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Qué son los estilos educativos y cuál es el mejor y más equilibrado

Criar a los hijos no es fácil, puesto que nunca vienen con un manual de instrucciones debajo del brazo que permita saber qué hacer y qué no en cada momento. Además, no todos los padres son iguales o desean las mismas cosas para sus hijos, lo que también influirá a la larga en su educación. Así, existen padres y madres muy sensibles, dulces, estrictos o distantes…y un largo etcétera, y todas esas formas de ser tendrán diferentes efectos en el desarrollo de los niños con el tiempo.

 

 

Sin embargo, no siempre como adultos estamos conformes con nuestra forma de ser, condicionada también en buena medida por nuestra propia crianza previa, y puede ser una muy buena idea plantearnos qué tipo de padre o madre soñamos ser y empezar a trabajar en ese sentido llegado el momento. Y es que no existe un estilo de crianza único, solo diferentes patrones basados en creencias, aprendizajes o diferentes tipos de valores, aunque son cuatro los más destacados y los que todos deberíamos conocer.

 

Qué estilos educativos de crianza son los más habituales

El estilo de crianza que se debe usar con los hijos debe ser aquel que se corresponda más con nuestra forma de entender el mundo y con nuestra manera de pensar, aunque debemos tener presente que no son estilos estancos y que uno no debe adherirse de manera estricta a uno solo de ellos porque sí, pues todos tienen ventajas y desventajas y en el equilibrio estará siempre la clave.

En cualquier caso, siempre es interesante conocer qué tipo de estilos educativos hay en el mundo de la crianza, y son los siguientes:

 

 

 

 

 

 

Entonces, ¿cuál es el estilo más justo y recomendado para la crianza?

Eso sí, dentro que no existe una obligatoriedad con respecto a ningún estilo de crianza concreto, sí que es cierto que uno de ellos es el que se considera más idóneo de manera general para una educación y una crianza sana y positiva, así como para un mayor nivel de desarrollo de la autoestima y de la seguridad, y ese es el estilo educativo de tipo democrático.

En este sentido, debemos tener en cuenta que este estilo democrático se caracteriza por ser el más equilibrado y flexible de todos, pues permite establecer límites y expectativas claras sin restar ni un ápice de libertad o de autonomía a los niños, lo cual es importantísimo para su crianza y para su crecimiento. Además, este estilo educativo es el que más fomenta la comunicación entre padres e hijos, ofreciendo un fabuloso ambiente de apoyo mutuo y de confianza constante entre unos y otros.

 

 

Unas ventajas que permiten que los niños puedan desarrollar mejor sus habilidades sociales y sus niveles emocionales, siendo esto mucho más complejo bajo estilos educativos como el autoritario. Poder crecer sabiendo lo que es la empatía y practicándola, o aprendiendo a resolver los conflictos que se puedan presentar enfrentándose a ellos con buen juicio es muy importante, así como fundamental para tener éxito en la vida.

Esto quiere decir que el estilo de educación y crianza democrático, como bien indica su propia terminología, es el que más se enfoca en la potenciación y el desarrollo de las habilidades y las fortalezas de los más pequeños, así como en el desarrollo y el fortalecimiento de su autoestima, siendo conscientes de cuáles son los límites claros a aplicar para que los niños siempre se mantengan seguros y protegidos.