece el aparato psíquico del niño. La motricidad también forma parte de la conformación de la personalidad de los seres humanos y permite la relación con el medio social y el mundo exterior. Por eso también se puede hablar de “psicomotricidad”.
Podemos dividir la motricidad en: motricidad fina y motricidad gruesa, pero veámoslo con más detenimiento a continuación.
Qué es la motricidad gruesa
Cuando hablamos de motricidad gruesa, nos referimos a todos los movimientos más generales que realiza el cuerpo. Esto es: la coordinación, el equilibrio, y la sincronización. Al hacer este tipo de movimientos los niños involucran muchos grupos de músculos grandes, huesos y nervios. Además, está relacionada con el crecimiento cronológico del niño: el crecimiento del cuerpo, los brazos, piernas, manos y pies. El niño va adquiriendo conciencia de las diferentes partes del cuerpo y se va apropiando de sus movimientos.
Los movimientos básicos de la motricidad gruesa son: gatear, sentarse, mantenerse en pie, levantarse, caminar, sostenerse, inclinarse, empujar, girarse, correr y saltar…, entre otros.
Qué es la motricidad fina
La motricidad fina también hace referencia a la capacidad del cuerpo del niño para realizar movimientos, pero en este caso movimientos más específicos y precisos en los músculos de la cara, las manos y los pies.
En este caso la motricidad fina será aquella que permite movilizar pequeños músculos y ejecutar acciones más especializadas. El niño será capaz de intervenir con su medio, ubicando objetos, utilizando diferentes instrumentos y experimentando mediante los sentidos. En este proceso participan muchas áreas de la actividad neuronal, muscular y esquelética.
La motricidad fina será la encargada de dar a los niños la habilidad para: escribir, recortar, pegar, dibujar, manipular los cubiertos o jugar de manera más precisa y delicada.
La importancia del factor emocional en el desarrollo psicomotriz
La influencia del factor emocional en el desarrollo de la psicomotricidad infantil es altamente relevante. Los niños no son solo un cuerpo que cumple funciones motoras, sino que el factor psicológico está siempre presente. Desde el nacimiento, e incluso ya desde el vientre materno, el niño comienza a procesar emociones y sentimientos.
El ser humano, siendo un ser social por naturaleza, necesita del apoyo y la contención de otros para su desarrollo integral. Por eso, al acompañar a nuestros niños en los movimientos corporales, debemos aportar también cariño, amor, paciencia y respeto.
¡Así será un proceso completo!
17 marzo, 2022
Excelente material para trabajos sobre infantes. Felicitaciones