Los estímulos que un adulto puede dar a los niños son fundamentales para su desarrollo. Un niño siempre realizará mejor sus tareas si sus padres le apoyan y le motivan a hacerlas. Y es que los más pequeños siempre quieren aprender cosas nuevas, y por eso es importante que en el hogar los padres los incentiven a conocer y a buscar sus aptitudes, esas que muchas veces están ocultas. Para conseguirlo solo basta con una palabra de aliento, ya que con ella los niños podrán continuar aprendiendo y esforzándose en sus labores diarias con una mayor facilidad y ánimo.
Cosas que puedes hacer para lograr la motivación de tus hijos
- Di a tus hijos frases como, “¡qué bonito os quedó ese dibujo!”. Así ellos tendrán ganas de volver a dibujar sin cuestionarse si lo están haciendo bien o mal.
- Incentiva a tus hijos para que quieran pasar ratos haciendo actividades como la de jugar a la pelota. Si los padres les dan apoyo en este sentido, ellos se relacionarán con el deporte como si de un juego se tratara. ¡Prueba a jugar tú también!
- Motiva a tus hijos para que aprendan a disfrutar de la naturaleza. Esto lo puedes hacer de una forma tan simple como la de mostrarles lo bello que es compartir tiempo con los animales, las flores o los árboles en una mañana de domingo, por ejemplo.
Cómo puede ayudar en la educación el sistema de recompensas
Las recompensas ayudan al niño a cultivar buenos hábitos, además de un comportamiento adecuado. Pero eso sí, éstas no deben consistir en simples regalos y sí en elogios frecuentes y razonados o “palmaditas” en la espalda. Estos actos de refuerzo deben hacerse con frecuencia, pues si son esporádicos no ayudarán al aprendizaje del niño/a.
Es importante que el niño se esfuerce en conseguir sus metas, pero como padre o madre nunca le debes exigir más de lo que realmente pueda dar. Todo padre debe evitar perjudicar a su hijo pidiéndole cosas y tareas que no sea capaz de hacer. A la hora de enseñar, no existe nada mejor que una recompensa sabia y buena y eso depende de ti, no lo olvides.
Elogia a tu hijo cuando ordene sus juguetes, por ejemplo, ya que esta es una buena recompensa educativa. Exígele cosas y tareas que sea capaz de hacer pues, de lo contrario, tu hijo podría adquirir inseguridades y sentimientos de insatisfacción e inferioridad.
También podemos establecer un sistema de recompensas en las horas de las comidas. Cuando consiga comer solo o sola, no te olvides de felicitar el esfuerzo. Las recompensas y las felicitaciones ayudan a los niños a crecer seguros y felices.