La docencia cubre una de las responsabilidades más grandes en la formación de la sociedad después de la familia, que no es otra que la de formar a los más pequeños y jóvenes en su camino hacia el desarrollo y el futuro. Quien decide escoger la docencia como profesión tiene en sus manos algo tan importante como es el formar a futuros profesionales y adultos, capaces de convivir en un mundo en paz y de poder acometer cada una de las responsabilidades que conlleva el hacerse mayor y tener que avanzar por el camino de la vida, con la mejor de las formaciones posible.
Por eso es muy importante que las familias apoyen y comprendan la labor de los docentes, porque se trata de la educación y de la formación de sus hijos y de sus futuros éxitos o fracasos. Dicho de otra manera, ese apoyo y esa combinación entre familias e instituciones, es la única capaz de hacer posible la formación integral del alumno y con eficacia.
Educación: una responsabilidad de todos
Los docentes se forman con la importantísima convicción de formar en el mañana a otros, algo que es fundamental para el funcionamiento y el bienestar de cualquier sociedad. Por eso, deben estar motivados lo máximo posible con espacios adecuados para impartir clases, remuneraciones acordes a su esfuerzo y beneficios adicionales que incentiven su trabajo si es preciso. Y es que una profesión que se encarga de formar a todas las demás tiene que ser valorada, respetada y atendida en consecuencia.
En gran parte del mundo los docentes, especialmente los más vocacionales, se presentan en las aulas de clase con entusiasmo, felices y con ganas de trabajar para educar a otros, a pesar de las bajas remuneraciones, de la sobrecarga laboral, del sentimiento de no ser valorados por su esfuerzo…en definitiva de todas las trabas que pone la sociedad al ejercicio eficaz y de calidad de esta labor.
Quizá no deberíamos olvidar que los profesores no son superhéroes, y que más allá de su motivación, de su empeño y de su ilusión, se necesitan unas condiciones óptimas para ejercer y para poder educar en unas condiciones labores justas. Y es que la realidad de la calidad de la enseñanza, las infraestructuras, el personal y demás, afecta de manera directa a la formación del alumnado y a sus posibilidades de avanzar y de aprender al máximo, sin que ello tenga que ser también responsabilidad directa de los docentes.
La responsabilidad del docente frente al alumno
Pero el docente, por muy difícil que sean las cosas, tiene una serie de obligaciones también y no podemos olvidarlas. Cuando hablamos de la responsabilidad del docente frente al alumno, no solo nos referimos a su disciplina, constancia, compromiso ético y a una conducta ejemplarizante, que son valores intrínsecos de la enseñanza educativa, sino también a otros aspectos como los siguientes:
- El compromiso social del educador.
- La creación de valores.
- La formación de la personalidad y la capacidad para enseñar a tomar decisiones correctas.
- El hecho de fomentar la creatividad y la imaginación.
- Poder impulsar el pensamiento crítico y reflexivo.
- Adaptar el conocimiento utilizando las herramientas que brindan las nuevas tecnologías de la información.
- Promover las relaciones empáticas e impulsar el trabajo en equipo.
A pesar de la evolución de la enseñanza y de sus mecanismos y métodos, con avances entre los que se incorpora por supuesto la tecnología, hoy más que nunca los educadores son indispensables en el proceso de la enseñanza y así seguirá siendo por siempre, por lo que no se les debe pedir de más, sino hacerles más sencilla la tarea valorando su trabajo y su esfuerzo diario y poniendo medios al alcance para poder llevar toda esa importante tarea a cabo.
Cómo ayudar en el reto educativo
La actitud y el desenvolvimiento del docente son primordiales para el futuro de los alumnos, y para conseguirlo se hace necesaria la actualización constante y la aplicación de nuevas técnicas con las que enseñar a aprender de manera efectiva. Esto requiere también de formación, talleres y mesas de trabajo para la capacitación del docente, así como talleres o jornadas informativas para familias y para todas aquellas dudas que puedan surgir. Por eso el sistema educativo y las autoridades escolares deben brindar las herramientas adecuadas para ayudar a los profesores a enfrentar de manera profesional los retos que se les presenten, incluso, si es preciso, otorgarles esa mención de autoridad del estado de la que gozan otro tipo de profesionales cuyo trabajo está destinado a servir y cuidar del ciudadano.
El docente por convicción siempre buscará la alternativa de instruirse y de actualizarse como debe, incluso por su cuenta, pero la realidad es que un docente, como reza el dicho, “si hace lo que debe no está obligado a hacer más”, como así ocurre con cualquier otra profesión. Por eso debemos agradecerles cada iniciativa y valorar su esfuerzo y su intención de seguir aprendiendo. De esta forma podremos dar más valor aún a lo que ya dijera Voltaire: “Siempre hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás”…, y sí, los profesores son esos seres humildes y únicos capaces no solo de enseñar, sino también de aprender durante años de todos y cada uno de sus alumnos.
¿Puede haber algo más bonito?
26 enero, 2020
me parece excelente su trabajo ser docente es lo máximo el amor de los niños yo soy docente y amo mi profesión ahorita estoy haciendo la licenciatura en gestión educativa de educación básica privada a través de mi experiencia es decir sistematización de experiencia
21 febrero, 2020
felicitaciones por este articulo me devuelve a los años maravillosos de mi infancia y la responsabilidad y el respeto hacia mis maestros. se amaba ir a la escuela como fuente de esparcimiento y saber. GERMAN SABOGAL