No es un secreto para nadie que el amor es pura fuente de vida, pero a veces ese mismo amor es también fuente vital de energía, puesto que nos empuja a tener fuerzas por los demás aunque tal vez por nosotros mismos no las tengamos…así como a seguir adelante con el fin principal y último de ver a los nuestros felices.
Cuando esas personas a las que tanto amamos son encima diminutas, llenas de esperanza, de ingenuidad y de ilusión, las energías parecen multiplicarse, y esto lo saben muy bien los abuelos y en especial aquellos que tienen la suerte de convivir día a día con sus nietos.
Sabemos que en la actualidad muchos abuelos ejercen casi de padres al tener que cuidar a sus nietos, recogerlos del colegio, dar de merendar…sin embargo, este tipo de actividad, aunque muchas veces tristemente es necesaria, sí que puede alejar a los abuelos y a los nietos de esa sensación de paz y tranquilidad tan necesaria para todos en el día a día. Y es que, cuando a una relación mágica le introducimos el componente de la rutina, siempre se corre el riesgo de que parezca menos mágica, aunque lo cierto es que es tan inconmensurable el cariño de los abuelos por los nietos, que ni siquiera en este tipo de circunstancias son capaces de perder la sonrisa y esos ojos de ternura y emoción al ver cómo sus nietos crecen y disfrutan con ellos.
La importancia de la conciliación familiar
El tema de la conciliación familiar se plantea siempre en relación a las necesidades de los padres, pero muy pocas en torno a esa necesidad de descanso que merecen unos abuelos tras muchos años de entrega y de trabajo. Es cierto que cuando no se puede hacer otra cosa no se puede, pero también es cierto que deberíamos hacer siempre todo lo posible para que esos abuelos no tengan que alejarse de su verdadero y único papel con los nietos, que es el de amarlos, quererlos y consentirlos también de vez en cuando.
La relación de un abuelo con sus nietos es pura fuente de vida, esa fuente de juventud que alegra y hace rejuvenecer y resplandecer el alma y permite que se saquen fuerzas de donde ni siquiera se sabía ya que había. Una relación de amor perfecta que deberíamos cuidar y mimar y nunca juzgar como padres.