El vínculo emocional que se crea en la relación entre abuelos y nietos es uno de los más sólidos y duraderos que puedan existir. Es una suerte que ambos disfrutan: los abuelos cuando ya extrañaban las travesuras y la inocencia de sus hijos, y los nietos porque encuentran calor, comprensión, complicidad y mucha calma en unos seres que los adoran por encima de todo. Igual que adoraron a sus hijos, solo que ahora tienen una paciencia infinita, todo el tiempo del mundo y libertad para no preocuparse, además de mimar, como abuelos que son.
Estas son algunas de las ventajas de esta interacción:
Salto generacional beneficioso
Aprender cosas que ya no son tan actuales, escuchar historias de años atrás, sentir el paso del tiempo y entender que el mundo no ha sido siempre así… es necesario para que la humanidad sea más considerada. Esto comienza desde la más tierna infancia, cuando pasas las tardes o los fines de semana con tus abuelos. Y ellos reciben su dosis de vitalidad y se quitan unos años de encima.
Lo entienden casi todo
Dicen que cuando eres padre aprendes a ser hijo, y que cuando eres abuelo aprendes a ser padre. Sea o no verdad, lo cierto es que un abuelo es paciente y cariñoso sobre todas las cosas. Han vivido y experimentado en carne propia que no hay verdades absolutas y que a veces es mejor reírse que regañar. Son los confidentes perfectos y expertos en consentir.
Capaces de lo imposible
Ponerse a jugar al fútbol cuando no ya no te acuerdas casi de lo que es correr, cocinar el plato favorito del nieto a última hora de la noche, dejarse disfrazar de cualquier cosa o transformar la casa en una fortaleza ideal para esconderse. Los abuelos no conocen límites si de hacer feliz a su nieto se trata. Compañeros incansables, se divertirán como nadie con las ocurrencias de los niños y no les importará repetir y repetir mil veces la misma respuesta a la misma pregunta.
Paran el tiempo
En casa de los abuelos todo es más tranquilo y sin presiones. Esto para el niño es un oasis en medio de la rutina y la aceleración cotidianas. Pasar un rato con los abuelos es un bálsamo que ayuda a mantener el buen humor del pequeño.
Median entre padres e hijos
Son el mediador perfecto cuando hay conflictos. Escuchan a ambas partes y, desde el amor, intervienen para acercar las posturas y hacer que reflexionen. Los padres agradecen un árbitro justo y cariñoso cuando la tensión acecha y los hijos se pueden aliviar contando sus penas y obteniendo consejo o asesoramiento. Es seguro que conseguirán resolver el problema y acercarlos de nuevo.
Los padres debemos dejar que los abuelos traten a sus nietos con libertad, siempre y cuando no se vean a diario o vivan juntos, ya que entonces sí sería conveniente que se acatasen algunas normas diarias, con alguna pequeña excepción, para que los niños no se confundan ni se alejen demasiado de sus rutinas diarias.
3 octubre, 2017
buenos conceptos