Las vacunas son sustancias que previenen la propagación de muchas enfermedades, lo que salva al año millones de vidas. La palabra vacuna proviene del latín “vacca”, que significa “vaca”. Pero, ¿qué relación puede tener una vacuna con las vacas? Pues aunque no lo parezca mucha, ya que la primera vacuna que se desarrolló en el mundo, que fue contra la enfermedad de la viruela, había dado el salto a los humanos a través de este conocido animal.
Pero, ¿contra qué nos previenen exactamente las vacunas? Muchas enfermedades son causadas por pequeños gérmenes llamados bacterias o virus. Cuando las personas se vacunan contra una enfermedad, se les da a propósito generalmente esa bacteria o virus (aunque hay otros mecanismos más complejos) que causa la enfermedad pero en una especie de estado “muerto” o “debilitado”, lo que causa pocos o casi ningún síntoma en quien la recibe. A cambio, la persona vacunada va viendo reforzado su sistema inmunitario, produciendo unas proteínas que reciben el nombre de anticuerpos y que son las encargadas de combatir las enfermedades. Esto hace que si la misma bacteria o virus llega a nuestro cuerpo con el tiempo, el sistema inmunitario de la persona vacunada sepa muy bien cómo combatirlo, protegiéndonos e inmunizándonos.
Podemos recibir una vacuna por diferentes vías: a través de una inyección, por vía oral o con un aerosol nasal y, aunque puede ser algo molesto, vacunarse es muy importante, ya que gracias a la vacunación hoy muchas de las enfermedades que asolaban a la población (y especialmente a los niños) apenas tienen incidencia o han dejado de existir, como es el caso de la viruela o la poliomelitis, una enfermedad que fue muy temida en su tiempo.
Vacunas: de sus orígenes hasta nuestros días
Un médico inglés llamado Edward Jenner fue el creador de la primera vacuna en el año 1796, en concreto de la vacuna contra la viruela que como veíamos había dado el salto de una vaca a un niño en el pasado. Pero no solo conocemos a Jenner en referencia a las vacunas, ya que otro personaje muy importante fue el científico francés Louis Pasteur, que en la década de 1880 desarrolló una vacuna contra la rabia.
Los avances de estos científicos son muy importantes, y tras ellos son muchísimas las vacunas que se han desarrollado. Sin embargo, con los años las vacunas han generado cierta controversia sobre la seguridad, aunque no se hayan encontrado pruebas convincentes de daños y las posibilidades de que algo así ocurra sean mínimas. Los efectos secundarios más frecuentes de una vacuna no son más que determinadas molestias, picazones o enrojecimientos en la misma zona del pinchazo. Y es que, debemos tener en cuenta que cuando una vacuna llega y se administra a las personas ya ha sido sometida a un proceso de estudio, revisión y ensayo muy riguroso por parte de los países y de sus profesionales, científicos y médicos.
No se puede negar que podría haber algún caso en el que la reacción a una vacuna fuese mayor, pero como decimos estos casos son minoritarios, y no se equiparan a los beneficios que el llevar un adecuado calendario de vacunación tiene sobre todo el conjunto de la sociedad. Las vacunas son unas de las medicinas más seguras y efectivas que tenemos, y han hecho que muchas enfermedades peligrosas, sobre todo infantiles, ya no hagan daño.