Después de la alimentación, el refugio y la compañía, las historias son lo que más necesitamos en el mundo, y cualquier persona que respire debería saber la certeza de esta frase. Desde contar historias alrededor del fuego, a la invención de la imprenta, o incluso a ver Netflix, nuestra cultura siempre ha girado en torno a las historias, y es por eso que es tan importante saber transmitirles la importancia de las mismas a los más pequeños, preferiblemente a través de la lectura.
Las historias están en todas partes
A través de las historias definimos nuestro mundo y descubrimos nuestro lugar en él. Es decir, que las historias nos ayudan a entender el mundo en el que vivimos, nos enseñan de dónde venimos y nos ayudan a ver el futuro de la mejor manera posible. Las historias son nuestra educación y nuestro escape, nos ayudan a conciliar el sueño y a tener inspiración y motivación para la acción que se necesita diariamente.
Y lo cierto es que los niños, desde muy pequeños, saben también apreciar el valor de las historias y están siempre dispuestos a escuchar a los mayores, por lo que podríamos decir que los niños también saben amar las buenas historias y las disfrutan a través de las películas, de la televisión, de los juegos en familia…métodos que les permiten disfrutar de un buen cuento o relato sin haber aprendido aún a leer. Esto quiere decir que los niños, aún en la etapa de pre-lectores, están en el camino de convertirse en buenos y ávidos lectores, pero son los adultos que les rodean los que tienen la llave para hacer que esto pase, pues si un niño pre-lector se acerca sin más a un libro se cansará y se alejará de él al no entender nada.
Debemos tener en cuenta, en cualquier caso, que las películas, la televisión o los videojuegos no son nuestros enemigos como educadores, sino simplemente métodos alternativos de narración que no tienen por qué desplazar a los libros si sabemos cómo introducir su uso adecuadamente en casa o en el aula. En este sentido, lo que tenemos que hacer es animar a cada niño a apreciar la narración de cuentos a través de la palabra escrita al menos tanto como ellos aprecian la narración de cuentos a través de medios visuales. El proceso puede ser duro y lento, pero no olvidemos que es muy difícil poder alcanzar un nivel alto de lectura o de interés por los libros si no se puede leer, motivo por el cual es importante que comprendamos a los más pequeños y no les obliguemos a nada.
¿Cómo inspiramos a nuestros niños a amar la lectura?
- Conoce los gustos y aficiones de los más pequeños
Habla con ellos acerca de sus películas, programas de televisión o videojuegos favoritos y encuentra libros que amplíen esos universos y personajes que ya tienen a montones de niños cautivados, como Harry Potter. También puedes mostrarles cómo los elementos visuales dinámicos y la narración escrita trabajan juntos en cómics y novelas gráficas, o hacer que los niños hagan sus propios cómics o escriban sus propios fan-fiction y compartan su trabajo con sus compañeros de clase o amigos.
- Rodea a los niños con buenos libros
Cuando les damos a los niños acceso a una biblioteca abundante y bien organizada, brindamos cientos de oportunidades todos los días para que sus ojos caigan en un título intrigante, o para que vean a otro compañero elegir un libro y absorberlo. Cuando rodeamos a los niños con libros, les mostramos que leer es algo que impregna la vida, algo que hacer en cualquier momento del día. Cuando les damos a los niños una biblioteca y les permitimos elegir su propio material de lectura, brindamos oportunidades para el aprendizaje que son más profundas, más generalizadas, más personales y, lo más importante, impulsadas por ellos mismos.
- Lee libros en voz alta
Lo mejor que puedes hacer para fomentar el amor de un niño por la lectura es leer con él o ella. Leer en voz alta es una forma infalible y de baja presión para atraer la imaginación a través de la palabra escrita. Una vez que tengas a los peques bien y verdaderamente enganchados, deja copias del libro en el aula o por algún rincón de casa y dales tiempo de lectura gratis. ¿Cuántos niños crees que se decidirán a coger el libro y terminarlo por su cuenta?
- Muestra a los peques cuánto te gusta leer
En la infancia muchas vece son los padres, ávidos lectores, quienes son la primera piedra para conseguir que un niño quiera leer, pero los maestros no son menos influyentes en la vida de los niños que los padres, y por eso es fundamental dotarse de las dinámicas adecuadas. Muchos maestros apasionados por algún tipo de tema o lectura concreta, son capaces de transmitir dicho interés y dicha pasión a sus estudiantes, y es que, cuando los maestros encuentran maneras de mostrar a los alumnos la importancia de la lectura en sus propias vidas, abren la puerta para que la lectura sea importante también en la vida de sus alumnos.
- Disfrutar y transmitir historias
El amor por las historias está integrado en cada ser humano y hoy en día tenemos más medios para conocerlas y recibirlas que en cualquier otra época del mundo. La actualidad y las nuevas tecnologías nos permiten guiar a un personaje bajo nuestras propias órdenes o ver el transcurso de toda una vida en un par de horas, pero sobre todo podemos leer y sumergirnos en dichas historias y transmitírselas después a otros, como sí hicieron nuestros antepasados mucho antes que nosotros. Una forma única, irrepetible y romántica de conocer otros mundos y que no debemos dejar de enseñar a los más pequeños.
Y tú, ¿fomentas el amor por la lectura y los libros en tu casa o clase?
29 diciembre, 2021
Excelente. Felicitaciones.
Me hizo recordar cuando mis hijas estaban pequeñas y estábamos en el proceso de inculcar amor por la lectura y los libros. Para luego, iniciar con redacción y ortografía.
Sin manuales, nos pusimos a usar el sentido común, ya que en mi caso, como por naturaleza, siempre me ha encantado leer y me he preocupado y ocupado por la redacción y ortografía.
A las hijas siendo muy pequeñas (dos o tres años), las sentaba a la par mía, mientras leía algo y les “prestaba un libro” para que ellas “leyeran”. No importaba si ponían las letras “patas arriba”, lo importante era que se sentaran y se sintieran atraídas por lo que supuestamente estaban leyendo. Si por alguna razón, hacían intento de arrancar alguna hoja, entonces inmediatamente les indicaba que eso no se hacía y empezaba a “acariciar el libro”. Luego, ya cuando empezaban a leer sus primeras palabras, les comprábamos muchos libros de cuentos, con letras grandes y dibujos atractivos. Creo que el ensayo nos dio excelentes resultados.