Seguro que cada uno de nosotros, al menos una vez en la vida, nos hemos despertado por la noche asustados y gritando debido a una pesadilla.
Muchos padres temen el “espectáculo” que sufren sus hijos por las noches y se van inmediatamente a un psicólogo o a un neurólogo para intentar poner solución a los berrinches nocturnos. Pero la realidad es que los terrores nocturnos en los niños son un fenómeno absolutamente normal y muchos niños los experimentan. Las pesadillas recurrentes suelen ser más comunes en niños de tres a cinco años, generándose normalmente alrededor de dos horas después de que el niño se haya dormido.
En el límite entre la fase de sueño profundo y el sueño ligero, el niño comienza soñar. Si el niño está cansado porque ha tenido un día duro, lo que ocurre durante el sueño es una pequeña dicotomía en su cerebro, es decir, una parte del cerebro sugiere que es necesario pasar a la siguiente fase del sueño, mientras que la otra parte del cerebro está tratando de permanecer en la fase profunda o REM. Como resultado, parte del cerebro se sumerge en un profundo sueño, y la otra parte en un estado de excitación, y como resultado de eso aparecen las llamadas “pesadillas”.
Qué hacer si un niño tiene pesadillas
Con la edad las pesadillas son menos comunes, pero si nota que su hijo las sigue teniendo con mucha frecuencia, debemos ayudarle a que tenga un sueño más cómodo. Por lo tanto, ¿qué debemos hacer si nuestro hijo se despierta por las noches?
- Lo más importante es mantener la calma, incluso si el niño durante la pesadilla se ve muy asustado o con miedo. Tenga en cuenta que esto no es un ataque de locura ni nada parecido, por lo que no es nada malo.
- Cuando el niño comience con una pesadilla no lo despierte de repente, solo asegúrese de que el niño no se autolesione de manera accidental.
- Si finalmente hacemos despertar al niño, no debemos en ningún caso recordarle la pesadilla. El niño podría sentirse muy avergonzado o extraño y perder el control de sí mismo.
- Si su hijo tiene varias pesadillas durante la noche, es mejor despertarlo durante media hora para tranquilizarlo y después volver a acostarlo.
- Por la noche, trate de que el niño no cene demasiado tarde ni en grandes cantidades.
- Evite que su hijo vea la televisión al menos una hora antes de acostarse, reemplazándolo por la lectura de un libro o un baño calentito.