Todos los padres nos hacemos esta pregunta en algún momento. Y no hace falta que los niños sean muy mayores, a veces nos pasa que los amiguitos de nuestros hijos pequeños no nos parecen la compañía ideal y no sabemos qué hacer.
Cuando aún no son muy grandes es tan fácil como limitar el contacto, al fin y al cabo nosotros decidimos cuando salen y cuando entran. La cosa se complica cuando pasan los años y el niño empieza a decidir quiénes son sus amigos.
Me parece interesante y constructivo preguntarnos por qué no nos gusta realmente ese niño como amigo de nuestro hijo. Puede ser porque es un maleducado, o no tiene respeto o cuidado con los demás o con su entorno. Porque en su casa no le hacen mucho caso y obviamente no tiene horario ni unas mínimas normas. O incluso porque nuestro hijo se deja llevar por sus deseos sin discusión, como si estuviera dominado por la personalidad del otro. En fin, hay casos de todo tipo. Pero en común tienen que nos parece que todos “amenazan” con descontrolar la tranquilidad diaria de nuestros pequeños.
¿Qué podemos hacer sin llegar a prohibir?
Al fin y al cabo somos unos padres avanzados, dialogantes y no queremos caer en la trampa de limitar sin más, el tajante “no lo ves porque lo digo yo”. Es más, este comportamiento no solo es radical sino que tiene efecto rebote. El menor cada vez deseará estar más con el niño que no le dejamos ver. Y de una forma u otra, es muy posible que lo consiga.
Así que pensemos… ante una dificultad lo mejor es intentar aprender de ella. Hablemos con nuestros hijos de ese amigo y de su actitud. Preguntémosle qué opinión tiene de lo que hace. Aprovechemos para recordarle que él tiene su propia personalidad y que no tiene por qué coincidir con la de sus amigos. Ni mucho menos adaptarla. Es inteligente, y las personas inteligentes eligen con quien están y lo que les “sirve” de esas personas. Lo que no les gusta lo apartan.
Esta puede ser una conversación muy interesante. Habla con él siempre desde el respeto. Piensa que estás enseñando a tu hijo a elegir en la vida. A observar y a sacar sus propias conclusiones. No decidas por él. Lo útil aquí es que empiece a tener espíritu crítico.
En cuestión de amistades va a conocer gente de todo tipo a lo largo de su vida (como nos pasa a todos) y lo malo no es que los conozca o los trate, lo perjudicial es que se aferre a ellos anulando su pensamiento. Así que tu papel aquí es el de hacerle pensar y valorar a las personas según sus acciones. Y si éstas no le gustan o le incomodan, alejarse de ellas. Pero, sobre todo, dejarle muy claro que tú estarás siempre ahí, pase lo que pase, para escucharlo y ayudarlo si lo necesita.
En la vida se va a equivocar, como todos, y es muy importante que sepa que cuenta contigo para lo que sea, sin reproches ni rencores. El amor incondicional y la ayuda que le puedas brindar cuando le haga falta, lo convertirá en un niño seguro de sí mismo y querido, lo cual es la mejor “herramienta” no solo para darse cuenta de quienes no son buenas compañías, sino para escoger lo que más le convenga en la vida.