Maneras de evitar las palabrotas en los niños

Por desgracia, hoy en día es común el escuchar malas palabras en cualquier lugar. Nuestro ritmo de vida hace imposible aislar completamente al niño de expresiones inadecuadas para él y, no nos engañemos, muchas veces las escuchan en su propia casa. Desde bebés los niños aprenden a explorar, a escuchar y a recordar todo lo que sucede a su alrededor y son como esponjas que absorben e imitan todo lo que ven y oyen.

 

Escucha y te sorprenderás

A menudo cualquier palabrota es solo una palabra nueva que el niño no sabía antes y que por eso le gusta repetir. Al escuchar como padres, por primera vez, palabras inadecuadas por parte de nuestros hijos, debemos tener en cuenta que los niños no piensan verdaderamente en el sentido de la palabra, sino en el sonido o el tono con el que se pronuncia.

Por eso, en una situación de este tipo, no se recomienda regañar al niño. Debemos actuar primero con calma, explicando al niño que la palabra que ha dicho no es adecuada e intentando sustituirla por otra distinta. Segundo, haciendo como que no ha pasado nada, pero para esto no hay que olvidar que reírse o sorprenderse, solo hará que le otorguemos más importancia aún al asunto y le parezca repetir la palabrota algo divertido. En cualquier caso, es fundamental no provocar por esto sentimientos de vergüenza en el niño.

 

Emociones que no puede expresar

Las palabrotas parece que tienen algún atractivo especial y por eso los niños creen que decir ese tipo de palabras es divertido, pero a veces también se puede recurrir a ellas en momentos en los que el niño no es capaz de expresar su frustración o su ira, o incluso a veces emociones positivas. Ejemplo: cuando no esté de acuerdo con un castigo o no le hayamos comprado lo que quería.

El niño, que ya es consciente de que las palabrotas son algo negativo, recurre a ellas para castigar de alguna forma a sus padres por no haberse salido con la suya.

Una solución fácil es tratar de ampliar su vocabulario y reemplazar una mala palabra por otra buena, y repetirla varias veces en diferentes situaciones. Hay que explicarle que la gente mayor usa malas palabras solo en casos extremos, y que él tiene palabras de sobra para expresarse y descargar su frustración de otra forma.

Procura, por otro lado, ayudarle siempre a expresar lo que siente para que no tenga que llegar a ese extremo de frustración tan elevada.

El efecto Boomerang

Muchos niños repiten las palabrotas que oyen de sus padres o demás personas conocidas, y por eso debemos prestar atención a cómo habla la gente que le rodea y cómo tratan al niño. En cualquier caso no hay que preocuparse ni obsesionarse demasiado, ya que siempre prevalecerá ante el niño lo que se diga en casa frente a otras opiniones externas.

Es importante vigilar un poco cómo es el ambiente que rodea al niño con respecto a las personas, pero también en torno a las cosas que ve en la televisión o a las películas que le gustan. Tú como padre o madre eres el encargado de velar porque los contenidos a los que acceda sean totalmente recomendables para él y de que éstos no puedan tener un efecto negativo sobre su persona.  Pero como padres no podemos convertirnos en vigilantes de seguridad de nuestros hijos, y la única solución a esto es otorgar confianza en nuestros hijos, y permanecer seguros de nuestro propio ejemplo. Al fin y al cabo, los niños sueñan con parecerse a sus padres o a sus hermanos, que son sus héroes de cada día, y eso se reflejará tarde o temprano en su comportamiento si en casa existen unos lazos fuertes y  positivos entre todos.

En ocasiones nuestros hijos, con sus palabras o comportamientos, solo buscan relacionarse con otros y socializar, aunque aún no hayan dado con la verdadera clave del éxito en este campo, que no es otra cosa que el ser uno mismo y ser natural. Procura hacerle entender que las personas que realmente merecen la pena, saben respetar a los demás y aceptarlas tal como son.

 

Pequeños trucos

La cosa cambia cuando el niño es plenamente consciente de lo que está haciendo y diciendo. Si crees que el niño lo hace para acabar con tu paciencia, mantén la calma pase lo que pase. En el uso de las malas palabras, el niño está tratando en estos casos de afirmarse, negándose, por ejemplo, a ir a dormir por la noche o a  bañarse. Si tu hijo te llama “idiota” o “tonto”, en situaciones de este tipo responde con un “Eso no es cierto, soy listo/a”. Aunque pueda parecer ridículo puede ser un truco muy efectivo, que además le servirá a su vez para defenderse en caso de que otras personas o niños le interfieran malas palabras también. No olvides, en cualquier caso, que los niños pequeños cuando observan que no se les presta atención a algo que hacen o dicen, pierden el interés en ello.

Si el niño está utilizando palabrotas no solo en casa, sino también en lugares públicos, llévale a un lado y dile algo como: “eso no lo podemos decir”. Si el problema persiste, dile directamente: “nos vamos a casa”, y entenderá que es realmente grave el tener ese comportamiento inapropiado.

Autor: Jesús Falcón

Cofundador del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, programador y desarrollador por excelencia, dedicado al mundo educativo y a su evolución.

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