Cada sociedad en su momento se encargó de culpar a las nuevas tecnologías de los problemas sociales. Cuando apareció el televisor, se culpó a éste de tanto aislamiento familiar. Ahora, en cambio, son internet y sus redes sociales los que parecen ser los culpables de tanta desintegración social en la época que estamos viviendo.
La realidad es que siempre existirá un medio de comunicación distinto al ideal de comunicación de tú a tú que pulule por nuestras sociedades y que incluso modifique los patrones de actuación más tradicionales. Pero la interpretación y el uso que hagan nuestros hijos de lo que vean y escuchen fuera del hogar dependerán de algo muy sencillo, los valores con los que hayan sido criados.
Es cierto que algunos valores están desapareciendo de los hogares a un paso agigantado que realmente preocupa, pero en nuestras manos está afrontar los cambios y los nuevos retos con el fin de poder llegar a un consenso con los más jóvenes y hacerles ver que internet no exime de una serie de valores y comportamientos en el desarrollo de la vida. Veamos algunos casos:
Casos de falta de comportamiento y valores
- El valor de la escucha activa. Este es probablemente el valor más ausente en los hogares, ya que la falta de tiempo, el exceso de trabajo, o determinados problemas sociales, hacen que cada vez más los padres escuchen menos las necesidades de sus hijos. Ya es raro un almuerzo o una cena en familia, un fin de semana de paseo con los hijos, una charla informal por la tarde con nuestros hijos… Cuando la escucha activa se pierde en el hogar, el resto de los valores comienza a fallar.
- El valor del respeto. Creemos que respetar es conseguir que los niños hagan todo lo que decimos. Esto no es respetar, es sumisión. Y lo que menos debes desear es un hijo sumiso sin opinión propia. Esto no es bueno ni para tu hijo ni para la sociedad. El respeto es entender que existen límites y que los derechos de uno acaban cuando comienzan los del otro. El respeto requiere de que se pongan límites en casa y que exista castigo y recompensa de manera positiva. En modo alguno se trata, por tanto, de ejercer el castigo físico o el insulto, por supuesto, ya que así así solo se consigue el miedo y no el respeto.
- El valor de la tolerancia. Es uno de los valores más ausente de la sociedad hoy en día y se aprende en casa. La tolerancia es respetar las diferencias del otro, respetar los espacios del otro, respetar la privacidad de los demás… La tolerancia es salir del egocentrismo y entender que los otros tienen pensamientos, sueños y anhelos que desean también alcanzar. Y en la medida en que les demos su propio espacio a los niños para desarrollarse, estaremos construyendo adultos tolerantes para el futuro.
En definitiva, lo importante es no olvidar que los valores no se enseñan, se transmiten, de manera que por más que nos esforcemos con palabras para lograr el objetivo de enseñar a los hijos a ser tolerantes o cualquier otro valor, nada aprenderán si realmente dichos valores no se ven reflejados en el propio hogar.