Hipatia de Alejandría: la mejor maestra de la historia

Aunque cada vez son más los nombres de mujeres de la historia que conocemos, y que contribuyeron al conocimiento y al avance de la sociedad de distintas formas, lo cierto es que algunos siguen sin ser demasiado conocidos aún hoy entre los más pequeños. Por ejemplo, tal vez Marie Curie haya gozado un poco más de ese reconocimiento social generalizado, e incluso en las escuelas se hagan algunos homenajes o se la incluya en las paredes con algún mural, pero otros nombres, como el de Hipatia de Alejandría, aún están muy lejos de ser lo conocidos que debieran.

Cosa curiosa, pues ya en siglos pasados muchos científicos y estudiosos se atrevieron a afirmar que Hipatia pudo ser una de las mujeres más inteligentes de la historia, gracias a esa estela que había dejado tras su triste muerte hace casi 1.700 años. Y es que Hipatia fue una de las últimas grandes pensadoras de la antigua ciudad de Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el año 331 después de Cristo.

Desde luego, haber nacido en aquella ciudad (todo un referente para muchos intelectuales y centro de la cultura y del aprendizaje) debió ser un buen estímulo para Hipatia, a la cual instruyó su padre Teón, que fue un astrónomo y un matemático griego muy reconocido en la antigüedad. Así, podemos imaginarnos a Hipatia fácilmente estudiando sin parar o leyendo los miles de rollos de papiro que guardaba la Biblioteca de Alejandría, custodia de los orígenes de la cultura de la humanidad y punto de peregrinación de muchos eruditos del momento, al igual que el conocido como “Templo de las Musas”, que era una especie de museo que albergaba auténticos tesoros de la literatura. Pero, ¿qué más hizo Hipatia y por qué deberíamos recordarla?

 

hipatia alejandría biblioteca

 

Hipatia, la primera científica y maestra de la historia

Aunque tal vez nunca podamos saber con certeza qué mujer fue la primera científica de la historia, dado el oscurantismo que ha habido siempre en torno a la presencia de las mujeres en el ámbito público e intelectual y a los pocos textos que se conservan de la Edad Antigua, sí que es muy probable que ese honor le corresponda a Hipatia. Y es que, a pesar de que su nacimiento no se encuentra datado, situándose en torno al 350 o 370 después de Cristo, sí que tenemos constancia de sus importantes contribuciones al mundo de las matemáticas, de la astronomía o de la filosofía, así como de que fue una de las primeras mujeres en enseñar dichas disciplinas a otros.

De este modo, muy probablemente los datos que tenemos ya serían suficientes para que todos los niños del mundo conociesen desde bien pequeños su figura, pero lo cierto es que hay muchos más datos, pues se sabe también que Hipatia llegó a formar parte de la llamada “Escuela Neoplatónica”, un espacio filosófico de la antigüedad con sede en Alejandría, último reducto del paganismo en el mundo antiguo y del platonismo, abierta a todo tipo de pensamientos y religiones. Y en ese espacio tan importante de la cultura de nuestra historia, Hipatia se convirtió en una excelente maestra, pues se dice que acudían a escucharla estudiantes de todas partes del mundo, convirtiéndose pronto en una figura muy distinguida, respetada y reconocida por todos los académicos y sabios del momento.

Tales debieron ser su fama y sus dotes como maestra, que no tardó en convertirse en directora de aquella importantísima escuela (lo que ocurriría en torno al año 400 d.C.) mientras seguía enseñando todo lo que había aprendido junto a su padre (matemáticas, filosofía y astronomía), así como su gran amor por la ciencia y por la búsqueda del conocimiento y la comprensión de la naturaleza y del mundo que nos rodea. De hecho, serían sus propios alumnos los que, tiempo después, se encargaran de dejar por escrito lo buena maestra que había sido, tolerante y abierta con todos, a pesar de ser siempre muy exigente, pues quería ver en sus alumnos todo el esfuerzo, la voluntad y el sacrifico posibles.

 

hipatia de alejandría frases

 

Uno de aquellos alumnos sería Sinesio de Cirene, un filósofo griego que terminaría convirtiéndose al cristianismo y siendo obispo, y que llevaría los principios neoplatónicos hasta la propia iglesia cristiana. Así, en una de las cartas que dejó escritas, Sinesio hablaba de cómo las lecciones de Hipatia iban mucho más allá, y de cómo incluso les mostró la manera de diseñar un astrolabio, un instrumento que se utilizaba para determinar la posición de los cuerpos celestes sobre el horizonte en astronomía y navegación y que fue usado hasta casi la Edad Contemporánea. Por ello se atribuye a Hipatia la invención del astrolabio, así como también la del aerógrafo, un instrumento ideado para determinar la densidad de los líquidos.

 

La maestra que acogía a todos en tiempos convulsos

Pero la vida de Hipatia no fue fácil, a pesar de todo, pues Alejandría comenzó a vivir tiempos convulsos en los que el cristianismo, cada vez más imperante, no terminaba de aceptar que siguiese habiendo pensamientos paganos, o que fuesen personas paganas las garantes de la cultura y del conocimiento, como era el caso de Hipatia. Tiempos de desconocimiento y de ignorancia tal vez, en los que no se supo ver que Hipatia era mucho más que todo eso, pues era toda una autoridad de la ciudad valorada y respetada por su alto nivel de inteligencia, su capacidad de lógica y de enseñanza, así como por su sencillez y su capacidad de acoger a todo el mundo, al margen de su pensamiento o de sus creencias.

Y aquella sinrazón fue la que hizo que una turba cristiana violenta acabase un día de marzo del año 415 d.C. con su vida, en uno de los episodios más tristes y dramáticos de la historia y en un momento en el que la ciencia parecía entrar en conflicto con la religión y las nuevas creencias. Teón, su padre, que se había convertido con el tiempo en el último director de la Biblioteca de Alejandría (cerrada en el año 391 por el emperador Teodosio), tuvo que enfrentarse a aquel episodio trágico y sobrevivir a su hija, convencido de que Hipatia le había superado con creces en visión y en conocimiento, pues había sido (casi con seguridad) la primera mujer científica y la mejor maestra de la historia…

Autor: Almudena Orellana

Cofundadora del Proyecto educativo Bosque de Fantasías, escritora creativa y redactora jefe. Leer más

Comparte este artículo en

Envía un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *